Nacimiento: Valladolid, 1974. Lo que dice la Wikipedia: Es un escritor español de novela negra. Residió en Madrid y Buenos Aires y actualmente vive en Valladolid. Sus novelas destacan por su realismo en los campos criminalístico y forense. En medios especializados a su particular narrativa se la denomina Género Gellida.
Viernes, 13 de noviembre 2020, 00:10
La cara A
Un especialista en marketing que decidió contar crímenes
Por Laura Garcés
César Pérez Gellida es un vallisoletano de 1974 que desde su espacio en internet se presenta al mundo vestido con una camiseta en la que se lee el mensaje 'Hay que joderse' mientras con la mano derecha indica sobre su cabeza la señal de un disparo.
Pero que nadie se asuste. Ese no es más que el rostro simpático, el guiño que Pérez Gellida lanza a los interesados en seguir la trayectoria de un licenciado en Geografía e Historia y master en dirección comercial y marketing que un día se sumergió en el trepidante territorio de la novela negra. No sorprende así que, como afirma en esta misma página, al referirse al título 'Miguel Strogoff' de Julio Verne señale que es un libro «lento, nada interesante».
Al thriller, y con notable éxito, se dedica en exclusiva desde 2011. Fue entonces cuando decidió dejar atrás un camino profesional que le había conducido por los territorios de la actividad comercial, el marketing y la comunicación en empresas del mundo de las telecomunicaciones y el de la industria audiovisual.
Para comprender la razón que le llevó a escoger la novela negra como asentamiento de su deseo de contar historias tal vez sirva su afirmación en una entrevista con LASPROVINCIAS cuando al preguntarle por la capacidad de los asesinos para atrapar al público afirmó que «siempre atrae la parte perversa del ser humano, la que nos cuesta entender: ponernos en la piel de alguien que mata». Sea cual sea la motivación que le llevó a entregarse a la novela, este escritor, que recientemente presentó en el Festival VLC Negra su última novela: 'La suerte del enano', no deja de atraer lectores.
Con descaro
Por Carmen Velasco
-Fernando Simón, ¿héroe o villano?
-Héroe. Hay que tener pelotas para ser la cara de un Gobierno que no está haciendo bien las cosas.
-Nos vuelve a confinar. Elija conviviente entre Trump, Berlusconi o Kim Jong-un.
-A Trump lo mataría al entrar por la puerta; Berlusconi me parece un cerdaco. Me quedo con el dictador coreano aunque sea peligroso dormir con él cerca.
-En un 2024 distópico se presentan Belén Esteban y Kiko Rivera a presidentes del Gobierno. ¿Vota a...?
-Kiko Rivera, porque todo sería una fiesta.
-Su pecado capital.
-Soy un vicioso por naturaleza. Me gusta comer, beber, salir...
-Una canción chunga que le guste.
-'La barbacoa', de Georgie Dann. Estuve viviendo un par de años en Argentina y me gusta hacer barbacoas.
-Un clásico que no vale la pena leer:
-'Miguel Strogoff', de Julio Verne. Es lento, nada interesante.
-¿Qué le pediría a Amancio Ortega que no fuera dinero?
-Siendo él gallego, que me invite a comer.
La cara B
No puede escribir sin escuchar de fondo el ruido de un secador
Por Noelia Camacho
En plena promoción de su nueva novela, sorprende conocer a que al escritor, sus fans le regalan secadores de pelo. Y llama aún más la atención viendo cómo Pérez Gellida no luce una larga cabellera. Al contrario. Pero este hecho tiene una explicación: «Yo trabajo con un secador enchufado». «Es una manía que utilizo desde siempre, una forma de aislarme del entorno. Cuando lo enciendo, ya puede arder Roma, que yo estoy concentrado. Me aísla. El ruido del secador es blanco, me relaja y me hace concentrarme», confiesa.
Asegura que le recomienda a todo el mundo el uso de esta particular manía. «Hasta mi hijo es 'secador adicto' por mi culpa», bromea el autor. No es de extrañar que, como revela, uno de estos aparatos le suele durar entre cuatro y seis meses. «Se quema el motor. Pero el problema no es el gasto en secadores sino el elevado recibo de la luz», dice entre risas. Su manía, nada ecológica, también tiene unos requisitos que se deben cumplir. «El mínimo de este aparato debe ser 1.800 vatios, tres temperaturas y tres velocidades. Es el estándar que yo exijo», relata.
En la actualidad, le acompaña a la hora de escribir un modelo en tonos morados. «Me lo regaló un lector y eligió ese color porque como yo soy de Valladolid, pues optó por el morado. Muchos de mis seguidores me obsequian con secadores porque conocen mi manía», asegura. Pero, además, este es especial para él. «Estoy encantado. Llevo más de un año utilizándolo. No es de una marca cara. Es un modelo normal. Tengo apuntada la marca para que cuando muera, que lo hará pronto, poder comprarme otro igual», concluye Pérez Gellida.
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