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Francisco toca la guitarra en el salón de su casa en Godella. TXEMA RODRÍGUEZ

Francisco: «Por toda España me piden que cante el Himno Regional Valenciano»

Cuarenta años después de 'Latino', reivindica uno de los grandes temas de la canción melódica: «Sigue siendo reivindicativa y fresca»

Héctor Esteban

Valencia

Sábado, 26 de octubre 2024, 00:26

Al abrir la puerta, Fran y Chloé dan la bienvenida. Un bobtail y una bichón que claquetean sobre el parqué del salón del ático de ... Francisco (Alcoi, 5 de febrero de 1959). El cantante llena la estancia. Alto y grande, acorde a una voz como ninguna. Junto al televisor, una Playstation chiva que es abuelo –«tengo ocho nietos», presume–; en una mesita, un par de números de la revista Hola!, como partituras de papel cuché, y en un sofá descansa en silencio una guitarra.

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–¿La toca?

–Aprendí en pandemia con tutoriales de youtube. Aquí (señala el móvil) hay profesores de todo.

De Porcuna y Tinarejos partieron Francisco y Maruja, jienense y manchega, y llegaron a Alcoi para encontrarse y formar una familia. Francisco, a imagen del padre, fue el nombre del primer hijo. De Alcoi a Vall d'Uixó. A los 13 años se convirtió a la fuerza en el hombre de la casa tras morir el cabeza de familia: «Trabajé de albañil, en el campo, de camarero... Éramos humildes y dejé el colegio por pura supervivencia. Teníamos que ayudar todos».

El cante lo mamó en casa. Los palos flamencos de su padre, que devoraba a Farina, Caracol, Valderrama y La Niña de la Puebla. La copla, de Maruja, entre Conchita Piquer y Juanita Reina. «Yo era un crío. Mi madre se ponía a lavar sobre la tabla de madera y yo me sentaba a escuchar en silencio». Un niño tímido, que cantaba en un rincón sin que le oyeran sus padres. «Esa barrera sólo la pude romper pasados los cuarenta».

La familia se trasladó a Valencia y la música siempre fue una obsesión. Alguien lo llevó a dar clases a casa de Pascual Sanchis, un repertorista, y con 17 años ganó el festival de Bugarra con 'Como todos' y 'Violetas imperiales'. En el jurado, Vicente Moyà 'Suco', mánager de Nino Bravo. Había madera.

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El cantante Francisco, durante la entrevista. Txema Rodríguez

El maestro Ibarbia, el recordado director de 'La, la, la' de Massiel en Eurovisión, seleccionó a Francisco en unas audiciones en los estudios de RNE para el programa Gente Joven. El valenciano se hizo con el segundo premio en la categoría de música ligera.

–Aquello fue un éxito fallido.

–Hispavox me fichó por un año y me pagó 200.000 pesetas –1.200 euros–. Creo que fui el primer artista en ganar dinero sin cantar... Un miembro de la casa de discos, 'Adam' Blasco Carabia, que era valenciano, me dijo que tenía una canción ideal para mí...

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–Sorpréndame...

–Me presentó 'Aire', la que luego cantó Pedro Marín –aireeee, aaah, soy como el aireeee... tararea–. La maqueta era malísima. ¿Queréis que cante esto?, le dije. No sabía cómo decir que no.

–¿Y qué pasó al decir no?

–Aquel hombre, que sólo me contaba su vida, se lo tomó mal: ¿Qué quieres, cantar canciones como Nino Bravo, todos los valencianos queréis cantar como Nino Bravo...

El contrato se rompió y Francisco se fue a servir a la patria. Después descartó orquestas, consiguió playbacks de Nino Bravo –se los dio María Amparo, esposa del de Aielo– y de Juan Camacho. Y se abrió una etapa de bolos como solista por Barcelona, Madrid, Valencia... En El Jardín de Pinedo, el director artístico de Polydor tocó a su puerta para grabar un disco.

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La mala experiencia anterior ya era un grado y Francisco puso condiciones: «Pedí que las canciones fueran de Manuel Alejandro o de Herrero y Armenteros». Estos últimos, compositores de himnos como 'Libre', 'Un beso y una flor', 'Libertad sin ira' y 'Como una ola', eran apuesta segura y se pusieron a su servicio.

Un día de 1981, en el estudio de Polydor, alguien buscaba canción y cantante para el festival de la OTI. Y ahí estaban prestos Francisco y 'Latino'.

–El pelotazo de su vida.

–No tenía nada que perder. Nunca había salido de España y el festival era en Méjico. La canción era muy bonita, no se compuso para un festival. Cuarenta años después sigue siendo reivindicativa y fresca.

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El tiempo ha convertido 'Latino' en un himno de karaoke, en canción bajo la ducha, en estribillo al volante. Un triunfo a los ojos de 300 millones de espectadores. «Julio Iglesias me dijo que una canción tiene éxito si la ponen en los ascensores de los hoteles. 'Latino' es una de esas».

–¿Se ha cansado alguna vez de 'Latino'?

–Nunca. Me cambió la vida, hizo que me conocieran en todo el mundo. Tras ganar la OTI recorrí toda Hispanoamérica. Hoy me la piden. En cambio, he sacado de mi repertorio otras como 'La chica del póster', con la que no me veo.

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'Latino' es triunfo, dinero e intereses. El éxito también es velocidad, perder las riendas de tu vida. «Se te acerca gente que no sabes ni quién es, no sabes lo que te pagan, el dinero que tienes. Todo va muy rápido y dejas de tener el control. Me llamaron todas las televisiones y yo pensaba que iba gratis mientras que alguno de los que me rodeaban cobraba. No veía los contratos, me metían los gastos que les daba la gana».

