Ciencia ficción, ¿verdad del futuro?

Un temblor muy fuerte procedente de las entrañas de La Tierra saca a Christian de su sueño. Con el corazón en un puño. observa cómo todo se mueve en su habitación.

De repente, le vuelve a invadir ese viejo pensamiento: Llega el fin del mundo ¿Y qué pasa con todo el aprendizaje adquirido, con todo lo que en las meditaciones había experimentado? Se pregunta qué estará pensando ahora Manuelita. Es difícil mantener la idea de que La Tierra va a ascender y que se va a convertir en un planeta de luz cuando se cuela el pánico. Ella lo había acercado a todas estas enseñanzas, que le ayudaron muchísimo a llevar el día a día, sobre todo en estos dos últimos años de pandemia, de crisis en todos los sentidos. Decía que era importante mantener la vibración muy alta para poder conectar con la ascensión de La Tierra. De lo contrario, se reencarnaría en otro planeta muy similar que anda pululando en el Universo.

Se levanta de la cama y va hacia la sala en busca de su móvil para llamar a Manuelita. Comprueba que hay línea. Entonces piensa que la cosa no tuvo que ser muy importante. Aunque el reloj da las siete de la mañana, marca igualmente. Hasta tres veces lo intenta, pero su amiga no contesta. Christian intenta calmarse.

Dos manzanas más arriba, en la calle El Sol, duerme Manuelita. Su cuarto está intacto. El teléfono suena sobre el escritorio con el tono bastante alto. Pero ella, como la bella durmiente, ni se inmuta.

Christian empieza a preocuparse y decide ir a su casa. Pero primero, va a la cocina a por su vaso de agua matutino. Mientras lo está llenando, observa cómo el agua se convierte en un líquido viscoso que va adquiriendo un tono anaranjado. Una mano se apoya sobre su hombro derecho. Cuando se gira, ve a Manuelita resplandeciente. Ésta le dice: ¡Toma del elixir de la vida, Hermano! ¡La Luz de Dios nunca falla!

Si quiere participar, ha de enviar su microrrelato a cuentosminimos@lasprovincias.es. La extensión exacta del relato es de 330 palabras.