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'Silencio' (1953), de Juana Francés. LP

El doble escollo del arte feminista en Valencia

Apartadas de galerías y museos, ninguneadas por sus colegas, descartadas como objeto de estudio, las mujeres llevan 70 años reivindicándose con su obra

Eva Pérez

Valencia

Sábado, 18 de noviembre 2023

Son mujeres y además dedican buena parte de su obra, algunas al completo, a alzar la voz contra la desigualdad del género femenino. Son artistas feministas, una 'rara avis' en los museos y las galerías, donde apenas representan un 30% de las exposiciones aunque en las escuelas de Bellas Artes ellas ocupan cuatro de cada cinco pupitres.

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Es el doble techo de cristal que tratan de romper estas pintoras, fotógrafas, ilustradoras, artistas multidisciplinares que siguen la estela de pioneras que hace décadas lucharon por hacerse un hueco en un mundo, el artístico pero también el social, eminentemente masculino donde la mujer veía, oía y callaba. Y así, 'Silencio', tituló su obra en 1953 la alicantina Juana Francés, que pese a ser considerada una de las artistas «más contundentes de la trayectoria plástica española del siglo XX» (MACA, Museo de Arte Contemporáneo de Alicante) ha sido completamente olvidada. Abandonó el grupo El Paso en 1957 debido al menosprecio de su arte y de su condición femenina por parte de algunos de sus compañeros.

No es raro entre mujeres artistas y feministas, que en muchos casos se ven abocadas a la docencia para poder tener unos ingresos fijos que les permitan seguir desarrollándose como artistas. Es lo que le pasó a Isabel Oliver, otra de las pioneras en la Comunitat. Integrante de Equipo Crónica, tuvo que rebelarse ya ante sus padres para poder estudiar Bellas Artes. Esa aplastante realidad de ser tratada «como ciudadana de segunda» por ser mujer la empujó –y aún hoy la lleva– a dedicar su obra a la mujer. «Yo no sabía ni siquiera que era feminista porque esa palabra no existía», recuerda.

En la Comunitat, las primeras obras de artistas feministas comienzan a vincularse a partir de los años 70 con el arte pop. Es el caso de Isabel Oliver o Ángela García Codoñer, una tendencia que continúa hasta los años 2000 con ejemplos como Equipo Límite. Paralelamente, a partir de los 80, «artistas marcadas por un carácter más reivindicativo y activista utilizan la performance, la instalación o el videoarte», señala Mercè Doménech en su artículo 'Nos quieren calladas, pero nosotras gritamos'. En esta etapa destacan nombres como Mau Monleón o Carmen Navarrete.

La Comunitat «no cuenta con una genealogía de mujeres artistas, y mucho menos de mujeres artistas feministas» debido a la «visión patriarcal de la historia del arte», subraya Doménech.

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    Juana Francés

'Sin título' (1953), 'Maternidad con caballos' (1952) y 'Maternidad' (1953), de Juana Francés. IAACC/Museo Reina Sofía

El nacimiento de Juana Francés como artista fue en los años 50. A pesar de ser considerada una de las creadoras «más contundentes de la trayectoria plástica española del siglo XX», según el MACA (Museo de Arte Contemporáneo de Alicante), tuvo que sufrir el menosprecio de sus colegas contemporáneos y la luz de gas durante el franquismo. Ello la obligó a abandonar el Grupo El Paso, del que fue fundadora. No sólo eso, expertos del MACA aseguran que «la historia del arte la ha olvidado». Ella, que falleció en 1990, se sinceraba: «Siento la ineludible necesidad de pintar, de luchar con el lienzo, hasta poder volcar en él algo de lo que en mí existe», según se recogía en una exposición del Archivo del Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos (IAACC).

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    Isabel Oliver

'Cosmética' (1971), 'Reunión feliz' (1971) y 'Su casa' (2002), obras de Isabel Oliver. LP/Museo Reina Sofía

Isabel Oliver es doctora en Bellas Artes y catedrática, dio clases en la Facultad de San Carlos y la Universitat Politècnica de València. En 1971 entra en Equipo Crónica (hasta 1975). Allí «deconstruye el imaginario de hembra que se proyectaba machaconamente desde los medios de comunicación de masas al tiempo que denunciaba el control estatal sobre los cuerpos y las mentes de las mujeres y la misoginia presente en las revistas ilustradas, el cine, la literatura y la cultura popular», señala Isabel Tejeda en 'Discursos Feministas 1970-2022'. La estética pop marca su obra, junto con la ruptura de las tradiciones establecidas. «Yo no sabía no siquiera que era feminista, porque esa palabra no existía», reconoce. Apartada de los circuitos artísticos, las galerías se negaban a colgar sus obras ya que priorizan el arte 'vendible'. En 2015 la Tate Modern la sacó del ostracismo. Echando la vista atrás, esta artista confiesa que la temática feminista «era lo único sobre lo que me interesaba pintar porque me sentía perjudicada por el hecho de ser mujer». Y pagó por ello. «Fui totalmente rechazada por las cosas que pintaba». Cree que «sigue habiendo mucha necesidad de reivindicar» porque las mujeres están «bajo las botas de una ideología, una forma de pensar que nos perjudica siempre».

