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Diego González García
Valencia
Miércoles, 10 de julio 2024, 13:34
Francesca Woodman (Denver, 1958) es una fotógrafa estadounidense que comenzó a tomar instantáneas a los 13 años cuando su padre le regaló una cámara. Tuvo una trayectoria intensa pero corta, ya que se quitaría la vida a los veintidós, tan solo 9 años después de ... comenzar su carrera. Aunque se conoce muy poco sobre su trabajo debido a que todos los archivos quedaron a cargo de la familia, gracias a la National Portrait Gallery de Londres y al IVAM, ahora se puede disfrutar de sus obras en Valencia. Como las de la británica Julia Margaret Cameron (Garden Reach, 1815), que empezó mucho más tarde, a los 49, también tras recibir como regalo una cámara por parte de su hija y yerno. Trabajó en el Reino Unido y Sri Lanka a partir de la década de 1860 y se especializó, como Woodman, en un retrato fotográfico de corte artístico.
Este miércoles 10 de julio se ha inaugurado la exposición 'Francesca Woodman y Julia Margaret Cameron: retratos para soñar', una recolección de instantáneas realizadas por ambas. A través de las fotografías en blanco y negro, así como elementos recurrentes como los ángeles o la naturaleza, se abre al público una ventana al mundo interior de las artistas que, a pesar de haber producido con un siglo de diferencia, comparten varias similitudes en su trabajos.
«Es la primera vez que se muestra de forma conjunta la obra de estas dos pioneras que en su época no fueron reconocidas. Les une un trabajo muy intenso, pero durante un corto periodo: Cameron empezó en los últimos quince años de su vida, en un momento donde el medio fotográfico era emergente y donde los hombres dominaban el espacio, y Woodman trabajó de manera muy intensa durante unos pocos años, hasta que se quita la vida a los veintidós», cuenta Georgia Atienza, conservadora de fotografía de la National Portrait Gallery de Londres.
A diferencia de otras exhibiciones que se han realizado sobre las dos, 'Retratos para soñar' no se centra en el aspecto biográfico, ya que se ha querido dar voz propia a las 140 imágenes expuestas sin que otros aspectos eclipsen las instantáneas. «Es inevitable pensar cuando miras la obra de Francesca que se quitó la vida muy joven, pero lo que intentamos con la muestra es revalorar las imágenes por su propia cualidad artística. A menudo parece que solo el tema biográfico sea importante cuando estamos hablando de mujeres, pero quizás si hubiesen sido hombres, no lo tendríamos tan presente», aclara la conservadora.
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Habiendo vivido momentos históricos tan distintos es sorprendente como hay motivos que se repiten y entrelazan en la producción de ambas mujeres. En sus retratos exploran ideas como los ángeles. Cameron se interesa por la historia religiosa y el arte del renacimiento, mientras que Woodman representa figuras más etéreos, surrealistas e intensas. De hecho, a menudo es ella misma quien se representa.
Hay otros temas como la idea del doble. Cameron utiliza la duplicación como un recurso visual que ayuda a contar historias, sobre todo en relación con las narraciones bíblicas. Mientras, Woodman lo emplea como parte de su exploración de la composición mientras se adentra en la fotografía de moda. Esta última también forma nuevos significados al crear retratos superpuestos en reflejos de espejo dentro del encuadre.
Las dos normalmente trabajaban en el estudio, pero en algunos casos salen fuera y experimentan con el ambiente. Los temas femeninos en un contexto de naturaleza fascinan a las dos fotógrafas, que colocan arreglos florales sobre y cerca de sus modelos femeninas. Además, Woodman explora esta faceta de manera más literal, retratándose con madera envolviendo sus brazos como brazaletes o interactuando con árboles y arbustos en un bosque.
Por su parte, la directora adjunta del IVAM, Sonia Martínez, apunta que las creadoras no registran la realidad, sino que proponen imágenes escenificadas en las que entran en juego la imaginación y la intuición, pero también el intelecto y la investigación material y formal. «Muchas veces se han tildado sus imágenes de imperfectas, pero pensamos que, justamente en esa imperfección, hay un camino de transformación que propone lugares en los que el espectador puede soñar», concluye.
Aunque algunos de los retratos no sean los originales debido a la imposibilidad de trasladarlos sin sufrir daños, 'Francesca Woodman y Julia Margaret Cameron: retratos para soñar', que estará hasta el 20 de octubre de 2024, está llamada a ser una de las exposiciones del verano.
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