El maestro en uno de sus anteriores paseíllos en la México. APLAUSOS
EL RUEDO

Enrique Ponce, el Consentido, se despide de la México

El matador valenciano hará su ultimo paseíllo en la que ha sido su plaza de referencia en América

Domingo, 2 de febrero 2025, 01:08

Tras la apoteósica despedida de los ruedos españoles en Valencia (9 de octubre de 2024) Enrique Ponce afronta los próximos días (México DF, 5 ... de febrero de 2025) su adiós definitivo al toreo en activo. Lo hará en el que es uno de sus grandes escenarios de referencia, la Monumental plaza de la avenida de los Insurgentes de la capital azteca, donde desde prácticamente su presentación le eligieron como uno de sus toreros predilectos que por aquellas latitudes se traduce como el consentido. Lo fueron entre otros pocos Camino o Capea, lo que nunca fue obvio para que si un día el consentido se distraía en sus obligaciones artísticas le recriminasen con acritud (no mucha) y todo su dolor de corazón. En cualquier caso, que ese día el maestro valenciano cuelgue su vestido de luces ¡una vitrina, un museo por favor! no significa que deje de ser torero, eso jamás, ni que deje de torear en la intimidad, eso aún menos. Antes, y como preparación y adaptación a las embestidas del toro mejicano, como si no las conociese, habrá actuado este fin de semana en San Miguel de Ayende, León, Guadalajara y el adiós en la México.

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Con el paseíllo de la despedida, Ponce sumará el medio centenar de ocasiones en las que el de Chiva haya atravesado el ruedo de aquella monumental a los compases del obligado pasodoble 'Cielo Andaluz', cifra que le sitúa entre los españoles con más actuaciones en la que es la plaza más grande del mundo. Las cifras artísticas son igualmente esclarecedoras a la hora de entender el fervor que despierta. En ese tiempo ha lidiado ciento dieciséis toros, ha cortado dos rabos, ha perdido bastantes más por el mal uso de la espada, la suerte que menos dominó en su carrera; en dieciséis de esos toros fue galardonado con dos orejas y a otros dieciséis les cortó un trofeo.

Ejemplo de su bendita adicción torera y su concepto de la solidaridad es el maratón de festivales de carácter benéfico que le esperan a su vuelta a España: para los damnificados de la dana, unos para los de Valencia en general (en Utiel y en Algeciras), otro para los afectados de su Chiva en particular (en Jaén), otro para los de Letur (en Albacete), en Granada lo hará para los niños de Down para los que tantos años toreó en aquella plaza, en Sanlúcar para un niño con una enfermedad rara, en Roquetas, Almería, será en favor de la lucha contra el cáncer… A los que hay que sumar el que ya toreó en Madrid y el que espera torear en Valencia cuando los responsables digan adelante. En realidad, ha estado dispuesto para todas las causas benéficas que le han planteado, que para tales objetivos el maestro no sabe decir que no. De tal manera que, tras el último día de su carrera de luces en la México, la agenda se ha apretado seguramente en exceso para un torero retirado. «Es verdad, pero es que no sé decir que no y más si hay motivos»… Y promete a los amigos un propósito de enmienda, sabiendo, él el primero, que si hay motivos allí estará.

Cetrina, el paraíso para combatir la nostalgia de los ruedos

Nada existe que contradiga ni ralentice el avance inexorable del maestro hacia su retiro definitivo en Cetrina, su finca de referencia. La compró en su segundo año de alternativa, en su tierra de adopción, Navas de San Juan. Ya no pasan esas cosas, los toreros de ahora tienen que esperar más tiempo para alcanzar esos objetivos con los que sueñan desde sus primeros pasos. Las fincas de los toreros han tenido de siempre mucha leyenda. Lo que les costó o quienes fueron sus dueños anteriores, lo que de venganza social tuvo su adquisición, lo que la mejoraron y lo que perdieron en ellas. Que conocido es aquel adagio que asegura que toda finca es mejorable hasta la propia ruina de su dueño. No es el caso.

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Enrique Ponce, en su retiro de Cetrina. APLAUSOS

En ese ambiente todos los grandes toreros de la historia, los más grandes, hay que subrayarlo, han tenido una finca de referencia, la Gómez Cardeña de Belmonte, donde un mal día se quitó la vida, dicen que porque se sintió mayor en cuestiones del amor; de ese mismo tiempo es Pinomontano, de Joselito, sede que fue de la reunión fundacional de la generación del 27 que promoviese su cuñado el legendario Ignacio Sánchez Mejías; en el toreo es referencia igualmente la Coronela del elegantísimo Antonio Fuentes; la Villalobillos de aquel trueno sin espoleta, todavía no ha dimitido de tales menesteres, El Cordobés, hasta donde hizo peregrinar a la elite empresarial para pedirle que no se retirase; la Cantora de Paquirri, lugar de peregrinaje de una prensa que cuarenta años después no se rinde a la caza de exclusivas sin demasiados miramientos… todas ellas fincas ganadas con sangre y gloria torera.

La del maestro Ponce es Cetrina que junto a la lindera de Abenazar reúne varios centenares hectáreas de dehesa y olivar en los términos de Navas de San Juan y Sabiote Se trata de la fortaleza en la que se refugia ante todo el ruido mediático que le persigue y el reservado personal donde dar rienda suelta y privada a su pasión más íntima: una becerrita para que los vuelos de su muleta no se entumezcan; un ratito para darle gloria a los amigos; un ciento de vacas bravas para devolverle al toro lo que el toro le dio; unos miles de olivos para que lo ganado en los ruedos no se diluya en un dolce far niente como le ha pasado a tantos compañeros… En realidad, un paraíso donde resistir a la nostalgia que a buen seguro tendrá que lidiar en este tiempo de paro profesional, que al fin al cabo cincuenta años de torero no se pueden acabar una tarde en la México.

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