Borrar
Urgente Aemet avanza la previsión del tiempo en la Comunitat Valenciana para el viernes y el fin de semana
Cuentos mínimos | El último vals

El último vals

CUENTOS MÍNIMOS ·

maría eugenia aguilar

Miércoles, 30 de diciembre 2020

Las primeras gotas repiquetearon en las losetas de la plaza vacía, dibujaron lunares oscuros sobre el pavimento seco. Detrás de la ventana, ella miraba cómo la lluvia empapaba el suelo, cómo el pavimento gris y apagado se transformaba en un espejo que hervía a borbotones. Relajada por un espectáculo que la fascinaba desde siempre, cruzó los brazos bajo los pechos. Una leve exhalación la hizo girarse.

Él había despertado de su siesta. Le sonrió con la boca, con los ojos, con todo el cuerpo. Le invitaba a acercarse a ella. A él le costó levantarse de su sillón. Dio unos primeros pasos cansados y tras ellos, sus articulaciones empezaron a responder con un poco más de agilidad. Con el brazo izquierdo, en el que sobresalían unas venas gruesas como gusanos, rodeó la cintura de ella, rozándola apenas, aspiró su perfume y miró lo que ella miraba. Se habían acostumbrado a mirar juntos, a sentir juntos. Hacía cuarenta años de otro veinte de septiembre, cuarenta años de abrazarse, de respirarse, de quererse. Y ahora se le escapaba la vida.

Los dos lo sabían. A su cuerpo le quedaba muy poco para acabar de desmoronarse. Juntos lo habían asumido como parte de ese regalo que se llama vida, con su principio y su final, como el aguacero que ahora empezaba a amainar. Por entre las nubes se atrevían a colarse unos indecisos rayos de sol que alumbraban las chispas de agua y las convertían en finísimos hilillos plateados, dorados. Hasta que dejó de llover.

Contemplaron entonces la plaza solitaria, como un gran salón de baile de suelo encerado, pulido, brillante. Pronto volvería a llenarse de la gente que se había refugiado en sus casas, huyendo de la tormenta. Pero ahora les pertenecía a ellos, solo a ellos dos. Se miraron, se sonrieron. Ella lo tomó de la mano y tiró suavemente de él. «¿Vamos?», dijo. «Será un placer», contestó él, besándola en la mano. Y juntos, recorrieron la plaza bailando su último vals.

Si quiere participar, ha de enviar su microrrelato a cuentosminimos@lasprovincias.es. La extensión exacta del relato es de 330 palabras.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias El último vals