LP
Lunes, 23 de agosto 2021, 12:09
El mural cubista de José Ventó ubicado en el Palau de la Generalitat realizado en 1951 vuelve a lucir como recién pintado. El Institut Valencià de Conservació, Retauració i Investigació (IVCR+I) ha estado trabajando el último año en la restauración de los 30 metros cuadrados de la obra.
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En la recuperación de las tres imagenes originales han trabajado equipos de dos personas de manera continuada. De esta forma han devuelto el esplendor con el que contaban antaño estas pinturas que reflejan el Tratado del Consolat del Mar.
El mural se encontraba bajo un papel japonés y anteriormente habían estado cubiertos por un tapiz que la cubrió durante años. El trabajo de los técnicos ha consistido en retirar los restos de este papel a base de agua tibia utilizando para ello brochas blandas y esponjas. Además la decoloración causada por los vestigios del textil ha sido arreglada mediante la restauración de las perdidas crómaticas de la obra.
Para limpiar las pinturas se ha utilizado alchol etílico y acetona, los más adecuados para eliminar la suciedad, en la parte final se estucó las lagunas.
Los murales de José Vento, pintados con estética moderna de líneas cubistas, contrasta con la severidad del Palau, un edificio representativo de la arquitectura civil del gótico valenciano del periodo foral, que desde 1931 está declarado bien de interés cultural.
En el centro del muro más longitudinal, se sitúa el rey Pedro III, sentado en un trono bajo dosel con las armas de la Corona de Aragón, que concede en 1283 el privilegio a la ciudad de Valencia de poseer el Consolat del Mar. Junto a él hay varios personajes de la corte, comerciantes y navegantes, mientras un personaje le muestra el libro que contiene la jurisprudencia mercantil por la que se debe regir esta institución.
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En otro mural, se ve la mesa donde se ha ratificado el tratado, con el blasón de la Corona de Aragón en su frente, expresado mediante el abrazo entre dos comerciantes o navegantes ante un mural, o suelo, de alfardones blancos y azules, que tienen por motivo decorativo un bajel y unas aguas en clara alusión al tema propuesto.
En el tercer mural, otros comerciantes muestran orgullosos a los navegantes el libro que alberga las leyes por las que se rige el comercio mercantil de los valencianos en época foral, igualmente dispuesto ante el panel de alfardones anteriormente descrito.
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