La fiscal apunta también a Císcar por el sobrecoste en obras de Navalón y Quaresma

Consuelo Císcar se enfrenta a seis años de cárcel por la compra de obras póstumas de Gerardo Rueda como si fueran auténticas. El IVAM, durante la gestión de Císcar, gastó tres millones de euros en piezas de este artista. Numerosos peritos han alertado ya de lo temerario de estas operaciones. 

Sin embargo, no fueron las únicas adquisiciones bajo sospecha. La Fiscalía Anticorrupción también apunta a la entonces directora como responsable de las sobrevaloradas adquisiciones de Natividad Navalón y Julio Quaresma. Informes periciales sostienen que en ambos encargos, de 124.000 y 32.200 euros respectivamente, se abonaron precios por encima del mercado.

El último informe del ministerio público incorporado recientemente a la causa exculpa de estas actuaciones a la directora del área técnico artística, Raquel Gutiérrez, «sin perjuicio de la responsabilidad que pudiera corresponder a la directora por tomar esta decisión». Anticorrupción insiste de nuevo en que todas las decisiones de compra eran «monopolizadas» por Císcar.

El papel de Gutiérrez (que aún continúa trabajando en el museo) en las adquisiciones se limitaba a recopilar información técnica sobre estos artistas. Pero no existen diligencias de investigación que vinculen a la directiva en las decisiones finales de compra. La acusación popular de Acción Cívica tampoco se opone al archivo. En el resto de los artistas analizados, como Xiaochun Miao, Javier Arce y Juan Carlos Nadal, no se han detectado sobrecostes. Las obras de Navalón y Quaresma se incluyen en la pieza de la investigación que todavía queda abierta y en la que fundamentalmente se analiza el uso de medios públicos para la promoción de la carrera artística de Rablaci, el hijo de Consuelo Císcar y Rafael Blasco. Existen otros datos que apuntalan las sospechas. Rablaci realizó una estancia profesional «como asistente en el taller» del artista Ramón de Soto –ya fallecido– en Valencia entre los años 2008-2012. Llama la atención que en ese mismo periodo, el IVAM adquirió obras de arte al mentor y a su mujer, Natividad Navalón. Así, el matrimonio se embolsó 355.000 euros.

También la acusación pública desliga de cualquier responsabilidad a la investigada Gutiérrez. De hecho, en una declaración judicial de Císcar, la primera en toda la instrucción celebrada antes del inicio de la pandemia, ya asumió, en cierta medida, toda la responsabilidad acerca del impulso -legal o ilegal- que recibió la carrera artística de su descendiente. Al cabo de unos días, Rablaci pidió el archivo de la causa. La estrategia de la principal investigada parece ser conseguir sacar a su hijo de toda esta trama sin reproche penal. Las partes todavía no se han pronunciado respecto a esta posibilidad.

En la investigación, según consta en el citado informe, también se han debilitado los indicios de criminalidad contra el que fuera fotógrafo del IVAM por unos trabajos que hizo para Rablaci por orden de Císcar. Los realizó, además, fuera de su horario laboral y no percibió remuneración.

La instrucción de esta pieza afronta ya su recta final con todas las diligencias practicas. El siguiente paso sería el auto de incoación de procedimiento abreviado, una resolución que equivale al procesamiento de otro tipo de procedimientos. Los aspectos más cuestionados en este asunto, al margen de las obras anteriores, son los gastos en viajes de Císcar y su familia sin aparente relación con el IVAM y el transporte y montaje de las exposiciones de Rablaci por medio mundo a costa de los fondos de la institución cultural.