No era francesa. Había un error que hizo a los expertos del mundo del arte asociarla con la pintura del país galo del finales del siglo XV. Pero lo cierto es que esta joya con más de 500 años de historia llevaba la firma de ... un artista muy ligado a la Comunitat: Joan Reixach, nacido en Barcelona en 1411 pero arraigado en Valencia en 1437 (falleció en 1486). El exconservador del Museo de Bellas Artes de Valencia, José Gómez Frechina, ha identificado en el Princeton University Art Museum en Nueva Jersey, en Estados Unidos, una tabla de la Crucifixión de este conocido artista y que estaba clasificada erróneamente por el museo americano como pintura francesa de fines del siglo XV.
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Según el historiador, «la obra ingresó a mediados del siglo XX en el museo de Princeton como un 'regalo de Gilbert S. McClintock en 1908' sin que se sepa su procedencia original». No obstante, tras el análisis de Gómez Frechina, se ha determinado que pertenece al pintor afincado en valencia. En palabras del experto, «esta Crucifixión no es una pintura autónoma, debió formar parte del conjunto de un retablo ubicándose como es preceptivo como tabla cumbrera o ático de la calle central».
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Según el historiador, Joan Reixach tuvo una fuerte demanda de retablos en tierras valencianas y se conocen otras Crucifixiones que emparentan estilísticamente con esta recientemente atribuida a Reixach de Princeton. Entre ellas destacan el Retablo de Nuestra Señora de los Ángeles y la Eucaristía, procedente de la cartuja de Valdecrist; el retablo de San Martín obispo del Museo catedralicio de Segorbe; una Crucifixión de la colección Masaveu procedente de Bañeres; otra en el Norton Simon Foundation de Pasadena; el retablo de Santa Catalina mártir de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de Villahermosa del Río; el retablo de Santa Úrsula y las once mil vírgenes, del Museo Nacional de Arte de Catalunya (MNAC); el retablo de la parroquia de Catí o la espectacular Crucifixión del Castillo de Haar en Holanda.
«La tabla conserva la tracería gótica con sus cardinas y macolla y el oro de fondo original con el burilado típico de Reixach con puntos gruesos y decrecientes formando un triángulo de los que parten otros a modo de zarcillos en espiral. El artista repite en esta obra el modelo de Cristo crucificado habitual en su producción: cuerpo enjuto sujeto por tres clavos, dedos crispados, corona de espinas, llaga del costado, cabeza inclinada sobre el hombro derecho y nimbo con potencias encarnadas», describe el que fuera conservador del museo de Bellas Artes de Valencia, para quien «Reixach sigue la tradición del gótico internacional en Valencia de representar a la Virgen y San Juan sentados al pie de la cruz. No falta al fondo la representación simbólica de Jerusalén de corte flamenco con tejados rojos y azules».
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Noelia Camacho
Afincado en la capital del Turia, donde desarrolló parte de su gran producción pictórica, Joan Reixach se inscribió, en sus inicios, dentro del estilo del gótico internacional «pero enseguida incorpora en su obra las novedades flamencas introducidas en Valencia por Luis Dalmau y Louis Alincbrot a finales de la década de 1430», señalan los expertos. «Joan Reixach es, junto con Jacomart, uno de los artistas decisivos en la incorporación del lenguaje flamenco a la pintura valenciana», describen desde el Museo del Prado. «Al final de su carrera se aprecia en sus pinturas la presencia de elementos propios del primer renacimiento, pero sin abandonar nunca el estilo gótico que les es característico«, aseveran.
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