Borrar
Sección de relatos cortos del periódico Las Provincias | El presunto superviviente

El presunto superviviente

CUENTOS MÍNIMOS ·

Sergio calvo

Sábado, 24 de abril 2021, 00:21

Llegamos al pueblo por la mañana apelotonados en el coche de línea desde la capital. Habíamos sobrevivido casi tres años en aquel infierno de secarrales y pólvora que tantas vidas se había cobrado. Los muchachos que salieron de casa de sus padres siendo niños, regresaban como hombres sin brillo, de esquinas desgastadas, romos. Eso si no te fusilaban y tenías la suerte de poder regresar.

El último contacto con el pueblo tuvo lugar en marzo del año pasado. Benigno había conseguido enviar una carta al alcalde desde el frente, y este le había contado que nuestras madres vivían a base de caldo de apio y cebolla. No volvieron a tener noticias nuestras. Salimos treinta y regresábamos nueve, aunque Blas ya no tenía brazo izquierdo. Entonces no sé si decir ocho y pico.

Llamé al portal de nuestra casa apartando las gallinas del patio, esperando su respuesta. Las campanas repicaban en la plaza y los cabritillos balaban de alegría. Era ese momento del día en el que los viejos salen del bar y del lavadero suben risas y palabras ininteligibles. «Ve tú, mujer» Dijo una voz masculina dentro de mi casa. No sonaba como ninguno de mis cuñados. Tampoco parecía haber sido el Padre José.

- Tú… tú…- Los ojos de mi Dolores como platos, el cántaro de agua que caía embarrando todo el zaguán. Su vientre, que tanto había besado, abultado y duro como una ciruela verde.

Un hombre, de espalda ancha y cara maltratada por la viruela, asomó desde las sombras posando su mano sobre el ombligo de mi Dolores; protegiendo de forma instintiva a aquella criatura que se cocía en sus entrañas. No alcanzaba a comprenderlo. El hedor del corral me golpeó en la cara como metralla.

- Pensaba que habías muerto – Me reprochó mi Dolores.

Y no mentía. Mi Dolores siempre estaba en lo cierto. Tardé unos segundos en darme cuenta, pero fue en ese mismo instante – y no la Batalla del Ebro – cuando yo había muerto.

Si quiere participar, ha de enviar su microrrelato a cuentosminimos@lasprovincias.es. La extensión exacta del relato es de 330 palabras.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias El presunto superviviente