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Dénia
Lunes, 14 de febrero 2022, 09:51
La intérprete valenciana Teresa Albero, formada en piano, licenciada en Musicología y galardonada con el Premio Internacional Palau de la Música de Valencia, descubrió el canto «muy tarde» justo cuando la también cantante Ana María Sánchez escucha su voz y le propone estudiar con ella. Hoy en día es una voz reconocida dentro y fuera de la Comunitat con una agenda repleta de compromisos profesionales para este 2022. Entre maleta y maleta se muestra muy reivindicativa y reconoce que se han creado muchos espacios para la música lírica pero incide en la necesidad de «cuidar la gestion, la programación» y huir de "la compra al por mayor".
–¿Cómo ve el futuro de la música lírica en la Comunitat?
– Va increscendo. Hay gente joven muy interesada en formarse, estudiar canto lírico y, además, los teatros también están apostando por este arte, porque no hay que olvidar que Valencia es una gran ciudad para cantar, está dentro del circuito operístico y, por lo tanto, dentro del circuito mundial. Mientras que Alicante está abriéndose a este mundo con iniciativas como el estreno de la ópera 'Carmen' en el ADDA con Josep Vicent como director musical y todo su equipo.
–¿Cree que hay suficientes lugares para el canto?
–Sí, tenemos el Palau de les Arts, el de la Música, el ADDA, el Principal de Castellón, auditorios como el de Torrent o Teulada pero la cantidad no tiene nada que ver con la calidad de gestión de esos espacios. De hecho, una cosa es el continente y otra el contenido porque hay auditorios, teatros y casas de cultura con un amplia programación de todos los géneros, pero otros que se limitan a una especie de compra al por mayor. Hay que cuidar la gestión, hacer un estudio del público, cultivar ese público y crear una afición por la música desde pequeños porque esos niños van a ser los abonados del futuro.
-Parece que la gente joven está empezando a ir a la ópera...
–Así es, existen teatros como el Euskalduna o el Arriaga en Bilbao que promueven claramente campañas para captar al público más joven. Es una inversión a largo plazo que aquí ya empieza a verse, aunque quizá haya que seguir trabajando y apostando por ello.
-¿Cómo ha afectado la pandemia al mundo de la música y la cultura en general?
–Tras el confinamiento, se limitó mucho el aforo en teatros y salas, pese a que los contagios han sido escasos en los espacios culturales. Hubo muchas cancelaciones y pérdidas por parte de los empresarios que habían invertido. Además, las ayudas han sido escasas para todos los autónomos en general y los que se dedican a la cultura en particular; al contrario de lo que ha ocurrido en países como Alemania.
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-Pero usted no ha dejado de actuar, pese a las exigencias sanitarias....
–Soy una afortunada porque desde el 24 de junio de 2020 mi agenda no ha parado. He pisado todo tipo de escenarios más o menos importantes para hacer lo que más me gusta: cantar y ofrecer mi arte con mi voz.
–¿En qué género lírico se siente más cómoda?
–En todos. Me gusta mucho el teatral, ya sea ópera o zarzuela, y me emociona mucho el recital, ofrecer poesía, la canción. Tengo el ejemplo en Ana María Sánchez y en Teresa de Berganza, porque saber decir es más importante que saber cantar.
–¿Qué opina de Marina Monzó, Cristina Faus, Silvia Tró, Crstina Fernández, Carmen Romeu, o Maite Alberola?
–¡Maravillosas todas!. Marina debutó en diciembre en la Ópera de Münich con 'La Reina de la Noche', que es un papelón y también coincidí con ella en Madrid con el maestro Alberto Zedda en la masterclass en el Teatro Real. Me parece que somos gente valenciana que hemos tenido muy buena base. En mi caso, con Ana María Sánchez; y en el de otras, me consta que han trabajado con grandes figuras como Isabel Rey o Alberto Zedda, gente buenísima que nos ha dado lo mejor de ellos a una generación con un gran potencial.
–Entre otras muchas de las exigencias de las cantantes ó intérpretes destaca la necesidad de tener visibilidad, no permanecer inmóviles, viajar de una ciudad a otra, de un país a otro..
–Hay que ser visible, viajar, movernos, algo que para mi es un regalo. En este año y medio he echado de menos la maleta grande porque todo ha sido con maleta pequeñita, pero, afortunadamente, en la actualidad la cosa va cambiando. Antes de la pandemia, estuve en Estados Unidos, Londres y Alemania trabajando la ópera con amigos y colegas con los que compartes vida y experiencias maravillosas. De hecho, de Reino Unido regresé enamorada de la gente y de la diversidad, posiblemente uno de los regalos más bellos de esta carrera. Conocí a profesionales que vivían en la India, Australia, Méjico o Canadá que aportaron a mi vida cosas muy importantes a la hora de interpretar. Porque vivir el amor, el desamor, la muerte de un ser querido, un viaje, todo, impregna nuestra voz que, al fin y al cabo, es nuestro instrumento que está dentro de nosotros y refleja nuestras vivencias para ser compartidas, mediante la interpretación, en un recital o en una ópera.
–¿Y cuáles son sus proyectos de futuro?
–Vuelvo con la ópera 'La voz humana' en el auditorio de Torrent con el director de la 'Butterfly', Emilio López. Será una versión brutal de algo que llevo impregnado porque lo he representado otras veces. Además tengo conciertos con la Orquesta de Cámara de Valencia, proyectos en Castellón y Valencia y voy cerrando contratos para todo este 2022. De hecho, el 7 de mayo actuaré en el Palau de la Música con el tenor Javier Palacios y mis compañeros de Ventus Quintet.
–Todos tenemos un sueño que perseguimos, ¿cuál es el suyo?
–Seguir viviendo de lo que más me gusta y apasiona: la voz. Soy afortunada porque gracias a ella estoy disfrutando muchísimo de mi día a día.
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