–¿Señor o correcaminos?

–(Ríe) Yo siempre más correcaminos...

Francisco se reconoce disfrutón. A los 22 años, fama y dinero: un buen coche, ropa cara, noches en el Madrid del Joy Eslava, restaurantes, casa... «No me arrepiento. Era joven, hay cosas que tienes que vivirlas».

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El primer bofetón de realidad llega sobre 1986. Parón en seco. Para reinventarse, para equilibrarse y volver a emerger. Lo que hoy se ve como una virtud, como sucede con Dani Martín, en aquella época se pagaba con portazos.

–¿Qué le hizo echar el freno con una carrera fulgurante?

– Pesaba 65 kilos con 1,81 de altura. No sé ni de dónde me salía la voz. Paré para ver qué había pasado. Replantearme las cosas. Quería cambiar de compañía, no me daban la carta de libertad. Tuve tres años de sequía. Mi carrera ha sido de subidas y bajadas y he tenido años muy malos.

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Al volver a tocar a las puertas, la respuesta era la misma: no interesas. Vueltas y vueltas sin encontrar una explicación. «La primera vez que te pasa es la peor, no estás preparado. Yo era un crío. Crees que el éxito va a durar toda la vida y hay un bofetón: esto se ha acabado».

La reinvención fue un viaje a Miami, con un millón de pesetas prestado por amigos, y a grabar un 'medley' de Grandes Éxitos de Manuel Alejandro que le devolviera a las listas. «Me traje el disco y no lo quería nadie». Hasta que una pequeña discográfica de Barcelona le abrió una rendija que al final fue una compuerta con 230.000 copias vendidas.

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–¿Aprendió la lección?

–Me devolvió a la primera línea y tomé nota: hay que guardar.

La separación de su segunda esposa fue un destino a Barcelona para aprender canto, ópera e italiano. Las 24 horas del día. En una audición le cantó 'La tabernera del puerto' a Montserrat Caballé y la soprano se lo llevó de gira casi cinco años por Europa. «Esa familia me trató fenomenal. Me llamaba la atención la lírica pero tuve que prepararme mucho. En la ópera, si no eres primer espada no ganas dinero. Mis hijos empezaban la facultad, hipoteca, la carrera de canto es carísima. Al final opté por ser cabeza de ratón para vivir». En este tránsito ganó de nuevo el festival de la OTI de 1993 en el Principal de Valencia con 'A dónde voy sin ti'. Y una nueva etapa con discos de homenaje a Agustín Lara, a Luis Mariano o de canciones de Nino Bravo. «Y a guardar».

–¿Y a los 65 años como está?

–En mi mejor momento. Hago las cosas que me aportan. He cantado toda la vida fumando, tres paquetes de Ducados al día. Lo dejé a los 53 años. Mi voz ha sufrido una metamorfosis, a mejor. Una noche tenía un dolor en el pecho y le dije a Paca: llama a una ambulancia que me está dando un infarto. Al final era un principio de neumonía. El médico, un chaval que era cirujano, me dijo: haz lo que quieras pero estás al borde del precipicio. O dejas de fumar o serás una carga familiar. Mi cerebro hizo click. Igual que se acabaron las bebidas de alta graduación. A mí me gustaba tomarme un cubalibre antes de actuar, por lo de la timidez.

La madurez también es culpa de Paca, el amor de su vida, a punto de cumplir tres décadas de unión: «Me da estabilidad y felicidad. La familia es lo importante. Estoy en una etapa dulce con mis nietos, mis hijos trabajan...». Hoy es verso sincero. Español y valenciano. «Mis padres vinieron de fuera de la Comunitat 'i jo parlé valencià'. Defiendo el valenciano, subráyalo, el valenciano». Si el maestro Serrano compuso el Himno Regional Valenciano y Maximiliano Thous le puso letra, Francisco es su voz. «Lo grabé en 1983 con esta intención. Lo escuché por primera vez cuando mi padre nos trajo a Valencia y pregunté: papá, qué es eso tan bonito que suena...»

–El 9 d'Octubre cantó el Himno por sorpresa en el Palau.

–Me han vetado durante ocho años por política. Detesto las prohibiciones, la música no entiende de ideologías. Los chavales vuelven a escuchar el himno. Se vio en el Medusa. Me lo piden cada vez que actúo por toda España. Vengo de cantarlo en Tenerife ¿Le cuento una anécdota...?

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–No se corte...

–Cuando gané la OTI en 1981 me daban un premio, un viaje. Pregunté si lo podía cambiar. Pensaban que iba a pedir un coche pero pedí grabar el himno de mi tierra con una banda de música. En Polydor trabajaba Jaime Torregrosa, alicantino, y me dijo: eso es una joya. Organizó una banda con músicos valencianos de RTVE, de la Orquesta Nacional y la banda municipal de Madrid. Y lo grabamos en Madrid. Me aconsejó Enrique Pastor 'Pastoret' por el tema de la pronunciación. Grabé el Himno y El Fallero. Antes de grabarlo yo, el Himno no se conocía, el que lo cantaba parecía que lo hacía dentro de un bote. E hice una alteración, un atrevimiento. Le di una octava alta a 'novell' y queda espectacular. Un himno bonito, nada separatista.

En la mente de Francisco hay proyectos. Quizá una nueva versión, tras el bombazo con Wally en el Medusa. O el himno de la Mare de Déu. Pero lo más inmediato, Únicos con Tamara, con el que giran por España. En Valencia, en el Olympia el 13 y 14 de enero.

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