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La presentación de la exposición 'La nave 1984-1991', un recorrido por el diseño que inauguró la modernidad en Valencia, ha servido esta mañana para conocer detalles de cómo se fraguó la apertura de la sociedad española a los logotipos y marcas con firma de autor, al arte del diseño. Pero también ha servido para conocer de mano de las firmas más prestigiosas, ya no sólo de la capital del Turia, sino de España, que hoy la ciudad ofrece muestras de escasa ambición a la hora de escoger cómo quiere presentarse en el mundo y al mundo.
En los proyectos urbanísticos de Valencia, «no existe ambición». Lo ha dicho Dani Nebot, comisario junto con Nacho Lavernia de la exposición y Premio Nacional de Diseño en 1995. Esta consideración le ha llevado irremediablemente a citar un proyecto, el de la plaza de la Reina, que aterrizó en la ciudad acompañado de la polémica. Dani Nebot ha puesto esta actuación sobre la mesa y ha invitado a la reflexión trasladando al público hasta París, concretamente a la intervención que se realizó en el entorno del Museo del Louvre.
«¿Os imagináis el señor que diseñó la plaza del Louvre si se lo hubiera planteado como la plaza de la Reina?», ha apuntado para después afirmar que el céntrico enclave valenciano «no está ni bien ni mal», sino que «no tiene ninguna ambición». A juicio de Nebot, esa carencia que observa en la política urbanística local no es la única que contempla en un espacio en el que también echa de menos «ilusión» a la hora de plantear cómo se quería. Así pues, ha quedado claro que una de las voces más autorizadas en el universo del diseño, uno de los nombres que impulsaron esta disciplina en España desde la Comunitat Valenciana, si bien no ha sido tajante en su juicio, sí que ha desvelado que algo más se podría haber hecho por un espacio tan significativo para los valencianos.
Estas declaraciones, además de las que coincidiendo con Lavernia ha realizado, han demostrado que los resultados que se cosechan en estos momentos distan bastante de los que La Nave empezó a sembrar en aquellos años en los que «estaba todo por hacer. Teníamos todos muchas cosas que decir y había muchas ganas de escuchar», según Nebot en referencia a una década, da de los ochenta del pasado siglo, en la que los dos comisarios de la muestra han observado que «había mucha ilusión».
Contrastes. Es la palabra con la que se podría resumir lo que fue el diseño y lo que ahora es si se atienden los pronunciamientos de Lavernia y de Nebot. Antes, lo han dicho ellos, trabajaban «con más libertad que ahora». Lo han achacado a la irrupción del marketing en el campo del diseño: «El marketing tiene más peso que el diseño, cuando antes a penas existía», ha señalado Lavernia. «Si se tiene que reclamar algo en cuanto a la calidad de lo que se hace ahora, que no es mejor ni peor, simplemente es diferente porque el encargo es diferente, es el riesgo del diseñador», ha remarcado Nebot, quien una vez más ha lamentado que, hoy en día, «hay poquísima ambición».
Durante la presentación de la exposición que abre sus puertas mañana jueves 9 de marzo, Lavernia ha manifestado que no es la nostalgia la emoción que se pretende despertar entre el público que la visite. De hecho hay muchas creaciones concebidas en los ochenta que todavía hoy acompañan a la sociedad. Pero tras escuchar las afirmaciones que apuntan a la necesidad de mayor ambición, más ilusión e incluso libertad, tal vez no resulte descabellado pensar que al menos todo eso se echa de menos cuando se contempla Valencia.
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