Paz sellada. Una entente cordiale que va a permitir que el legado de Vicente Blasco Ibáñez, el valenciano más ilustre, se quede en Valencia. Tras meses de tiras y afloja. De amenazas que podían desembocar en que una parte muy importante de los fondos de la casa-museo del escritor abandonaran la capital y se marcharan a Madrid. Todo eso ya quedó en el pasado. Así que, a dos semanas de las elecciones municipales, con muchos aspectos aún por perfilar, y con la idea de que sean los tribunales los que diriman la propiedad de este legado, la Fundación Blasco Ibáñez y el Ayuntamiento de Valencia cerraron ayer el conflicto que los ha mantenido enfrentados durante este tiempo y firmaron al fin el convenio por el que los fondos se mantendrán en el chalet de la Malvarrosa al menos cuatro años, prorrogables otros cuatro más.
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De esta forma, y como ya había adelantado LAS PROVINCIAS, la Fundación recibirá 12.000 euros anuales. Es más, el documento refleja otros 20.000 para actividades que fomenten la figura del novelista y político, y otros 30.000 para la casa-museo, que debe acometer una reforma tanto del edificio como del discurso expositivo que se puede ver en la actualidad. Asimismo, a esta cantidad hay que sumar otros 6.000 euros para impulsar un premio de investigación o beca que lleva el nombre del literato.
Finalmente, las partes se han puesto de acuerdo. En todo menos en una cosa: a quién le pertenece la titularidad de la primera parte de los fondos donados por Gloria Llorca Blasco-Ibáñez, nieta del autor. Cabe recordar que este archivo está formado por dos partes. La primera fue la cedida al Ayuntamiento por la descendiente en 1997. En 1999, Llorca revocó la donación y pidió la devolución apenas unos días antes de que expirara el plazo (dos años) presentando un escrito. Este proceso de retorno no se completó y, sin haber retirado estos fondos del chalet de la Malvarrosa, los legó a la Fundación. La segunda parte del legado es la que pertenece a la faceta más íntima de Blasco Ibáñez, que la propia Llorca también donó a la entidad blasquista directamente. Desde el Ayuntamiento siempre se ha insistido en que los informes jurídicos señalan que la propiedad del legado de 1997 es municipal. De ahí que ahora sea la justicia la que deba decidir. No obstante, según el alcalde Joan Ribó, «si los jueces deciden que pertenece a la Fundación, será de la Fundación, y si al final se decide que es del Ayuntamiento, hay un compromiso en el sentido de no aplicar nunca las costas a la fundación».
Con todo, la presión y las voces alzadas contra la posibilidad de que el Consistorio permitiera la marcha del legado ha hecho que se firme casi 'in extremis' y a dos semanas de que los valencianos elijan en las urnas a sus representantes en los ayuntamientos. Un hecho que, además, deja de relieve que aún quedan aspectos por desarrollar. El primer, las obras de mejora en la casa-museo. El propio Ribó aseguró ayer a preguntas de este diario que no hay un calendario y que habrá que esperar a que pasen los comicios municipales para ponerse a trabajar. Sin fechas concretas, sí que es seguro que la casa-museo deberá cerrarse. Hay que señalar que ya hay redactado un plan de actuación sobre las necesidades del edificio y de la exposición permanente. El arreglo de la fachada es una de las actuaciones clave. En este sentido, se prevé reparar los baños, realizar actuaciones en el jardín, rehabilitar el enrejado del chalet y mejorar la estructura del inmueble.
Pero hay otro aspecto más al que no se ha puesto solución: la fórmula legal y ajustada a derecho para retener al actual director, Emili Sales, al frente de la institución. Este funcionario llegó hace un par de años para capitanear la pinacoteca. Lo hizo mediante una comisión de servicio cuyo tiempo se acaba este mes. El Ayuntamiento tiene la voluntad de que Sales se mantenga al frente. La fundación también. Para ello, buscan el mecanismo jurídico que permita la permanencia del experto antes de lanzar una convocatoria para cubrir el puesto. Otro hecho en el que aún trabajan desde el 'cap i casal' y que tampoco se prevé que se solucione pronto.
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Hay otros aspectos que el convenio firmado entre ambas partes no contempla. Uno de ellos es la fecha en la que el sarcófago de Blasco Ibáñez, ese que realizó Benlliure y que se encuentra en el museo de Bellas Artes, vaya a parar al cementerio municipal. En el camposanto de la ciudad se iba a habilitar una sala para ubicarlo y que pudiera ser visitado. Pero aún no se ha llevado a cabo.
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