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¿Por qué no hay pastillas cuadradas, ni tampoco negras? Pues, aunque no lo crean, en el diseño se esconde la razón. No hay comprimidos ... cuadrados porque no se contempla esa forma en las cadenas de producción y por tanto no se diseñan. Y no nos recetan píldora alguna de color negro porque, además de que tal vez pueda resultar un tono poco atractivo para tragar, también es más caro de producir. ¿Lo ven? El diseño también sabe de salud.
Las respuestas a estos interrogantes las ha facilitado esta mañana Ramón Úbeda, el comisario de la exposición 'Diseño + Salud' que se puede visitar en el MuVIM hasta el próximo 16 de abril. La muestra ofrece un interesante recorrido por un espacio concebido como un hospital al que se invita a pasar con una sonrisa en la boca. El primer paso pone al espectador ante la reproducción de comprimidos, grageas o píldoras de tamaño gigante que sin duda desatan la sonrisa al mismo tiempo que advierten de que esos remedios para nuestros males han pasado por las manos de alguna mente creativa antes de salir del laboratorio.
Superada esta prueba llega el momento de acercarse a la importancia de las advertencias en cuidados de salud para pasar después por la prevención, las urgencias, los boxes hospitalarios y así llegar finalmente al hospital del futuro. En cada apartado descubre el espectador la huella del diseño, ya sea en carteles como aquel que está grabado en la memoria colectiva de muchas generaciones que muestra la imagen de una enfermera solicitando silencio con el dedo o en las imágenes y reproducciones de la mascarillas que protagonizaron, y siguen con su presencia, la reciente pandemia por Covid 19. La vida misma, un retrato de lo cotidiano.
En una jeringuilla, en la bata del médico, en la silla sobre la que se sienta, en el indicador de zona donde se practican pruebas radiológicas, en una dentadura postiza, en el gotero que administra el suero a un enfermo, la prótesis de cadera o la de rodilla que nos permiten seguir funcionando. También en la ambulancia que nos traslada al centro sanitario, en la silla de ruedas, así como en un sinfín de carteles que como el conocidísimo 'Póntelo, pónselo', o campañas publicitarias para evitar accidentes de tráfico, se esconde el hacer de los diseñadores. Pero no sólo en el dolor y cuanto se diseña para paliarlo se detiene la muestra. También el placer forma parte de la vida y como tal influye en la salud. El MuVIM viene a demostrarlo cuando la exposición conduce al box dedicado al placer y a procreación poniendo ante los ojos del público el hacer del diseño en el territorio de la práctica del sexo.
Y se encontrará el espectador con una silla de ruedas que tal vez le resulte rudimentaria, pero sin embargo es un gran avance. Está realizada a partir de una vieja silla de plástico con las que se publicitan las marcas de cerveza. Se desarrolló en países lejos de nuestros índices de desarrollo para que las sociedades más necesitadas puedan con los medios de que disponen contar con ellas. Es la mirada social del diseño.
A través de más de 500 piezas se ofrece de la mano del MuVIM y la Capitalidad Mundial del Diseño un recorrido de claro contenido pedagógico que quiere trasladar al público un mensaje de compromiso social que deja claro algo tan evidente como que el diseño por sí mismo no puede curar, pero qué duda cabe, como ha destacado Úbeda que si no hay alguien que concibe y desarrolla una jeringuilla, no se puede administrar una vacuna.
«Diseñar un desfibrilador es mucho más difícil que proyectar una lámpara. Es menos glamuroso y no sale en las revistas. Ya es hora de darle valor». Esta idea la ha dado a conocer el comisario de la muestra poniendo sobre la mesa una reivindicación que parece que va aparejada a una propuesta que llega en medio de una sociedad envejecida que reclama, y va a reclamar mucho más, servicios sanitarios. El diseño tiene ante sí la llamada de dar respuesta a una necesidad social, que al mismo tiempo es una oportunidad para los creativos. Vivimos ya, como se ha puesto de manifiesto esta mañana, en una sociedad envejecida, y la tendencia es creciente.
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La exposición visita el pasado, nos da a conocer el presente y mira también hacia el futuro. La invitación a observar el porvenir la lanza con una reivindicación: «Una especialidad del diseño orientada al sector de la salud» y lo hace desde un espacio que en su día acogió el primer psiquiátrico del mundo y fue sede del primer hospital de la ciudad. La oportunidad del espacio es sin duda un acierto para hablar de dos mundos que están llamados a entenderse porque se necesitan. Todo ello se cuenta en una exposición que esta mañana han presentado el comisario de la muestra, el director del MuVIM, Rafael Company; la diputada provincial de Cultura, Glòria Tello: el director de Valencia Capital Mundial del Diseño Xavi Calvo, y el director de exposiciones del espacio, Amador Griñó.
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