«Un fotógrafo es joven hasta el último día de su vida». Lo dice Bernard Plossu, reconocido fotógrafo, Premio Nacional de Fotografía en Francia, gran observador de la realidad y el retratista de los instantes no decisivo -en contraposición con Cartier-Bresson, el fotógrafo ... de los instantes decisivos-. También es el gran defensor de la técnica fresson, una manera en papel de revelar las instantáneas en las que impera el color, en tonos mates, y que confiere a las imágenes una textura especial, sutil, casi como si de un lienzo se tratara. Además, a todo ello hay que sumar el tesón viajero de un fotógrafo que ha recorrido el mundo buscando esos instantes no decisivos, a través de largos paseos, y que, como ha confesado él mismo, es un «enamorado de España y de Valencia, de la que en Francia se dice que es la ciudad más bonita del país».
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El propio Plossu está en la capital del Turia para inaugurar la muestra 'Bernard Plossu. España en color Fresson' en el Centro del Carmen. En el IVAM ya exhibió una retrospectiva con su obra. Ahora, en el espacio dependiente del Consorcio de Museos revisita su visión de distintas ciudades de España, entre ellas Valencia. Para él, son esenciales los lugares recónditos, los momentos casi efímeros, esos rincones en los que existe el vacío, la sorpresa. Nacen después de largas caminatas y paseos. No en vano, su padre era un un gran montañista.
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Casado con una española, de Almería concretamente, ha confesado su pasión por España. Y por Valencia. «En Francia se dice que Valencia es la ciudad más bonita de España. Tiene el mismo encanto que Italia. He recorrido la parte antigua de la ciudad y aquí siempre surge algo diferente», ha confesado. La capital es una de las protagonistas de esas 80 fotografías que conforman la muestra, comisariada por Juan Pedro Font de Mora.
El color inunda la sala Contrafuertes del Centro del Carmen gracias a ese proceso de papel fresson que caracteriza la producción fotográfica de Plossu. Asegura que no utiliza la técnica digital, sigue siendo un fotógrafo tradicional. Y esta manera de revelar en papel le permite «huir del brillo». «Me interesa lo mate, es más suave», ha relatado. El proceso de papel fresson fue descubierto por Thèodore Henri Fresson y patentado por su empresa en 1903. Se trata de un sistema original, similar a la impresión al carbono, que en sus impresiones en color le da una textura a las fotografías que resulta muy pictórica. Cuando lo descubrió Plossu, rápidamente se enamoró del modo de plasmar sus imágenes, y más teniendo en cuenta que Bernard Plossu también es pintor, faceta bastante desconocida por la mayoría de sus seguidores. A lo largo de más de 40 años ha generado una importante colección.
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En este viaje expositivo por su obra, Plossu recorre Valencia, Barcelona, Aragón, Almería... Es decir, todo un país en el que su objetivo se fija en esos rincones extraños, vacíos, en los que no hay personas retratadas. «Para mí en estas fotografías no importa el lugar, es el sentimiento de que es España, un barranco en Albarracín, el cabo de Creus en Cataluña, un poste eléctrico en Huérmeda, una farmacia pintada de verde, una vitrina antigua, una cámara vieja, o una puerta azul en una calle geométrica. Es mi sentimiento visual de lo que es España, no son documentos como pudiera hacer National Geographic, es la visión personal de un fotógrafo enamorado de un país», ha confesado.
Plossu es un reconocido fotógrafo en su país. En contraposición con otro genio de la cámara como Cartier-Bresson, el color forma parte de su trabajo, mientras que el Bresson siempre apostaba por el blanco y negro. «Me hubiera encantado enseñarle a Cartier-Bresson las maravillas de las imágenes en color», ha defendido un artista que también es pintor. Eso sí, se autodefine como «fotógrafo». Un reportero que también es conocido por su pasión por Picasso. Es más, en la actualidad, el Museo Picasso de Barcelona exhibe una exposición que recoge las instantáneas que realizó siguiendo los pasos del genio malagueño por los diferentes parajes catalanes que visitó: Horta de Sant Joan, Gósol, Cadaqués y Barcelona, entre otros. Así, esta especie de «diario fotográfico» por los lugares que en la actualidad se consideran vitales para la riqueza artística de Pablo Picasso, da aún más cuenta del amor de Bernard Plossu por España y, también, por Valencia, «la ciudad más bonita del país».
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