![La cultura busca hueco en los barrios de Valencia](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/05/02/1480683046.jpg)
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Que la cultura se abra paso siempre es buena noticia. Que la oferta de Valencia se amplíe habla bien de la ciudad. Que la ciudadanía tenga más opciones de acceder al teatro, la literatura y el cine beneficia a la sociedad como colectivo. Este ... jueves comienza la andadura de cinco centros culturales en la capital del Turia. Se trata de edificios rehabilitados durante la legislatura del Rialto cuya gestión se ha externalizado en un proceso que se ha alargado en el tiempo. En enero de 2023 el Ayuntamiento de Valencia, entonces en manos de Joan Ribó, publicó el contrato para la explotación de l'Escorxador, Reina 121, Alqueria d'Albors, Chalet d'Abeb Al-Abbar y la nave 3 de Ribes. Se paralizó el contrato para ajustarse al convenio laboral de 2023 y tras las elecciones, se retomó la tramitación.
Más de un año después, los nuevos centros culturales arrancan la actividad. No hay inauguración al uso, pero sí dan la bienvenida a los vecinos con una programación que sirve de presentación a los días venideros. Como avanzó LAS PROVINCIAS en su edición del pasado 27 de abril, las personas que asumen el reto de la dirección de estos nuevos espacios son la directora de Cabanyal Íntim, Isabel Caballero, en el centro Escorxador; la que fuera directora del Teatre El Musical (TEM), Olga Álvarez, en el centro cultural Reina 121; Pau Gómez, en Alquería d'Albors; el director del Festival Valencia Negra, Jordi Llobregat en el Chalet d'Aben Al-Abbar; y Miguel Ángel Jordán, quien fuera responsable de sala del TEM, en la Nave 3 de Ribes, ubicada en el Parque Central.
A veces se tiende a pensar que la cultura son grandes edificios, como el Museo del Prado o el Palau de les Arts. Esta apreciación sería incompleta, primero, porque la cultura no siempre es una actividad de grandes públicos (leer un libro es un acto personal y privado) y, segundo, porque el entorno más cercano, ya sea la familia o el barrio, son herramientas culturales en sí misma. Los nuevos centros culturales están emplazados en varios distritos de Valencia, desde Orriols al Cabanyal, algo que contribuye a extender el mapa cultural de la ciudad.
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Noelia Camacho
Admunsen, la empresa que impulsa los festivales Valencia Negra y Torrent Histórica, logró la gestión del Chalet d'Aben Al-Abbar y la Alqueria d'Albors. Pau Gómez se pone al frente del segundo espacio, algo que define como «un desafío apasionante» .
Asumir las riendas de un nuevo centro cultural «es una hoja en blanco, es construir desde cero». Él aspira a convertir la Alqueria d'Albors en un «lugar de encuentro, cultural, social, multidisciplinar, de entretenemiento y de aprendizaje. Vamos a proponer cosas, pero también a escuchar», explica a LAS PROVINCIAS.
Gómez, vinculado sobre todo al mundo audiovisual, asume que desde ahora hasta el verano habrá un periodo de rodaje. Proyecciones, charlas, cuentacuentos, ciclo de cine y talleres históricos nutrirán los primeros meses. «Queremos ue la gente venga y nos propongan cosas para hacer», resalta Gómez, quien asegura que han venido representantes de asociaciones y entidades de Orriols con propuestas para que el centro acoja los ensyos de un coro infantil o de un grupo teatral de mujeres. «El momento óptico de la Alqueria d'Albors será cuando la oferta extersa se integre en la propuesta del barrio», avanza.
Desde este jueves empiezan unas «jornadas de bienvenida» para que la vencidad conozca el centro cultural, donde se ha instalado un buzón de sugerencias. Gómez trabaja ya en una primera exposición de fotografías del barrio, sobre su evolución y con aportaciones de los vecinos. También prevé un «árbol de los deseos» en el que los residentes escriban sus voluntades sociales y culturales.
De la Alqueria d'Albors al chalet de Abeb Al-Abbar. Este úlitmo cuenta con Jordi Llobregat, director de los festivales Valencia Negra y Torrent histórica, al frente. El también escritor se refiere a «proyecto ilusionante» cuando hablar de habitar de vida el centro cultural. «Para mí la cultura de proximidad, la del barrio, es la que te lleva luego a un gran museo y auditorio», explica. El chalet Abeb Al-Abbar puede funcionar, a su juicio, como ese eslabón intermedio, como una puerta cultural que abre otros portones.
Él divisa un espacio «con puertas abiertas a la cultura de barrio, a un entorno dinámico y participativo». Los vecinos deben descubrirlo poco a poco porque no va a ser, bromea, «un sitio para ir a jugar a las cartas». Estará, remarca, a disposición de las entidades culturales y asociaciones. «Vamos a intentar lanzar un programa que dé oferta a todo el mundo y atraer a los jóvenes, que es algo complejo».
Llobregat no descarta que sea un espacio donde recalen contenidos de, por ejemplo, Valencia Negra, y también se muestra partidario de colaborar con los otros cuatro centros culturales. «Todo empieza de forma humilde», destaca el novelista y gestor cultural. Lo importante, continúa, es «generar el hábito de ir al centro cultural». «Será muy bonito comprobar dentro de un año la evolución y la relación del chalet de Abeb Al-Abbar con el barrio», concluye Llobregat, quien sostiene que este tipo de colaboraciones público-privadas en edificios de barrio contribuye a hacer «la cutura más accesible» porque, explica, «a veces parece que la cultura es exclusiva de algunos pocos y no es así. La cultura está en los barrios y hace ciudad».
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