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    Equipo Límite

'Donde había gallo, ahora cantan gallinas' (1998), 'Las peores bestias del día' (1998) y 'Por favor. Silencio' (1993), de Equipo Límite. Equipo Límite

La casualidad formó Equipo Límite, o lo que es lo mismo Cari Roig y Cuqui Guillén, en la facultad de Bellas Artes. Funcionaron como grupo creativo entre 1987 y 2002. Tal vez sin pensarlo, lanzaron mensajes de empoderamiento aunque su intención era pasárselo bien y provocar. Y eso se palpa nada más posar la vista sobre sus obras y leer sus títulos. «Nosotras empezamos a trabajar como si fuera un juego. En un principio no tuvimos ninguna intencionalidad discursiva ni reivindicativa. Nuestras obras fueron, fundamentalmente, el reflejo de lo que vivíamos y sentíamos en el momento de realizarlas. Pero, poco a poco y de manera natural fueron surgiendo muchas temáticas inevitablemente presentes en nuestro entorno, memoria y experiencias vitales. El imaginario visual al que solíamos recurrir ofrecía una representación del mundo tanto de la mujer y del hombre en revistas antiguas que ofrecían unos estereotipos anticuados pero, en aquella época, todavía vigentes», explica Cuqui Guillén. En su proceso creativo, buscaban imágenes de mujeres creadas por hombres (del mundo del cómic, publicidad, pin ups…) y les daban la vuelta, utilizándolas para hablar de todo lo contrario a lo que aparentaban. Así, la mujer castigada pasaba a ser castigadora, la sumisa a ser disfrutadora de su sexualidad... «Nuestras mujeres pasaban a ser, por fin, mayores de edad para elegir qué tipo de vida vivir», sentencia. Cari Roig recuerda que, aunque no había nada premeditado, «siempre rescatábamos mensajes de empoderamiento de las mujeres», todo ello envuelto en la diversión y la provocación, aparte de un profundo sentimiento de ir en contra de todo, de la técnica, del pensamiento generalizado, de las tendencias, de lo normativo... Ahora, con el paso del tiempo, Cari Roig reivindica la igualdad. «Si nos escucháramos, empoderáramos y disfrutáramos, todo sería mejor», reflexiona. Ambas continúan plasmando sus inquietudes en lienzo. Cuqui tratando la cuestión femenina de una forma «más sutil con el tratamiento de los mensajes» y ha ampliado su «imaginario visual». Cari en proyectos de empoderamiento de mujeres, y también hombres, por ejemplo, con talleres de arte en la cárcel de Picassent entre 2005 y 2020.

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    Mau Monleón

Proyecto #EqualWorkEqualRights, sobre la división sexual del trabajo y la educación (2018-19), 'Juegos Populares'-'Sally Porter' (2000-2001) y 'Matriarcado' ( 2007). Mau Monleón

Mau Monleón es una artista transmedia, formada en la Kunstakademie Düsserldorf y la Politècnica de Valencia, que cuenta con una dilatada trayectoria artística en clave de género presentada en varios países, a la que hay que añadir sus tareas como comisaria feminista y docente en el Departamento de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de la UPV. En todos sus Work in Progress sobresale su carácter conceptual, así como la utilización de la 'Campaña de sensibilización'. Otra constante en sus proyectos es que involucran a todo tipo de personas en busca de la interacción social. Según Monleón, únicamente mediante la creación de una «corriente de opinión común» se pueden lograr verdaderos cambios sociales Comenzó a exponer a finales de los 80. Sus proyectos se centran en el arte público, sacar a la mujer fuera «ya que en los museos no está representada». «Es casi imposible exponer arte feminista en una galería«, subraya. Impulsora del Portal de Igualdad, un proyecto que pretende que en las páginas web de los museos haya un portal donde se pueda saber cuántas actividades son realizadas por mujeres y por hombres, en definitiva, conocer si los museos cumplen la ley de igualdad. Confiesa que, actualmente, sólo el MACVAC de Vilafamés lo tiene implantado. Está convencida de que el arte »es una manera de comunicarnos y sacar a la luz lo que la sociedad esconde«. Ella, tras una experiencia de pareja salpicada de violencia psicológica, decidió dedicar su obra a dar a conocer a las mujeres que no están solas. Eso sí, antes de poder dar el paso tuvo que cerrar heridas, comprender lo que le había pasado, asumirlo.

