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El Centro del Carmen reabrió el pasado 18 de mayo. El centro cultural ha recuperado los visitantes tras dos meses cerrado por el estado de alarma. Sus exposiciones continúan en las mismas salas por donde el público ahora sigue un recorrido de una sola dirección para visitar el enclave adaptándose así a las nuevas medidas de seguridad e higiene. Lo que no cambia en el antiguo convento es el deterioro de su claustro renacentista.
Grietas, desconchones, pérdida de pintura de las paredes se observan a simple vista en el espacio del siglo XIII que, además, fue protagonista hace algo más de un año por la instalación de un grafiti de más de mil metros cuadrados en 2019 –obra de los artistas urbanos Pichiavo, que se encargaron del diseño de la falla municipal en las fiestas de 2019–. La obra suscitó las críticas de arquitectos y conservadores por haberse realizado sobre un espacio protegido. No hay que olvidar que el claustro del siglo XIII del Carmen pertenece a un edificio catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) y la realización de este mural supuso que, incluso, se interpusiera una denuncia que investiga si hubo daños y menoscabo del patrimonio. Una comisión judicial analiza si el grafiti realizado en 2019 dañó el claustro del Centro del Carmen. Los expertos, a petición del juzgado que tramita la denuncia interpuesta en su momento por UGT, serán los encargados de dar un veredicto que, de momento, están estudiando.
El grafiti desapareció cuando los responsables del Centro del Carmen repintaron la superficie. Más de un año después, el claustro no ofrece su mejor imagen. En los muros se observan grietas, desconchados y manchas que aparecen en la superficie. A lo largo del claustro se ven los desperfectos. Están tanto en las paredes como en algunos rincones de los arcos. Desde la pérdida de la cubierta en algunas zonas –se puede observar incluso las marcas de las catas que los expertos realizaron para valorar si el gran mural había causado daños en el espacio– hasta desprendimientos y rotura en la superficie.
LAS PROVINCIAS ya alertó en octubre del año pasado que la pintura utilizada para tapar el tapiz de más de mil metros cuadrados comenzaba a desprenderse. Fueron los primeros indicios del deficiente estado de conservación del enclave. Pasados los meses, la situación del espacio se agrava.
No es la primera vez que el antiguo convento requiere de una mano de pintura. Hace un par de años, las humedades de la monumental sala Ferreres obligaron a sus responsables a realizar obras de mejora.
El claustro renacentista, concretamente el pasillo en el que mayores son los daños, corresponde a la zona de la antigua Escuela de Artes y Oficios de Valencia. «Esa parte está pendiente de rehabilitación y eso corresponde a la Dirección General de Cultura y Patrimonio», explican fuentes del Consorcio de Museos a LAS PROVINCIAS. La rehabilitación es un proyecto pendiente desde hace dos legislaturas. En marzo de 2017, el director del Consorcio de Museos, José Luis Pérez Pont, ofreció detalles de esta ampliación en la Comisión de Cultura de les Corts. Confiaba que a principios de 2018 comenzarían las obras e incluso se había contratado la realización de un estudio previo, con un coste de 15.000 euros, para la futura ampliación. En este sentido, también se iba a instalar una cafetería en lo que es el Aula capitular y se iba a rediseñar la entrada al espacio, mejorando la iluminación. Sin embargo, todos estos proyectos siguen sin materializarse.
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