El patrimonio cultural valenciano ha ganado uno de los conjuntos artísticos más importantes de España. Con la compra por la Generalitat de la colección Lladró, los valencianos han ganado piezas de Sorolla, Pinazo, Juan de Juanes, Ribera, Ribalta, Zurbarán y Vicente López. Meses después de largas negociaciones entre el Consell y la familia Lladró, firma mundialmente conocida por sus porcelanas, ha cuajado la venta por 3,7 millones de un conjunto de 73 joyas que viajan a través de la pintura desde el siglo XV al XX. LAS PROVINCIAS ha hablado con expertos en arte que han ofrecido su valoración sobre las obras. De todos se extrae la excelencia que caracteriza al conjunto artístico.
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Hasta el Museo del Prado querría alguno de los cuadros de la colección Lladró que la Generalitat Valenciana ha adquirido. Dice el director de la pinacoteca nacional, el valenciano Miguel Falomir, que estamos ante una adquisición «muy interesante y pertinente». No sólo porque se quede en la ciudad del Turia, también porque la integran grandes figuras «de la pintura valenciana». Cuando a Falomir se le pregunta por la compra de la Generalitat no duda en hablar de la «gran coherencia» de la colección. Detiene sus palabras para destacar el valor de las «dos sagradas familias» de Juan de Juanes que se encuentran entre las piezas compradas y en esa rareza en la trayectoria de Sorolla que es 'Yo soy el pan de la vida', pieza de la que recuerda que ofrece un tema «inusual» en la obra del maestro de la luz. Es pieza de referencia en tanto que forma parte de una serie de la que en España sólo queda este lienzo.
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La selección de Falomir no acaba ahí. Incluye «un Claudio Coello muy importante». El valor que el director del Prado concede a los cuadros que pasarán al Museo de Bellas Artes se traduce gráficamente cuando no oculta que alguna de las piezas la querría para El Prado. Y vuelve entonces a mostrar su apuesta por «las sagradas familias de Juan de Juanes». No sólo. También por esa «inusual pintura de Sorolla». Pero eso sí, en su último pronunciamiento deja claro que en «el Bellas Artes están muy bien».
«Un hecho histórico». Es la afirmación de Ester Alba, profesora de Historia del Arte y vicerrectora de Cultura de la Universitat de València, cuando se solicita su experto criterio. Refiere la excelencia del conjunto de piezas «esenciales para cada periodo histórico» de la pintura hasta llegar a trazar la trayectoria de la historia del arte valenciano.
A juicio de Ester Alba todas las obras son «imágenes de referencia» para conocer el patrimonio artístico valenciano. Del listado extrae entre lo más significativo «el retablo de San Juan y San Sebastián del maestro de Artés o de Borbotó y también 'El descendimiento' de Vicente Macip». Y de este pasa al hijo, a Juan de Juanes, porque su presencia en la colección aporta una muestra sobresaliente «de la penetración del Renacimiento» en la pintura valenciana. De la misma forma que singulariza las piezas del pintor Joan Ribalta por su conexión con «el caravaggismo», junto con las muestras de la «estética barroca valenciana de Vicente Castelló».
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«Magníficos, estupendos», dice de los fondos adquiridos por la Generalitat Valenciana y entre los que a la hora de extraer una «rareza» se queda con la presencia del artista Antonio Fillol, a quien considera «un pintor a rescatar, del que no hay obra en las instituciones valencianas» y que ha aportado a la Historia del Arte una obra con «fuerte carga de crítica social, su manera de ver la realidad».
De las declaraciones de la vicerrectora de Cultura se extrae una clara apuesta por la colección. Le cuesta dejar fuera piezas de unos fondos en los que coincide con los demás expertos en apuntar la importancia del sorolla de temática religiosa y resumir en que todo viene «a completar muy bien el discurso del Museo de Bellas Artes San Pío V de Valencia».
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La mirada de Benito Navarrete, catedrático de Historia en la Universidas de Alcalá, cuando se detiene ante la llegada de la colección Lladró al patrimonio valenciano habla de algo «genial» que, según su criterio, viene a mostrar «el importante salto cualitativo que en los últimos tres años ha dado el San Pío V con la llegada de la colección Gerstenmaier y ahora esta».
Presta atención a la «gran aportación» de la pieza 'Yo soy el pan de la vida' de Sorolla que considera «referencial. Sólo con los sorollas y los riberas ya se supera el precio pagado». La. experta mirada de Navarrete viaja a la Magdalena de Claudio Coello, de la que asegura que «podría estar en el Museo del Prado». Habla de «Juan de Juanes y Vicente Macip» como artistas que conceden «notable atractivo». Todos coinciden en la grandeza de unos fondos que enriquecen culturalmente a los valencianos, algo que no aparta a Navarrete de señalar que «después de todo esto» lo que hay que esperar es que «se dote de personal técnico, de conservadores» a las colecciones, algo que en el san Pío V se echa en falta.
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