
La primera vez en Nueva York
CUENTOS MÍNIMOS ·
gianfranco martana
Sábado, 17 de abril 2021, 01:37
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CUENTOS MÍNIMOS ·
gianfranco martana
Sábado, 17 de abril 2021, 01:37
La primera vez que puse un pie en Nueva York tenía veintiocho años. Recién salida de un doctorado en Psicología, estaba disgustada por los trámites que me esperaban para buscar un trabajo decente, así que me mudé a Harlem para seguir a un músico e intentar reflexionar acerca de mi futuro. De día, exploraba la ciudad; de noche, bebía en los bares donde él tocaba. Visité los lugares que ya había visto una y otra vez en fotos y películas: la estatua de la libertad, Coney Island, Manhattan, los jazz club del Village.
No sentí ninguna sorpresa, ninguna excitación: solo la sensación de añadir una pieza al rompecabezas, como cuando por primera vez quedas con una persona que has conocido a distancia y, reconociendo su voz y ciertas expresiones habituales, todo lo que consigues pensar es que te la esperabas más alta.
Después de un mes ya me sentía ahogada, aniquilada por el flujo desmesurado e indiferente de seres humanos que me rodeaban: aquí una masa de espectadores que salía de un cine, allí una ruidosa marcha de protesta, allá la carrera hacia casa de mil empleados. Una noche, al final de un bolo de mi pareja, mientras subía una mano para acariciarle su rostro cansado, un hombre pasó distraídamente entre nosotros. Mis dedos tropezaron en sus labios húmedos de alcohol y rascaron su barba áspera.
Corrí al baño para lavarme, sentía la sangre pulsarme en la cabeza, parecía que me sofocaba. Mientras me lavaba la cara con agua fría, pensé que lo único que quedaba era que alguien me cayese encima al abrir el armario en casa, o que al salir de la cama pisase a un desconocido que dormía en el suelo. Resistí otro mes. Luego le dije a mi pareja que volvería a mi pueblo, donde al menos había más piedras que almas. Una vez allí, asomada al mirador que daba a llanuras y montes y al lejano mar, eternamente iguales, recomencé con calma a soñar en irme.
Si quiere participar, ha de enviar su microrrelato a cuentosminimos@lasprovincias.es. La extensión exacta del relato es de 330 palabras.
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