Francisco Martínez, Francisco Lago, Pili Castelló, Amparo Cerdá y Francisco Juan Lago, vecinos de El Carmen que vieron expropiadas sus viviendas para la ampliación del IVAM que nunca se hizo. IRENE MARSILLA

Los expropiados del IVAM: «No hay derecho a que nos quitaran nuestras casas para nada»

Los vecinos lamentan que la pérdida de sus viviendas hace casi 20 años fuera en balde al no llevarse a cabo la ampliación del museo | Donde antes estaban sus hogares en la actualidad hay un solar abandonado, donde no ha funcionando ni el Pati Obert ni se ha hecho la 'piel' que los arquitectos japoneses Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa diseñaron para la pinacoteca

Noelia Camacho

Valencia

Lunes, 3 de febrero 2025, 00:47

«No hay derecho a que nos quitaran nuestras casas para nada». El sentimiento es unánime entre algunos de los vecinos del barrio de El ... Carmen de Valencia a los que hace más de quince les expropiaron sus viviendas para el proyecto de ampliación del IVAM (aunque el proceso se inició muchos años atrás). Una intención que jamás se llegó construir en la parte trasera del museo de Guillem de Castro. Y eso que hasta cerca de medio centenar de familias se quedaron sin hogar y vieron cómo se demolían unos edificios para agrandar un museo que jamás ha crecido en estos 20 años.

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Francisco Lago, acompañado de su hijo Francisco Juan Lago, Francisco Martínez, Amparó Cerdá y Pili Castelló son sólo algunos de esos residentes que, si hoy les dijeran que van a volver a construir sus viviendas, regresarían a ellas. Pero es sólo una ilusión. LAS PROVINCIAS les cita, precisamente, en el lugar que ocupaban sus casas, en lo que en la actualidad es un jardín sucio, descuidado y lleno de grafitis, que también fue otro proyecto fallido: el Pati Obert del IVAM, un espacio que se llenó de esculturas y que en la actualidad ya no las exhibe. «Hicieron ese proyecto porque si no, nos hubieran tenido que indemnizar al no haber hecho la ampliación. Pero mira cómo está ahora, esto es una vergüenza», señala Francisco Lago, uno de los afectados por las expropiaciones y que ve cómo nunca se realizó el proyecto de los arquitectos japoneses Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa para crear la 'piel' del IVAM.

Fue en el año 1999 cuando se habló de las primeras expropiaciones, que tardarían años en llevarse a cabo. Pero los vecinos se mostraron en contra. «Llegamos a manifestarnos los domingos en el IVAM», cuenta Pili Castelló. Sin embargo, sus años de lucha -hasta el 2008 no cambiaron de casa-, no sirvieron para conservar sus viviendas. Ni mucho menos. Les ofrecieron dinero pero ellos pelearon para, al menos, poder optar a unas viviendas cercanas a donde residían. Las encontraron en la plaza del Árbol, un enclave cercano a sus domicilios originales. Accedieron a ellas mediante sorteo. «Perdimos calidad de vida porque las viviendas a las que accedimos por sorteo son más pequeñas, con peores calidades», dice Pili Castelló. «Hubo hasta desprendimientos y algunas viviendas tienen grietas. Claramente eran mucho peores que nuestras casas», añade Francisco Lago.

Los vecinos, con los recortes de prensa, entre ellos de LAS PROVINCIAS, con los que, dicen, se enteraban de lo que ocurría con sus hogares. IRENE MARSILLA

Amparo Cerdá, otra de las vecinas que fue expropiada, aún conserva el papel en el que le anotaron la cifra que le deban por su piso. Un 'post-it' amarillo con una cifra escrita a mano. Algo más de catorce millones de pesetas. «No hay derecho a que nos quitaran nuestras casas para no haber hecho nada», insiste Amparo. Ella denuncia que nunca se reunieron con nadie. Como el resto de estos residentes, señala que hubo presiones para que aceptaran el dinero. «Fuimos a un bajo aquí cerca, había una mesa y nos insistían en que cogiéramos el dinero y nos marcháramos», asegura.

