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Un Premio Pritzker es el mayor prestigio no sólo para el arquitecto al que se le distingue sino para la ciudad que alberga edificios ... del profesional reconocido. Un inmueble icónico por su transformación de la fachada marítima de Valencia requiere un nivel de mantenimiento a la altura de su contribución urbanística sea o no galardonado con un Pritzker. No es el caso del Veles e Vents, diseñado por David Chipperfield, que el pasado martes se alzó con el Pritzer.
Cualquier persona que frecuente la Marina sabe que la conservación del Veles e Vents no es la idónea. Cualquier turista o vecino puede detectar que el emblemático edificio no goza del óptimo mantenimiento. El abandono se percibe a primera vista: la escalera lateral -que conduce a la zona de los restaurantes y la pérgola- está devorada por el óxido, al igual que sucede con zonas de los voladizos. Además, la enorme pasarela frontal registra pérdidas de la piel blanquecina a consecuencia de la oxidación, presenta hierbas entre las juntas de la superficie de madera y el lateral de la barandilla y tiene trozos de cinta adhesiva negra.
El Veles e Vents, situado en la Marina, es una delicia arquitectónica con grandes voladizos que marcan las terrazas de los distintos niveles y de solo 25 metros de altura. Es un edificio en el que los desperfectos, como las hendiduras, los agujeros y las grietas en la tarima de madera se extienden por todo el recinto, evidencian la dejadez en su conservación.
Si Chipperfield se acercara hoy al edificio que diseñó en colaboración con Fermín Vázquez descubriría que no ha tenido la inversión requerida. El Veles e Vents adolece del mantenimiento preciso.
Con cuatro plantas y sus terrazas flotantes blancas, de diferentes dimensiones y vuelos, el edificio se erige como un enorme puesto de mando marítimo. Es un orgullo para la ciudad que uno de sus edificios haya sido creado por un premio Pritzker pero también resulta decepcionante descubrir el actual estado de un emblemático inmueble cuya funcionalidad principal es la hostelería.
Veles e Vents es un hito arquitectónico incuestionable, algo que avalan el premio Emirates Glass LEAF de 2006 y el galardón del Royal Institute of British Architects en 2007. Su creación responde a la ambición de una ciudad por mejorar. La firma de un arquitecto de prestigio contribuyó a la transformación de la fachada marítima.
Además de los desperfectos como consecuencia del paso del tiempo y la falta de mantenimiento, la estética del Veles e Vents ha mutado. En la primera altura, con vistas al mar, se ha instalado un rincón 'british'. La esquina blanca ideada por Chipperfield se ha convertido en un sucedáneo de pub londinense. La marca de ginebra Beefeater ha tuneado este rincón del icónico edificio.
Esta imitación de pub londinense se instaló en el recinto en el verano de 2022, en plena celebración de la capitalidad mundial del diseño en Valencia. El evento, no obstante, no sirvió para reivindicar a los arquitectos internacionales que han contribuido a la modernidad urbanística de Valencia, como Chipperfield o Norman Foster.
El edificio se presentó en sus inicios como un mirador de lujo en la confluencia del canal y la dársena histórica de Valencia para acoger invitados, patrocinadores y espectadores de la trigésima segunda edición de la Copa del América de Vela (2007). Fue inaugurado de forma provisional el 11 de mayo de 2006, para la celebración de las prerregatas de ese año.
El Veles e Vents fue icono de la fachada marítima durante los grandes premios de automovilismo de Fórmula 1 que se disputaron entre 2008 y 2012 en Valencia, parte de cuyo circuito urbano discurría, precisamente, por el puerto y la dársena.
En 2007, Chipperfield reveló que su principal preocupación en el diseño del Veles e Vents fue «hacer que un edificio VIP pudiera ser sentido como suyo por los valencianos».
¿Quién es David Chipperfield? El arquitecto británico que devolvió la vitalidad a la isla de los museos de Berlín es uno de los grandes de su oficio y ha trabajado con otros grandes maestros. Muy vinculado a Galicia, donde ha levantado una casa en Corrubedo (A Coruña), tiene estudio en Santiago de Compostela.
Durante cuatro décadas, David Chipperfield ha firmado más de cien obras de muy distinta tipología y escala, desde edificios cívicos, culturales y académicos hasta residencias y planes urbanísticos en Asia, Europa y América del Norte. Con el galardón recibirá además del reconocimiento a su talento, un jugoso cheque y una medalla de bronce. Pero el gran honor es entrar en un selecto club con miembros como Philip Johnson, James Stirling, Rem Koolhaas, Zaha Hadid, Oscar Niemeyer, I.M. Pei, Norman Foster, Rafael Moneo o Tadao Ando.
«Diseñar no es inventar colores y formas. Se trata de desarrollar una serie de preguntas e ideas que tienen cierto rigor y consecuencia. Y si puede hacer eso, no importa qué camino tome, siempre y cuando lo haga bien y haya sido consecuente en el proceso», asegura este diseñador que devolvió el esplendor al complejo museístico del corazón de Berlín y que colocó el busto de Nefertiti bajo una estilizado cono-chimenea de ladrillo el museo Nuevo de Berlín.
Chipperfield nació y se crio en una granja rural en Devon, al suroeste de Inglaterra. Se graduó de la Escuela de Arte de Kingston en 1976 y de la Escuela de Arquitectura de la Asociación Arquitectónica de Londres en 1980, donde forjó su espíritu crítico, reconsiderando el potencial de cada elemento para ampliar cada proyecto más allá de la tarea en sí.
Trabajó con maestros como Douglas Stephen, Norman Foster, (Pritzker, 1999), y el difunto Richard Rogers, (Pritzker, 2007), antes de fundar David Chipperfield Architects en Londres en 1985, un estudio que abrió sucursales en Berlín (1998), Shanghái (2005 ), Milán (2006) y Santiago de Compostela (2022). Muy vinculado a Galicia, donde pasa largas temporadas, diseñó y levantó su propia casa en la localidad coruñesa de Corrubedo.
Su carrera comenzó en la londinense Sloane Street, diseñando un interior comercial para el difunto Issey Miyake, lo que lo llevó a trabajar en Japón. El Museo del Río y el Remo (Henley-on-Thames, Reino Unido, 1989–1997) fue su primera gran obra en su país natal. Uno de su grandes éxitos ha sido la reconstrucción y reinvención del Neues Museum (Berlín, 1993–2009) y la recién construida James-Simon-Galerie (Berlín,1999–2018) dos edificios esenciales de la isla de los museos de la capital alemana.
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