Gandia, 1984. Lo que dice la Wikipedia: conocida en sus redes sociales como Betacoqueta, es una escritora española de novelas de comedia romántica y autora de varios libros en los que destaca la saga 'En los zapatos de Valeria'.
Viernes, 27 de noviembre 2020, 01:16
La cara A
La autora que surge de la autoedición y triunfa en Netflix
Por Carmen Velasco.
Entre las autoras de referencia dentro del mundo de la literatura romántica destaca desde hace años una valenciana que se atrevió a publicar en Amazon una historia que llevaba tiempo en un cajón. Aprovechó el escaparate de la autoedición online para buscar lectores bajo el nombre de Betacoqueta. Y triunfó. Lo suyo gustó y mucho. No se quedó ahí. La popularidad de sus sagas literarias le deparó el salto a editoriales de peso y un ejército de lectores. Elisabet Benavent, que dejó su Gandia natal por motivos laborales, es la creadora de Valeria. Si usted no la conoce, quizá su hija o su hermana, sí. Los hombres también se han relacionado con Valeria, un personaje que nació en papel y se hizo más grande en Netflix.
A Benavent, que tiene publicados una veintena de libros, le acompaña el éxito: ha vendido más de 2.750.000 ejemplares en la editorial Suma de Letras. De su último título, 'Un cuento perfecto', ha superado los 100.000 ejemplares.
Posee un ejército de lectores. Ha vendido más de 2.750.000 ejemplares
Su popularidad tiene repercusión más allá de los números. Benavent fue una de las invitadas del mundo de la cultura al encuentro con los Reyes de España celebrado el pasado junio en las Naves de Matadero de Madrid. Acudieron el actor Juan Echanove; la bailaora y coreógrafa María Pagés; el músico Ara Malikian; la actriz María Adánez; el productor musical Carlos Jean; el director del Ballet Nacional de España, Rubén Olmo, y la directora del Teatro Español, Natalia Menéndez, entre otros. Benavent no faltó a la cita. Allí se presentó con su característica melena teñida de azul. Esa que luce tan bien en las redes sociales donde ella se desenvuelve muy bien. Su éxito nació en internet, pero no es virtual. Es real y tangible.
Con descaro
Por Laura Garcés.
¿Monarquía o República?
República, pero no me gusta entrar en cuestiones políticas.
¿Si hay que emborracharse con qué bebida prefiere hacerlo?
Con vino tinto.
¿Miente?
Alguna mentirijilla piadosa. Creo que la verdad está sobrevalorada.
¿El político más insoportable?
Con Ayuso ahora mismo no estoy muy contenta.
¿De qué manía no se puede librar y querría hacerlo?
Del vicio de fumar. No consigo dejarlo, no hay manera.
¿Se avanza más por la izquierda o por la derecha?
Por la izquierda creo, pero no me gusta hablar de política.
¿Qué cuadro, una pintura, rasgaría porque le parece insoportable?
Ninguno. Toda muestra de arte tiene que ser respetada aunque no te interese o no te guste.
¿De qué lugar no le gustaría nunca que la vieran salir?
De la cárcel o de un prostíbulo.
La cara B
Adicta al café, pinta y tiene una vinoteca en el despacho
Por Noelia Camacho
Cuenta la autora valenciana Elísabet Benavent que es una adicta al café. Concretamente, al americano. «Puedo tomar una media de ocho o nueve tazas al día, pero no las termino. Las voy dejando por todos lados..», confiesa la escritora. Tanto es así que, después, tiene que ir recogiendo los vasos que se encuentran repartidos por muchos rincones de la casa. Lo afirma una persona que, además, se autodefine también como adicta al orden. «Todo tiene que estar en su sitio para que pueda ponerme a trabajar, todo en orden», relata. Además, es de esas personas que clasifica los libros por colores. «Es muy útil a la hora de encontrar un ejemplar cuando busca alguno en concreto», dice. Su casa está llena de velas y, entre sus talentos ocultos, también se encuentra la pintura. «Me relaja y me deja la mente en blanco», dice antes de contar cómo son sus cuadros: «llenos de colores, de muchas pinceladas».
«Tomo una media de ocho o nueve cafés al día y voy dejando las tazas por todos lados»
Sin embargo, pocos conocerán que en el despacho donde ha escrito alguno de esos libros que cuentan los lectores por millones guarda un secreto: una vinoteca. «Todo el mundo que viene se sorprende. No es por nada en concreto, porque no bebo mientras trabajo. Alguna vez una cerveza, pero no tomo alcohol trabajando. Pero era el lugar de la casa en el que encajaba. A la gente le suele llamar mucho la atención. También tengo una mesa de esas con bebidas», dice entre risas.
Aunque pueda parecer lo contrario, la autora valenciana narra que, durante el confinamiento, no fue capaz de escribir. «Leí muchísimo. Eso sí. Pero no pude escribir», afirma sin querer desvelar en qué trabaja en la actualidad.
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