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MAR GUADALAJARA
Viernes, 1 de julio 2022, 20:13
Quien haya ido alguna vez a un festival no le resultará extraño ver a jóvenes cargados con neveras portátiles, sacos de dormir o tiendas de campaña haciendo cola en un recinto ferial. Tampoco verá con malos ojos que esos mismos jóvenes, anden con bolsas llenas ... de comida, o con el jabón y la toalla, en chanclas, para asearse en los baños públicos.
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Pero lo que acaba de arrancar en Feria Valencia no es ningún evento musical veraniego, no hay camerinos, ni backstage, ni pruebas de sonido, sino salas repletas de ordenadores, pantallas gigantes para retransmitir las partidas y más de 25 torneos sucediendo de manera simultánea. DreamHack es el festival internacional del videojuego que se celebra este fin de semana en Valencia. Y no, no sólo es un festival, con atracciones, foodtrucks y el espectáculo de ver a los mejores jugadores mundiales, sino que además es una sede de las olimpiadas de los videojuegos, en concreto de los esports, que ha conseguido congregar a más de 75.000 asistentes de todo el mundo. La acampada está asegurada, las colas también; todo lo que sea necesario para poder ver en directo a los 1.300 profesionales que participan en las competiciones, donde entran en juego medio millón de dólares.
«La gente duerme aquí, se ducha aquí y hasta ha encontrado a su pareja aquí, vienen con todo», dice un trabajador que está validando pulseras en la entrada, revisando las maletas de los recién llegados. Después de pasar por esos tornos no hay vuelta atrás. Bienvenidos a Dreamhack Valencia 2022. A la izquierda, los llamados graneros o LAN Party; una sala inmensa y a oscuras, tan sólo iluminada por la luz de las pantallas de 3.000 ordenadores, los de los asistentes a esta fiesta que consiste en jugar sin descanso.
A la derecha, el pabellón de medio millón de dólares, donde se juegan los cinco torneos internacionales, además de una veintena programados por los patrocinadores y empresas del gaming que ofrecen probar los últimos videojuegos, demostraciones y batallas en vivo con influencers y comentaristas profesionales.
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Lo habitual es que los asistentes vayan directos hacia la parte derecha, buscando los escenarios y esperando encontrarse con algún jugador famoso. Aún así la izquierda es mucho más intrigante. Allí la cola ya se plantea hasta divertida. Grupos de amigos cargan con bolsas de comida, bebida y no se queda la cosa ahí. También llevan a cuestas pantallas y teclados, auriculares y ratón. El personal revisa cada bolsa, y les vuelve a validar las pulseras. Una vez dentro, unas largas mesas donde se colocan unos al lado de otros para jugar casi sin descanso. Algunos han hecho de este hueco un rincón propio, lo decoran con luces, tazas, y ponen hasta peluches encima de las mesas. Otros no se separan ni un minuto de su ordenador, ni siquiera para echarse una siesta entre partida y partida. Bajo de una de las mesas, duermen con colchones hinchables y hasta con mantas un grupo de chicos. Al lado, Sergio y Nacho comentan: «Eso es demasiado, porque hay una zona al final del pabellón para acampar».
Los dos amigos, de 21 y 22 años, se están instalando en las mesas. Han traído sus ordenadores y ahora se disponen a jugar. «Esto es como un festival, la gente a pasárselo bien, así no estás en tu casa sino compartiendo con la gente, con tus amigos, o quien no ves porque está al otro lado de la pantalla», explica Sergio. Los dos llevan jugando desde los diez años y ahora le dedican unas tres o cuatro horas al día. Reconocen que el mundo de los videojuegos ha ido evolucionando con el paso del tiempo. «Se ha hecho más grande, más profesional, y con mucho más espectáculo alrededor», dice Nacho. Los dos están de acuerdo en que en España hay una buena cantera en esto de los 'e-Sports' y los streamers. Una de las caras más reconocidas y que todos mencionan es Ibai Llanos.
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«Así empezó Ibai, pero para triunfar todo depende de a lo que juegues, de la suerte, de los contactos, pero como todo, necesitas trabajar y practicar mucho, si no eres el mejor, no eres nadie».
Las chicas no se quedan atrás, al menos no en esta ocasión, en la que el propio festival ha convocado el primer torneo femenino profesional de 'e-Sports' de Europa. Porque ellas también juegan (un 40% de los jugadores habituales son mujeres en España), y empiezan a tener a sus propios referentes, Cristinini es su Ibai Llanos. «Aquí nadie te dice: ya es hora de irse a dormir», dice María mirando a su amiga Andrea entre risas. Ellas son conscientes de que están en minoría pero no les importa. «Cada vez se nos visibiliza más, ves a más chicas que se animan y los chicos también son majos, te acogen y te integran», comenta Andrea.
El otro pabellón es el espectáculo. Los estímulos llegan por cualquier esquina, nada más entrar hay un simulador de F1, partidas de aficionados comentadas por el streamer Maximum, otros juegos de realidad virtual, una zona retro con 30 máquinas arcade que rememoran los clásicos y al fondo, los escenarios donde el público puede disfrutar de los torneos profesionales a nivel mundial. Es en esta zona donde muchos no dan tregua a la cámara del teléfono móvil.
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«Hay gente que le gusta experimentar, a otra le gusta competir y después también está el show que hay detrás de que alguien narre una partida», dice Manuel Gómez, un trabajador en uno de los stands patrocinados, mientras se le amontona gente alrededor esperando a participar. Confirma que uno de los mayores reclamos ahora mismo en los 'e-Sports' son los streamers y los influencers, que acumulan millones de seguidores narrando partidas.
Además de los asistentes están los propios jugadores, los equipos que son de élite, que trabajan duro, practican y se entrenan en esto de los nuevos deportes virtuales. Las cinco competiciones son a nivel mundial, y Marta Asensio es una de las jugadoras del equipo de BIG. «Es importante estar bien mentalmente, tenemos entrenadores y tenemos que practicar duro, así hay más control en el equipo, es muy importante ir preparadas. Competir aquí en España, está siendo espectacular, aquí tenemos mucho público», explica la jugadora que desea poder ganar en Valencia, en España, en este primer campeonato femenino en Europa.
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El festival del videojuego no deja de ser eso, un sueño que comparten muchos. el de ganarse la vida con esto del juego en las pantallas. Por eso sin dudarlo y al preguntar sobre si les gustaría ser profesionales, los jóvenes arrugan la nariz: «De mayor quiero ser Ibai Llanos».
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