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Centenares de instrumentos echados a perder, escenarios teatrales partidos en pedazos, escenografías completas resquebrajadas, salas de cine inundadas, obras de arte destrozadas por el barro, cientos de miles de libros empapados e ilegibles por culpa del fango… La DANA también se ha llevado por delante a la cultura valenciana, y mientras asociaciones e instituciones culturales de toda índole se repliegan para planear el siguiente paso, muchos nombres propios de la cultura continúan sacando del barro lienzos, vestuarios, atrezzos y volúmenes.
En LAS PROVINCIAS hemos recopilado a todos los agentes culturales afectados por las trágicas inundaciones. Las cifras son demoledoras. Superan el centenar: una treintena de sociedades musicales, más de veinte talleres de artistas visuales, diez librerías, cuatro cines, veinte bibliotecas y archivos, cinco teatros, tres compañías teatrales y más de veinte talleres de artistas falleros.
Uno de los principales problemas de los artistas en este momento es el peritaje de todas las pérdidas, una labor complicada en extremo por el simple hecho de que la mayoría de talleres atesoraban un fondo de obras antiguas y piezas en proceso de creación cuyo valor es muy difícil de calcular con los métodos convencionales. Desde la Asociació de Artistes Visuals de València, Alacant i Castelló (AVVAC) advirtieron en un comunicado que otro de los grandes problemas es que muchos artistas incluso carecen de un seguro «debido a la precariedad del sector».
Uno de los artistas que ha salido peor parado es Juan Olivares, cuyo estudio y su almacén en Catarroja se vieron completamente arrasados. Juan sí ha podido hacer una estimación de sus pérdidas, que ascienden a alrededor de 770.000 euros. No obstante, lo que los seguros no contemplan es el valor intangible. En el caso de Juan, ese valor se traducía en decenas de obras que guardaba como oro en paño desde el año 1999. Un valiosísimo resumen de toda su carrera artística hundido en el fango. «Es mi memoria. Siento muchísima tristeza, pero hay que recuperarse lo antes posible, estoy animado», se sincera.
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De las sociedades musicales, una de las más afectadas por la DANA ha sido la Societat Municipal d'Algemesí. La imagen del destrozo en un local subterráneo que antes animaba al pueblo con su banda es desoladora: pianos reducidos a escombros, coches reventados dentro de la sala de ensayos y lodo por todas partes. Según indicaron desde la banda, el aula de ensayo, la secretaría y otras habitaciones quedaron totalmente inundadas. En la planta baja, encima de todo lo mencionado, el agua superó el metro. Se han perdido cientos de miles de euros.
En una situación similar quedó la librería Somnis de Paper, de Benetússer. Una de las diez afectadas. Su dueña, Laia, contó a este diario que las pérdidas superan los 150.000 euros. Como esta, muchas otras tiendas de libros se han visto con una montaña inmensa de ejemplares echados a perder junto a sus puertas (o lo que queda de ellas). Y esa imagen, la de las pilas de libros, es mucho más dantesca en el caso de las bibliotecas y los archivos documentales. Según ha informado el Col·legi de Bibliotecaris i Documentalistes de la Comunitat Valenciana, el agua llegó en algunos casos «hasta los 2,3 metros de altura». La más afectada ha sido la de Albal, que ha perdido la friolera del 95% de su fondo. La literatura aniquilada.
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En el caso del teatro, la precariedad del sector se enfrenta a unos daños especialmente costosos de revertir. Y no solo se han visto afectados los teatros y aquello que atesoraban, sino que en Ribarroja, compañías y productoras teatrales almacenaban infinidad de escenografías en almacenes que han quedado totalmente arrasados. La propia María Ángeles Fayos, presidenta de la Associació d'Empreses d'Arts Escèniques del País Valencià, auguraba hace unos días que el escenario «es mucho peor que el de la pandemia». Solo el TAC de Catarroja, cuyo escenario quedó hecho literalmente pedazos, tendrá que hacer frente a unos costes que superan los dos millones de euros.
Peor que la pandemia también será la situación para los artistas falleros. Una veintena de ellos se han visto afectados. En algunos casos (como el de Miriam García Sandemetrio o el de Josué Beitía), las consecuencias de la DANA han sido desastrosas. Talleres ubicados en naves industriales han quedado arrasados, y multitud de ninots irrecuperables o, directamente, perdidos a saber dónde.
Este reportaje ha sido elaborado con la colaboración de la Federació de Societats Musicals de la Comunitat Valenciana (FSMCV), el Col·legi Oficial de Bibliotecaris i Documentalistes de la Comunitat Valenciana (COBDCV), el Gremi de Llibrers, la Artistes Visuals de València, Alacant i Castelló (AVVAC) y el Gremio de Artistas Falleros.
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