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Pared de Felipe Pantone en Berlín, Alemania. LP

Grafitis valencianos alrededor del mundo

Más de una veintena de países contratan a artistas de la Comunitat para pintar muros, calles y edificios

Marta Ballester

Valencia

Domingo, 27 de mayo 2018, 13:48

Muros, edificios, monumentos, carteles e incluso calles enteras alrededor de todo el mundo han sido tomadas por los valencianos y su arte urbano. La mayoría de estos artistas exportadores del talento de la Comunitat comenzaron a introducirse en el mundo del grafiti con el boom de los años 90, cuando la «incomprensión», el «escepticismo» o el «veto» hacia este arte todavía estaba presente. Nada ni nadie les frenó. Confiaban y disfrutaban de su ingenio. Y a día de hoy han logrado ser un valor en alza.

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No saben cuál ha sido la clave del éxito. Algunos como Pichiavo, dos artistas unidos bajo el mismo nombre que deconstruyen el arte clásico con el más callejero para crear una fusión única, creen que internet les ha ayudado mucho. «Las redes sociales han sido clave para darnos a conocer. Consigues muchos seguidores de fuera y eso hace viral tu obra», explican a LAS PROVINCIAS. Otra de las causas que provoca la proyección de los artistas valencianos son los festivales. «En el 'street art' este tipo de eventos son como un espacio publicitario para nosotros. Nuestra obra se convierte en un anuncio del estilo y la técnica que podemos ofrecer», expresan el dúo Pichiavo. Precisamente ellos consiguieron ser mundialmente conocidos gracias a uno de ellos.

Pero en este arte la «iniciativa» y el «boca a boca» son fundamentales. La mayoría de ellos recuerdan cómo mucho antes de que llegasen los contratos, cogían sus sprays y bocetos y emprendían «un viaje sin rumbo fijo» a nutrirse del resto de culturas. El tiempo pasa y ahora hasta las galerías y museos más importantes de cada país quieren llenar sus paredes de arte urbano. Felipe Pantone, que se graduó en Bellas Artes en Valencia e instaló su estudio en la ciudad, no limita su arte callejero a espacios al aire libre. Ya ha expuesto en las salas de una veintena de galerías por todo el mundo: desde el Mesa Contemporary Arts Center, hasta el Long Beach Museum of Art de Estados Unidos y el Palais de Tokyo de París, pasando por Ciudad de México, Osaka, Lisboa, Palestina, Italia o Australia.

Pantone o, como él mismo se llama, «hijo de la era de internet», expande su estilo particular y modernista de «cuestionar la era actual y su propensión a colocar nuevas tecnologías en el centro de nuestras vidas cotidianas, haciéndonos dependientes de una superabundancia de imágenes y símbolos», por los edificios de cada continente. Su compañero de profesión Escif también deja su sello en fachadas extranjeras de manera diferente. El artista ha conquistado al mundo con sus piezas satíricas. Ha viajado para conocer costumbres, realidades y, especialmente, las injusticias que vive la gente de cualquier rincón y hacer de ello arte y denuncia al mismo tiempo. Un grafitero valenciano al estilo del británico Banksy.

Pichiavo. California.

No les da tiempo prácticamente a deshacer la maleta porque siempre están viajando, bien por trabajo o bien para explorar otros estilos. De lo que no cabe duda es que el arte urbano inunda las calles del mundo. El grafiti es un arte que triunfa y los artistas de la Comunitat destacan cada día más en el escenario internacional. Más de una veintena de países tienen su sello. Pero no siempre ha sido tarea fácil plasmarlo. «En una ocasión en Nueva York, casi se me congelan las manos del frío y del viento helado que hacía. Me lloraban los ojos y prácticamente no veía», recuerda el ilicitano Rosh 333, un renacentista moderno amante de los trazos, las líneas y el color. Este admite que el clima de la Comunitat «fomenta el arte en la calle aunque no se valore tanto como en el extranjero». «Aquí queda mucho camino que recorrer y muchas mentes por abrir, porque por ejemplo en el extranjero no cuestionan nuestros proyectos o presupuestos. Allí no has empezado a trabajar y ya te han pagado y te han dado plena libertad», manifiesta el artista. Como expresa el tándem Pichiavo «al final el refrán tiene razón y nadie es profeta en su tierra». «En Valencia y en España en general existe una gran cantera de grafiteros, pero coincidimos más trabajando por el mundo que aquí», apuntan.

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Por suerte, ellos mismos están viviendo en primera persona la «revalorización en casa». Valencia es ciudad de referencia de esta disciplina artística. Existen rutas para visitar todas las obras urbanas que esconden sus calles. Y este año, además, su fiesta por excelencia, las Fallas, declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, vuelven a apostar por la simbiosis de arte urbano y artistas falleros tradicionales para su monumento en la plaza del Ayuntamiento. Junto a José Latorre y Gabriel Sanz, los artistas Pichiavo diseñarán la falla municipal 2019. «Tarde o temprano nos ibas a ver envueltos en un proyecto así porque siempre nos interesó y guarda mucha relación con nuestro estilo», confiesan.

«Fuera se valora el arte urbano. En la Comunitat queda camino por hacer», dice Rosh 333

Con este nuevo proyecto en su tierra esperan «poner en valor» el arte urbano en la Comunitat y exportar junto a su obra la cultura valenciana por todo el mundo. «En el extranjero ya se han hecho eco de que vamos a hacer una falla, pero no entienden por qué la quemaremos después. Es todo un reto explicar esta fiesta fuera», revelan.

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Los grafiteros de la región no sólo llenan de color el mapa mundial, sino que exportan cultura y arte con sello valenciano a todos los rincones.

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