Ha traído el color a la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia gracias a sus enormes esculturas. El artista taiwanés Hung Yi (Taiwán, 1970), junto con su personal universo creativo, recala en la ciudad hasta febrero con una exposición de catorce esculturas de animales que buscan convivir con la arquitectura de Santiago Calatrava. Además, al creador le une otro lazo con la Comunitat: su colaboración y amistad con el artista castellonense Ripollés.
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–¿Qué le parece Valencia?
–Es la ciudad del mar, de la luz, de la vida, es un lugar ideal, ofrece un estado de ánimo feliz, de calidez y la amabilidad conecta perfectamente con Taiwán. La inspiración de la Ciudad de las Artes y las Ciencias logra una combinación perfecta de arte y poesía arquitectónica que ha conseguido Santiago Calatrava.
–Su obra se caracteriza por el color. ¿Lo necesitamos en tiempos tan complicados como los actuales para el mundo del arte?
–Las características del color, complejo, denso, cuidado y preciso, son la conciencia colectiva cultural del siglo XXI. La pluralidad y diversidad del mundo ya es un hecho. El entusiasmo y la vitalidad original de los seres humanos se poseen naturalmente. Los tiempos diversos y complejos exigen hermosas intenciones originales. Un hermoso entusiasmo que agradezco al medio ambiente y al mundo por darme nutrientes y un aprendizaje del cual me alimento.
–Ha trabajado en varias ocasiones con el artista castellonense Juan Ripollés. ¿Cómo es colaborar con él? ¿Comparten universo creativo?
–Interactuando y comunicando, siento el espíritu y la ilusión de Ripollés. Me conmueve. Lleva toda la vida dedicado al arte, es una actitud de vida, muy digna de valorar. Posee verdad, amabilidad y belleza. Su talento y energía me cautivan, lo aprecio y lo admiro. Es genial.
–Sus creaciones se han exhibido por los cinco continentes. ¿Se considera un privilegiado por poder vivir de lo que ama que es el arte?
–Tengo el deseo de viajar alrededor del mundo con mis trabajos de animales ya que cada continente tiene su propia ecología y su animales especiales, que nacen en respuesta al medio ambiente, y cada uno tiene su propia supervivencia y evolución. Esto es lo que me crea curiosidad y, por eso, puedo viajar por los países con mi ejército de animales y sentir la experiencia de la vida. Me gusta y construyo sueños, puedo vivir del arte, vivir para el arte y enriquecer la belleza del arte.
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–¿La pandemia ha afectado a sus proyectos futuros? ¿Ha tenido que renunciar a alguna exposición?
–El impacto de la pandemia en la creatividad y la sensibilidad, afecta al arte, le concierne y le toca, es la base de la vida. Afortunadamente la Ciudad de la Artes y las Ciencias de Valencia contó conmigo y por ello no renuncié a la exposición. Es mi muestra de gratitud a su amable invitación. Deseo abrir un camino y crear un nuevo modelo de exhibición. Compartiendo lo que muestro, abrir vida, crear un nuevo futuro.
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