La 'Araña infernal' y los silbatos protagonizan un disparo de lo más original

Todavía sigo sin poder creerlo. Después de toda una vida sin decir una palabra, hoy por fin lo hace. Y lo que escucho me deja petrificada. Ni más ni menos me pide que seamos amantes. Primero me confiesa que ya no puede aguantar más. Demasiado dolor acumulado. Cree que incluso esto le puede haber provocado una úlcera. Pero no le importa si todo llega a un buen puerto. «El dolor físico es más soportable que el del alma». Lleva tiempo guardándolo en secreto y se arriesga porque cree que este sentimiento es mutuo. Le reconozco su paciencia después de lo que él llama ocho años de infierno. Ha sabido muy ser cauto y ha esperado a que yo firmara el divorcio.

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Al principio no sé cómo reaccionar. Me tranquiliza e insiste con que no me precipite. Jura que nadie me amará tanto como él lo hace. Carraspeo ante la incomodidad de un silencio. Después de tantos años no puedo negar todo el cariño que siento por él pero es un sentimiento muy distinto al que me exige. Necesito aire fresco para asimilar esta situación y le propongo pasear por el parque. Como siempre, acepta entusiasmado.

Bajamos las escaleras y salimos del portal. Camina a mi lado, seguro de sí mismo. Pienso que nadie debería ser rechazado en un día tan soleado. No deseo hacerle daño. De pronto, percibo cómo ralentiza el paso hasta detenerse en la esquina. He de aprovechar este momento en el que se encuentra vulnerable para dejar las cosas claras. Vuelve a interrogarme con la mirada. Suplica una respuesta mientras tiembla agazapado.

Me armo de valor y mis ojos le responden sin palabras. No. Al fin soy libre y no quiero volver a tropezar en ninguna otra piedra. Niego con la cabeza y espero a que termine mientras vuelve a enmudecer para siempre. «Buen chico» le digo. Recojo su excremento con una bolsa negra de plástico e iniciamos el camino de regreso a casa.

Si quiere participar, ha de enviar su microrrelato a cuentosminimos@lasprovincias.es. La extensión exacta del relato es de 330 palabras.

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