La colección de pintura del extinto Círculo de Bellas Artes se va a vender al mejor postor. A la Conselleria de Cultura se le ha caído de las manos la posibilidad de recibir ese legado como pago por la deuda que la entidad artística tenía contraída con la Administración. Pinturas de Sorolla, Muñoz Degrain, Pinazo, Peris Aragó o Genaro Lahuerta, entre otros autores que recorren la historia del arte valenciano, así como otros bienes de la entidad que se vio a bocada a su extinción en mayo de 2019 tras más de un siglo de existencia, salen a subasta. En total, un centenar de obras cuyos precios de puja mínima se encuentran entre los 50 y los 150.000 euros (esta última de un estudio de Sorolla para la conocida obra 'La vuelta de la pesca').
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Es el final del concurso de acreedores al que tuvo que acudir la entidad tras varios intentos de entendimiento con la Conselleria de Cultura que no llegaron a buen puerto y que entre las opciones que se estudiaron se encontraba la dación en pago de las obras para saldar la deuda que tenía el Círculo.
El Juzgado de lo Mercantil número 4 de Valencia acordó ayer dar publicidad a la venta de obras, cuadros y esculturas del extinto Círculo de Bellas Artes de Valencia. El Juzgado, de acuerdo con la información facilitada por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana, ha señalado un plazo para la venta directa de los bienes que comenzó ayer y finalizará el 31 de diciembre de este año a las 14 horas.
Según explicó a LAS PROVINCIAS el abogado del Círculo de Bellas Artes, Andrés Manglano –del Despacho Sáez y Asociados– los bienes a los que se da publicidad a través de un 'link' digital tienen un precio señalado por el que se puede pujar. «Los interesados podrán hacer las ofertas en sobre cerrado que se depositará en una notaría», explicó. Llegado el último día del plazo se abrirán y las piezas recaerán en los mejores postores de cada una. De las cantidades obtenidas se pagará a los acreedores.
El Círculo de Bellas Artes llegó al concurso al no poder hacer frente a sus deudas. Ni la venta de la sede ni las negociaciones con la Administración pudieron evitar la desaparición de un ente centenario. Sobre la historia de los últimos tiempos del Círculo de Bellas Artes pesó como una losa la adquisición de un palacete en la calle Cadirers para su sede. La imposibilidad de afrontar la hipoteca desalojó en 2017 al Círculo para trasladarlo a la calle Maldonado. El palacete se vendió por 1,2 millones y todo parecía solucionado. Pero Cultura reclamó una deuda de 1,8 millones tras la enajenación.
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El montante respondía a una subvención de 2001 que tendría que devolverse porque la concesión de la ayuda contemplaba que en caso de vender el edificio se tenía que devolver el dinero. A esa cantidad se sumaban los intereses de demora: 600.000 euros.
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