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Cuentos mínimos | El último pitillo

El último pitillo

CUENTOS MÍNIMOS ·

ERNESTO RAMOS

Lunes, 11 de enero 2021

Observó su reflejo sobre el cristal de la ventana, se llevó la mano al bolsillo derecho y lentamente sacó la cajetilla de cigarrillos.

No la miró.

La apretó levemente, pero la dejó a la altura de su cintura.

Su mente divagaba aceleradamente sobre un montón de escenarios, algunos malos y otros peores.

El silencio a voces del pasillo en la sala de espera le martillaba incesantemente la cabeza.

Pensó en su familia, y en el peor de los escenarios, que los dejaría a su suerte.

Las últimas semanas apenas había podido dormir, la tos incesante le quemaba los pulmones estrangulando su respiración, que terminaba en un agudo soplido.

A pesar de todo, cada mañana lo encendía para acompañar el café humeante que sorbía en cortos intervalos para prolongar el momento.

Comenzaba a dejarlo todos los días, contaba los minutos, luego las horas, pero tarde o temprano, al final del día siempre terminaba derrotado.

Y así pasaban los días, y las semanas y los años de falsa amistad con aquel compañero traicionero.

Y todos los días se prometía lo imposible. Razones no faltaban; sus hijos, su fiel compañera.

Hacía dos semanas había tomado una decisión drástica, iría al médico y se enfrentaría a la verdad, a sus miedos.

Era católico de formación, más no practicante. Era de esos que sólo recurrían a Dios cuando las circunstancias lo asediaban. Y le hizo una promesa oportunista al Dios que solo existía cuando la oportunidad lo exigía. Si salía indemne de aquel diagnóstico, lo dejaría para siempre.

Tenía un buen amigo, médico de alta reputación que le había aconsejado presentarse a la cita con la radiografía en la mano para adelantar el diagnóstico.

La tenía en la maleta del coche hacía dos semanas, aquel paso dado lo reconfortaba, pero el valor no lo había asistido hasta hoy.

Escuchó su nombre y con sus manos temblorosas se enfrentó a sus miedos.

Y la fortuna le sonrió y aquel último pitillo nunca se encendió.

Si quiere participar, ha de enviar su microrrelato a cuentosminimos@lasprovincias.es. La extensión exacta del relato es de 330 palabras.

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