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    Mery Sales

'Mujer elefante' (2002), 'Rostro oculto' (2003) y 'En movimiento' (2019). Mery Sales

Mery Sales es doctora por la Facultad de BB AA de San Carlos (UPV). «Toda mi obra está incluida por mi condición de mujer pintora en un mundo de hombres. En muchos casos he dejado ver esto de forma más o menos explícita. He desarrollado varías exposiciones poniendo el foco en el pensamiento de tres mujeres filósofas para mí cruciales -María Zambrano, Hannah Arendt y Simone Weil- tratando de profundizar en la diferencia entre ellas y sus coetáneos y en las dificultades que tuvieron para poder ser reconocidas y legitimadas. Y me he puesto en frente, apareciendo en primera persona con mi propia voz en la serie atrás los escombros. La primera conciencia que tengo de hacer una obra feminista fue 'Mujer Elefante' hace 20 años y con el tiempo esta pieza me ha explicado a mí misma muchas cosas», relata la artista. En una de sus series, 'Mujer elefante', Mery Sales se inspira en 'El hombre elefante' de David Lynch, la dramática historia de un ser deforme que sufre las atrocidades de una sociedad que no le acepta, para llevarlo al mundo femenino, donde la confusión e inadaptación frente a los códigos sociales establecidos, el rechazo a la propia imagen, el aislamiento, la impotencia y el agotamiento ante la constante humillación son representados por una almohada que ahoga a la protagonista de la obra.

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    Ana Beltrán

Mural 'Leo autoras' en Eslida, 'Terrorisme' (2020) y la performance 'Pilars' (2023). Ana Beltrán

Ana Beltrán Porcar es licenciada en Bellas Artes por la UPV en 2009 (premio a la excelencia académica). Es una artista de l'Alcora cuya producción se desarrolla en el marco pictórico y la performance interdisciplinar destacando también su colaboración con artistas de diferentes disciplinas. Su obra está muy influenciada por el entorno, sus vivencias, lo que ve y lo que le preocupa. Observó que la violencia machista se mostraba de forma «muy anestésica» en los medios de comunicación, con informaciones basadas en números, 'una más'... y decidió contarlo de otra manera. De ahí surgió 'Pilars', una performance en la que la artista teje literalmente con hilo rojo pilares con noticias de violencias que acaban con feminicidios. La realizará el 22 de noviembre en el Museo Thyssen de Madrid, dentro del ciclo 'Visión y presencia'. «El arte tiene la capacidad de cambiar la mentalidad», cree, y por ello intenta ser consciente de la fuerza que tiene la creación artística. «Voy adaptando mi obra a las cosas que quiero decir». No se ata a nada en cuanto a lenguajes artísticos.

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    Celia Rubio

'Mis amigues', 'Menstruación consciente' (2010) y 'Soy sensible', de Celia Rubio Torres. Celia Rubio.

Celia Rubio es una joven creadora. El futuro de un arte feminista que lleva siete décadas luchando por ocupar un espacio en condiciones de igualdad. Esta joven de Burjassot ha sido feminista desde que tiene consciencia y encontró en la ilustración la vía para plasmar todo lo que sentía tras iniciarse en disciplinas como la fotografía o el diseño gráfico. Para llegar al público, en consonancia con los tiempos que corren, se sirve de las redes sociales. En Instagram triunfan sus vulvas, proyecto de «empoderamiento» en contraposición al pene, simbología masculina que puebla desde libretas de adolescentes hasta ventanillas sucias de coches. De paso, busca también romper el tabú que existe en torno a los genitales femeninos. Le gusta el cómic y las viñetas, y algo de ello se entrevé en sus obras. En ellas, a parte de la ilustración, utiliza texto para Instagram, para que el mensaje llegue mejor al público, «pero también me gusta que cada uno lleve la obra a su terreno». En cuanto al estilo, dulcifica la técnica o la perfila en color negro, según la temática. Empodera a la mujer, rompe tabúes, aborda el mundo de los géneros, el colectivo trans, las personas binarias, estéticas fuera de lo normativos... Le interesa la ilustración editorial e infantil, un campo que no descarta explorar en un futuro.

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