Una figura, dos luchadores y una ilusión

De Manzanares está todo dicho, figura a lo largo de dos décadas que se cumplen este San Juan y por si no fuese suficiente crédito para catalogarle, bastaría con decir que ha sido capaz de abrir el debate de si es mejor o no que su señor padre y aguantar el reto. Ramos llega a la prueba de Valencia en plena madurez, forjado en las corridas y ambientes más duros en los que se incluyen varias incursiones en circuitos rurales de países sudamericanos, Perú principalmente, donde se torea ganado cunero de desconocida procedencia y absoluto descontrol, con lo que lo mismo te puedes encontrar con un barbas que con una raspa cabreada, todo ello con breve recompensa económica, en plazas alejadas de las grandes urbes, carreteras infernales y sin condiciones médicas adecuadas que te respalden. Y en ese ambiente o te curtes o revientas. Ramos lo superó tras varias incursiones y en sus últimas comparecencias, principalmente en Castellón, se ha mostrado como un torero de sólido oficio y un gusto estético que no suele comparecer en los toreros que vienen de tan duras circunstancias.

En Valencia, con miuras y cuadris, tiene su gran oportunidad. No es menú de fácil digestión, pero sí puede llegar a ser el adecuado para escapar de dramas como los vividos en ultramar. Nacido en Onda, Castellón, Paco tiene asumida su situación.

«Torear una corrida de toros en Valencia es muy importante para mí. Espero que me dé la oportunidad seguir vivo taurinamente», y en cuanto a la leyenda negra de las ganaderías con las que le han anunciado, no da especial importancia: «Mi carrera está ligada a estas ganaderías, ojalá me dejen expresarme y pueda dar un paso más en mi trayectoria».

Por su parte, Jesús Chover, formado en la escuela de Valencia, cierra el cartel del duelo ganadero. Relegado al ostracismo en los últimos tiempos, intentará subirse al tren de la temporada. Con menos oficio que Ramos, el trago de miuras y cuadris todavía se le hará de más difícil digestión. Es torero de los tres tercios, que apuesta a la espectacularidad, en un constante y fatalista lanzamiento de la moneda al aire –¡que sea lo que Dios quiera!– que asegura emociones fuertes. Sueña con abrir las puertas de las plazas francesas donde en los últimos años han despegado toreros en su situación de urgencia.

Viene poco toreado: «En septiembre del año pasado fue la última vez que me vestí de luces y desde entonces apenas he hecho dos tentaderos», aseguró en la presentación de los carteles. Así que a una taza de problemas hay que añadirle otra.

El equilibrio entre la desesperación por sacar cabeza (tardes así son como la (pen)última bala y la obligada serenidad para afrontar los problemas de los toros, debe determinar su estrategia. Cosa nada fácil, pero quién dijo que ser torero era fácil.

El cuarto hombre, Nek Romero, es plena actualidad. Sus comparecencias en la capital se cuentan por triunfos y de su estilo está dicho todo, clasicismo y firmeza, ingredientes que han levantado las máximas expectativas.

Los carteles de la Fira de Juliol, así, en el idioma madre, que no se pierda el marchamo de valencianía que siempre la acompañó, recibieron esta misma semana las bendiciones oficiales. Se las concedieron los empresarios –Espacios Nautalia 360º–, muy satisfechos con los resultados, y la corporación provincial –Diputación–, de la que se espera, es clave y obligado, continuidad en el respaldo a lo taurino. Sucedió en un acto muy concurrido y brillante que despertó los mejores augurios en el que se confirmaron las combinaciones de toros y toreros que adelantó Las Provincias: dos tardes de figuras, lo necesario para atraer al gran público; una novillada de lujo, imprescindible para ganar futuro; y una concesión a las ganaderías más legendarias por las que tanto suspiran los aficionados y a las que se debe protección.

En el mismo acto se dieron a conocer las combinaciones de lo que ya es un clásico, las novilladas sin caballos que en la modalidad de clases prácticas serán prólogo de los festejos mayores. Tendrán lugar los días 14, 15 y 16 de julio, con ganaderías de garantía, López Gibaja, Aida Jovani y Guadalest, con un representante de la Escuela de Valencia en cada función, Alberto Donaire, Bruno Gimeno y el dinástico Juan Alberto Torrijos, dejando el resto de los dieciocho puestos para representantes de las principales escuelas de España y Portugal, en cuyas programaciones dejan sitio a los valencianos en un eficaz intercambio que permite a los alumnos formarse en ambientes menos familiares.