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Laura Garcés
Valencia
Martes, 8 de noviembre 2022, 14:40
De puntillas. Así es como la consellera de Cultura, Raquel Tamarit, pasa por el malestar que reina en el mundo audiovisual valenciano, territorio tomado por una guerra abierta. Cerrar todos los frentes reclama decisiones, y no sólo eso. Han de llegar pronto, pues el tiempo apremia ante una convocatoria electoral que está muy cerca. Tamarit contempla casi de perfil el asunto que reduce a «un malentendido» y ante el que se muestra partidaria de «tender puentes» y de «construir», aunque no facilita las herramientas con las que cumplirá esa voluntad, mientras el tiempo le pisa los talones.
En las últimas semanas las críticas al área de la gestión pública que se encarga del audiovisual valenciano han desembocado en la petición de dimisiones, tanto la de la propia consellera como la del director del IVC (Institut Valencià de Cultura), Abel Guarinos. Detrás, el nombramiento de Francesc Felipe como director de Audiovisuales y Cinematografía, designación que colmó el vaso del malestar. Felipe, que asistió ayer al acto en el que se dio a conocer el premio de Honor del Audiovisual a Antonio Llorens, no habló en su primera aparición pública. Sí lo hizo Tamarit.
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Bajo todo ello el malestar mostrado por la Associació de Productors Valencians ( PAV) que vio en la elección de Felipe el reflejo de «la falta de rumbo e iniciativa en la concreción de un proyecto para el sector». PAV ya a finales de octubre consideró que era el resultado de la falta de medios y personal que sufre el IVAC. Y más. Hablaron de decisiones que han «llevado a la publicación de las ayudas en fechas incongruentes con las obligaciones de producción y fechas de entrega de los proyectos». Solicitaron la nulidad del nombramiento de Felipe, exasesor del exconseller Vicent Marzà, y la dimisión de Raquel Tamarit.
Pasaron los días y poco se avanzó. Este lunes, la PAV solicitó la dimisión de Guarinos. El enfrentamiento se agravó. Los productores reiteraron su descontento sobre la composición de «la comisión de selección».
Las declaraciones de PAV en este proceso han sido claras y contundentes al mismo tiempo que esclarecedoras. Desde que se anunció el nombramiento de Felipe, los productores, además de recordar que mientras en otros territorios de España se concede al sector «una relevancia máxima por la expansión que se está produciendo», en la Comunitat no se ha tomado esta senda. PAV mantiene que al mundo audiovisual se le sigue considerando «algo meramente cultural o lingüístico», en lo que algunos puntos de vista observan instrumentalización política. Un reflejo de esas consideraciones se extrae del comunicado en el que la PAV recuerda que en la comisión que nombró a Felipe participaron «un representante balear y otro catalán». En este ambiente, Tamarit defendió ayer la transparencia del proceso, algo que PAV no cuestionó. Y al hablar de cómo resolver la petición de dimisión apuntó que no es ella quien «tiene que decidirlo». Tampoco se pronunció en contra de esa solicitud planteada. Queda mucho que resolver.
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