Fallece Xemi Baviera, propietario de Venta l'Home, cocinero y activista cultural

Hacía ya bastante tiempo –alrededor de quince años- que Xemi Baviera Palop (Valencia, 1944) había desaparecido de la vida pública valenciana. La diabetes y un duro ictus le postraron en una silla de ruedas y le retiraron del oficio que tanto amaba: la gastronomía y la gestión de su popular restaurante en Buñol (Venta l'Home, una antigua casa de postas con más de 300 años, rehabilitada de forma sabia para conservar su encanto histórico). Un nuevo ictus, sufrido hace unos días, y las complicaciones de la diabetes acabaron ayer con su energía vital, de siempre poderosa y seductora.

Xemi fue además, mientras pudo volcarse en ello, un incansable activista cultural. Era cinéfilo, amaba el arte (poseía obras de Ripollés, de Equipo Realidad y de jóvenes pintores), colaboró durante años en el boletín informativo de la Mostra, un festival al que estuvo muy unido y en el que escribía una columna de opinión titulada, si no recuerdo mal, 'Tacones lejanos'… A Xemi le apasionaban el teatro, la radio, la belleza, la política, los viajes, la lectura, la música, la fotografía, las conversaciones de sobremesa… Sus bestias negras eran la petulancia y la crueldad, dos males que no escasean en nuestro tiempo.

Le gustaba cocinar y conocer buenos restaurantes. He sido amigo de Xemi durante más de 40 años y pude compartir con él agradables viajes por España (Madrid, Barcelona, Marbella, Sevilla, Murcia, Alicante…) y Portugal (Lisboa, Coimbra y Oporto). Nuestras conversaciones eran prolongadas e intensas. A menudo discrepábamos, pero esa era precisamente 'la guinda del pastel'. Nunca nos enfadábamos en serio. Pero discutir, discutíamos a base de bien. Él, con su sentido del humor, me llamaba 'el coronel Marí'. Yo le echaba en cara su ritmo oriental, pausado, estoico y algo fatalista, en un mundo que exigía de nosotros cada vez mejores reflejos para esquivar los cascotes de las desquiciantes agresividades modernas.

Xemi, fuiste un gran compañero de viajes. Contigo no se aburría nadie.