Detalle de La gioconda joven que posee la fundación Monna Lisa de Zurich. Fundación Monna Lisa

El hilo que une la seda valenciana con Leonardo Da Vinci

Una investigadora de la Comunitat demuestra que el lienzo de la joven Monna Lisa, en manos de una fundación suiza, y 'La Gioconda' del Museo del Louvre visten tejidos que salieron de la ciudad del Turia

Laura Garcés

Valencia

Jueves, 12 de octubre 2023, 01:15

¿Se imaginan que la 'Gioconda' que pintó Leonardo da Vinci fuera valenciana? Es mucho imaginar, sí. Sin embargo, no lo es tanto que la Monna Lisa del lienzo bebió en estas tierras. Lo ha descubierto la investigadora, también valenciana, Dolores García. Un estudio profundo la ha llevado a demostrar la relación del tinte de la seda que viste a la inmortalizada por el arte esposa de Francesco Giocondo con Valencia. También ha contribuido al hallazgo de que la Monna Lisa joven, inacabada, salió de la paleta del genial artista italiano, una tesis que en este momento certifican «todas las pruebas que se han practicado: la del Carbono 14, la de los pigmentos y los estudios sobre la técnica que utilizaba el artista», explica la experta a LAS PROVINCIAS.

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A la Monna Lisa la delatan la ausencia de joyas y la vestimenta. La seda que cubre a la protagonista del cuadro que a tantos atrae hasta el Museo del Louvre de París habla valenciano. Y más aún, también lo hace el tejido que cubre a la inacabada Gioconda joven, pieza que en la actualidad posee en su colección la Fundación Monna Lisa con sede en Zurich.

Mucho tiene que decir Luis de Santángel, aquel valenciano que sufragó la expedición que llevó a Cristóbal Colón a descubrir América. Y no menos atención hay que prestar al preponderante papel que Valencia jugaba en el negocio de las sedas. No en vano el Giocondo, marido de Monna Lisa, era el mayor proveedor de seda en Florencia e importaba la mejor calidad desde Valencia, que era el principal centro comercial del mediterráneo occidental.

«En el momento de la Gioconda no se concebía una mujer de su posición social que no llevara joyas», advierte la especialista cuando explica que fue esta la «anomalía» que llamó su atención y la empujó a estudiar la obra del Louvre ante la que se encontró, además, con colores «el negro del vestido, el berenjena del velo cruzado sobre los hombros y las mangas de color amarillo leonado que no se conseguieron en seda hasta 1564».

Esta primera pista llevaba al negro, que si bien podía encontrarse en la seda, era imposible dar con una tonalidad tan intensa como la que cubre a la mujer del cuadro. El tinte negro que en el momento del cuadro se podía conseguir no era apto para tejidos finos, »era muy agresivo» . La observación de este detalle empujó a Dolores García a la indagación. Y llegó el descubrimiento de que ese negro intenso se conseguía en el Yucatán. Es en este punto del camino salta el nombre de un valenciano, Luis de Santángel.

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¿Qué papel juega el valenciano que financió el viaje a América? Dolores ha demostrado que el tinte negro -el mismo en los dos cuadros- procede del árbol de Hec, que vino con Cristóbal Colón de los primeros viajes y que Santángel trajo «en secreto a Valencia para que se hicieran pruebas por los fabricantes valencianos». El hecho de que la fórmula para conseguir el tinte se entregara en secreto impedía que los tejidos se pudieran vender, incluso «si el gremio de tintoreros lo descubría», apunta Dolores García, podría desencadenar algún tipo de sanción o castigo.

Tan curiosa circunstancia «le vino muy bien, fenomenal» al Giocondo, que se aprovechó del interés de quienes poseían el secreto del tinte por deshacerse de las piezas ya tejidas. Él, prestigioso comerciante florentino, las iba adquiriendo «y se las puso a su esposa». Oh coincidencia que descubre que sólo desde Valencia podían salir esas sedas que para darles publicidad como muestra de un tinte con brillo especial vistió a Monna Lisa en los cuadros de Da Vinci. Todo con anterioridad a que la consecución de tan deseado color se extendiera por la ruta de los mercaderes. Daba pie, sin duda, a diseños exclusivos que derivaban en que la joven ni siquiera iba a necesitar joyas para llamar la atención, para mostrarse como una mujer digna de la posición social que un collar o unos pendientes habrían acreditado. ¿Cabía mejor campaña publicitaria?

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Leonardo da Vinci, queriendo o sin querer, dejó para la Historia del Arte una joya de lienzo con marcado acento valenciano que ahora acaba de sacar a la luz una valenciana. Dolores ha demostrado una coincidencia casi mágica que la ha acercado a la fundación Monna Lisa de Zurich, que cuenta con su colaboración y sus estudios. El cuadro que posee esta fundación ha visitado distintas ciudades del mundo como Singapur o Florencia, y no se descarta que pudiera llegar a Valencia donde los interesados en acercarla a la ciudad del Turia piensan en La lonja como el lugar idóneo para su exposición dada la relación con el comercio de la seda.

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