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CUENTOS MÍNIMOS ·

cristian serrano

Viernes, 11 de diciembre 2020

He visto películas en las que se entierra vivo al protagonista, incluso una en la que este se desprende de su cuerpo mientras es operado. En otras, los bisturís separan su carne mientras sigue despierto, pese a su inmovilidad. Reconozco el impacto sobre el espectador, pero la empatía jamás suplirá a la experiencia. Hoy, en las noches que corren, soy muy consciente de ello.

Veo un país bajo tierra que jamás preocupó a los que sobre ella pisaron. Lamentos de familias que devienen en manantiales de lágrimas sin destino. Esfuerzos vanos por recuperar la dignidad ante los herederos de quienes la arrebataron. Y lo contemplo inmóvil, desde mi jaula de pájaro, que me permite piar y cantar, por lo que nunca he buscado, mientras me siega la posibilidad de soñar que escapamos.

Una sociedad trepanada e inundada por desechos, que más allá de su esperanza sueña con el provecho. Bisturís que aíslan el hipocampo de los que, pudiendo, no fueron; prótesis que auxilian el paso de los que, juntos, suman cero…

Así emerjo en mis sueños y me elevo a las alturas, contemplo todo esto y lamento «lo que surja»; en el ojo de la tormenta; al borde de la locura; a las puertas de la pandemia; muchos monstruos, poca cura…

Y ya no sé, ni siento, solo percibo «lo de menos». Los abrazos que no son, y los besos que no fueron, las envidias que persisten, y los odios sin fundamento, avivados porque existes, y bajo el caos no hay credo.

Y así me creo yo, desmembrado por completo; separado como uno; dividido por cientos; enfrentados por algoritmos, que no supieron preverlo…

Asomo al borde del abismo, y no hay líneas de vida, solo caemos.

Tras el golpe, no sé si agua o suelo… Pero despierto de mis noches, y la primera bocanada sabe a hielo. Hielo que me recuerda los reproches, entre quienes deberían sacarnos del agujero… Hielo, que enfría mis pulmones, mientras el circo continúa su juego.

Si quiere participar, ha de enviar su microrrelato a cuentosminimos@lasprovincias.es. La extensión exacta del relato es de 330 palabras.

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