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En el banquete que el Ayuntamiento de Valencia sirvió el 18 de mayo de 1921 en honor a Vicente Blasco Ibáñez se sirvieron paella, langostinos meridionales, espárragos, fiambres surtidos, helado de turrón de Alicante, fresas a la naranja y licores finos. En ese tributo, en el que durante una semana, del 15 al 21 de mayo de 1921, se celebró el éxito internacional del novelista de 'Los cuatro jinetes del Apocalipsis' también se erigió un arco del triunfo en la calle de la Paz que recibía a los ciudadanos bajo el epígrafe «Al genial novelista». Pero no sólo eso, ese mismo año, del que se ha cumplido un siglo, el por entonces alcalde de la capital del Turia, Ricardo Samper, arengaba a las masas en un bando en el que pedía: «engalanad vuestros balcones, adornad las fachadas de vuestras casas y tomad parte en los festejos que se organizan» en reconocimiento a un escritor que volvía a Valencia desde Francia «como un héroe de la antigüedad, aclamado por todos los pueblos, investido con los trofeos de la más fulminante victoria que el mundo ha dispensado a un literato español». «Se os invita a una obra de amor, de cultura y de valencianismo», firmaba Samper en ese llamamiento a salir a las calles para homenajear a Vicente Blasco Ibáñez –hasta se dispensó un permiso especial a los maestros de las escuelas de la ciudad para que llevaran a los alumnos a todas las actividades que tuvieron lugar durante esa semana–.
Todos esos documentos han salido de la Casa-Museo Blasco Ibáñez de la Malvarrosa y de distintas instituciones de la ciudad (Archivo municipal o Biblioteca Histórica, entre otros) para configurar la exposición ‘Vicente Blasco Ibáñez, una pluma que conquistó el mundo’, muestra que incluso recupera documentos inéditos y piezas de extraordinario valor documental que ahondan en la semana de festejos y homenajes que recibió el ilustre valenciano en mayo de 1921.
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La exhibición debía haber abierto sus puertas el pasado mayo, coincidiendo con la efeméride. Sin embargo, finalmente se ha inaugurado seis meses después en la sala de exposiciones del Ayuntamiento. La muestra presenta desde la novela original de ‘Los cuatro jinetes del Apocalipsis’, mecanografiada por el autor y con correcciones de su puño y letra a las ilustraciones que el pintor José Benlliure realizó para una edición de ‘La barraca’ y que fueron adquiridas por el Consistorio recientemente –por lo que se ven en público por primera vez–.
Pero la exposición no sólo se detiene en los desfiles, las cenas, los homenajes y los discursos del escritor de ‘Entre naranjos’, que años antes había conquistado Estados Unidos gracias al éxito de su inconmensurable ‘Los cuatro jinetes del Apocalipsis’, de las que se llegaron a publicar 150 ediciones además de su triunfal adaptación al cine. También analiza cómo se fraguó el homenaje. Lo hace en la primera de los tres bloques divididos en cinco salas por los que discurre un proyecto expositivo que lleva el título de un reportaje que una revista norteamericana le dedicó al novelista valenciano en 1921 ‘Blasco Ibáñez, a pen that conquered a world’ (Blasco Ibáñez, una pluma que conquistó un mundo). En ella, se refleja el periodo temporal que condujo al novelista desde las sombras de su aventura argentina (donde se arruinó) hasta las luces de su triunfo apoteósico en Estados Unidos entre 1919 y 1920, motivo por el que el Ayuntamiento decide rendirle un fervoroso homenaje. El segundo bloque se centra en la descripción de unos fastos que duraron varios días e incorpora los itinerarios recorridos por el escritor y la repercusión de los tributos en la prensa local, nacional e internacional. Es más, se exhibe la reproducción a escala de ese arco triunfal y de tres maquetas, elaboradas en 3D, que imitan a algunas de las nueve que desfilaron por las calles de la ciudad el 21 de mayo de 1921.
Esta es una muestra «donde hemos tratado de rescatar todo el material posible relativo con la efeméride», aseguró ayer el director de la Casa-Museo Blasco Ibáñez, Emilio Sales, quien comisaria la muestra junto a Tono Herrero. De ahí que este viaje al pasado también ponga de relieve como en uno de los múltiples discursos que dio Blasco Ibáñez abogó por la creación del Museo del Folklore de Valencia. Apenas dos días después, el Ayuntamiento ya hablaba de la puesta en marcha del espacio. Sin embargo, no fue hasta años después cuando esa semilla germinó en el Museo de Etnología.
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