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Lo hicieron, no sin antes pelear. Pero no fue posible conservar sus hogares. Francisco Martínez afirma, justo en el espacio que ocupaba su vivienda y que ahora es ese descuidado jardín donde hay hasta unas tiendas de campaña donde viven unas personas sin hogar, que siente «nostalgia» cada vez que pasa por esa calle. «Es un escándalo, una vergüenza», insisten.

El proceso se dilató tanto en el tiempo que pasaron de ofrecerles pesetas a hacerlo en euros. Su pelea fue, al menos, la de no abandonar el barrio. Ahora, pasan por este espacio y se sienten decepcionados. «Les hemos dicho que construyan aquí una piscina para los vecinos, para que podamos usarla», añade Pili Castelló. «Esto no es ni un jardín ni es nada», asegura Francisco.

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Todos ponen de relieve que «salimos perdiendo» con el cambio de vivienda. Pasaron de casas más amplias, en algunos casos de más de cien metros, a otras más reducidas. Pasados todos estos años, solo les queda la resignación. «Hay mucha gente que ha fallecido, que ya no está y que lo pasó muy mal por tener que dejar su casa», aseveran todos. ¿Consideran que es momento de volver a pelear para denunciar que les expropiaron sus viviendas para un proyecto fallido? «¿Para qué?, ¿qué hacemos ahora?», se pregunta Francisco Martínez.

Cuando abandonaron sus viviendas y antes de la demolición de lo que hoy es el solar donde se instaló el fallido Pati Obert, fueron testigos, aún de otro hecho desolador. «Las casas se llenaron de okupas. Incluso hubo un incendio. Yo iba a mi casa a recoger algunas cosas para llevármelas a la nueva vivienda y dejé de hacerlo porque tenía miedo al ver que se llenaron de gente», cuenta Pili Castelló, quien asegura que hasta los antidisturbios fueron para desalojar las viviendas. Pasados todos estos años, la sensación es la misma: que fueron expropiados «para nada».

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La fallida 'piel' del IVAM

Aunque fue a finales de los años 90 cuando se inició el proyecto para ampliar el IVAM, no fue hasta el 19 de septiembre de 2003 cuando se presentó oficialmente la idea de los arquitectos japoneses Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa. El estudio SANAA planteó una estructura que recubría el museo dejando pasar la luz y el aire (a través de miles de ojos de buey) y la creación de nuevos espacios. Era la 'piel' del IVAM. El proyecto se alzó con el prestigioso premio Prikzer, reconocimiento que merecieron Sejima y Nishizawa en el año 2010. En aquella época el proyecto arquitectónico, que ganó el León de Oro de Venecia en 2004, se tasó en 45 millones de euros, una cantidad que en la actualidad supondría el doble.

La propuesta del estudio SANAA se presentó bajo el mandato de Kosme de Barañano como director de la pinacoteca, un gestor que fue relevado por Consuelo Císcar en el año 2004. Durante la gestión de la exdirectora, la ampliación del centro artístico no fue una prioridad. El proyecto se quedó en el cajón y ningún director lo recuperó. Císcar abandonó la institución en 2014 y fue sustituida por José Miguel G. Cortés, en cuyo proyecto de dirección no figuraba la ampliación. Tras Cortés llegó Nuria Enguita, quien tampoco lo ejecutó. Es más, ella estaba cuando se presentó el proyecto para la subsede del IVAM en el Parque Central. Una iniciativa que tampoco se llevará a cabo. El pasado viernes la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Valencia aprobó la renuncia del IVAM a explotar este espacio. El IVAM no crecerá. Ni ahora ni lo hizo antes, cuando se expropiaron las casas de casi medio centenar de familias.

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