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Obra de Magritte. afp
Encuentran en Bruselas el último trozo de un cuadro perdido de Magritte

Encuentran en Bruselas el último trozo de un cuadro perdido de Magritte

La pieza se hallaba oculta detrás del óleo 'Dios no es un santo' del artista belga

EFE

BRUSELAS.

Miércoles, 15 de noviembre 2017, 00:26

El último fragmento de 'La pose enchantée', un cuadro de René Magritte perdido durante décadas, que el pintor cortó en cuatro para reutilizar el lienzo, se descubrió ayer en Bruselas, en un proceso que confirma cómo la tecnología es una gran aliada para desvelar los misterios del arte.

La parte superior derecha de la obra ha resurgido así detrás de 'Dieu n'est pas un saint' (Dios no es un santo), un óleo pintado por el artista entre 1935 y 1936, lo que pone fin a un enigma de más de 80 años y permite reconstruir virtualmente una obra que aporta datos significativos al relato del artista.

La reconstrucción de este cuadro, de 1927 y del que gráficamente sólo había localizada una fotografía en blanco y negro fechada en 1932, ha sido fruto de un trabajo que arrancó en 2013 en Nueva York, cuando el MoMA analizó 'Le portrait' (El retrato), un bodegón de 1935 con una loncha de jamón y un ojo en el centro, y descubrió en él un lienzo oculto. En el proceso habitual de análisis de las obras antes de las exposiciones, los conservadores del MoMA evidenciaron con rayos ultravioleta que el lienzo escondía la parte superior izquierda de esa obra perdida y contenía la mitad de uno de los dos cuerpos femeninos gemelos que posan sobre dos columnas clásicas, también idénticas.

Magritte (1898-1967) decidió deshacerse de esa obra en 1935 porque la consideró «irrelevante» a nivel estético, con dos cuerpos femeninos desgarbados, próximos al estilo del Picasso de la época, que no representaban «lo que el autor esperaba de sus obras años después», explicó ayer el director de los Museos Reales de Bellas Artes de Bélgica, Michel Draguet.

Pero la destrucción de la tela no fue caprichosa, sino que respondía también a un momento de dificultades económicas para el pintor, que tuvo que vender su biblioteca para viajar de París a su tierra natal, volver a dedicarse a la publicidad, un trabajo que él mismo tachaba de «imbécil», y apoyarse en su mujer, Georgette, que se puso a trabajar con él.

«Probablemente, la obra iba a exponerse en París en 1930, pero la crisis de 1929 provocó el cierre de galerías y obligó a Magritte a volver a Bruselas», explicó Draguet. Desde el descubrimiento del MoMA, los expertos buscaban recomponer 'La pose enchantée' (La pose encantada), un puzzle que se fue completando en el Moderna Museet de Estocolmo, con 'Le modèle rouge' (El modelo rojo), también de 1935, que escondía el cuarto inferior izquierdo, y, más tarde, en el Norwich Castle Museum.

El museo británico descubrió en 2016 un tercer fragmento bajo las capas de pintura de otra tela del mismo año, «La condition humaine» (La condición humana), antes de prestarla al Pompidou parisino para una retrospectiva del artista surrealista belga.Una investigación que culmina ahora en la verdadera «casa» del pintor, de la mano del Museo Magritte y la Universidad de Lieja, que además de descubrir el último fragmento aporta otro dato relevante de la obra: los colores. «El misterio se cierra ahora y además hemos aportado algo nuevo; gracias a una técnica de análisis elemental sobre los pigmentos encontrados estamos en condiciones de reconstruir los colores que utilizó Magritte», aseguró la investigadora del Centro Europeo de Arqueometría de la Universidad de Lieja, Catherine Defeyt.

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