![El informe judicial ratifica que la obra de Rueda que compró Císcar no es original](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/201905/04/media/cortadas/137390533--624x415.jpg)
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A. RALLO
VALENCIA.
Sábado, 4 de mayo 2019, 00:49
El devenir de la causa del IVAM se complica para la exdirectora de la institución, Consuelo Císcar. La mujer de Rafael Blasco se encuentra imputada por la compra de obras del artista Gerardo Rueda pagadas como si fueran originales cuando, en realidad, se trata de copias realizadas por el hijo después de la muerte del artista y producidas a demanda por su descendiente. Estas creaciones fueron dirigidas en exclusiva por el hijo sin que el escultor dejara información, instrucciones, medidas o materiales de cómo continuar con su obra, según el dosier que ha sido entregado recientemente en el juzgado que instruye el asunto.
La última y definitiva pericial de dos reputadas expertas del Museo Reina Sofía no puede ser más concluyente acerca de la «no autenticidad» de las piezas. Es más, las especialistas se refuerzan en su dictamen inicial de no considerar las piezas como originales. En realidad, precisan que las adquisiciones que realizó la exdirector del IVAM son «interpretaciones» que fueron vendidas como originales. La institución valenciana pagó cerca de tres millones de euros por estas obras. El hijo de Gerardo Rueda también se encuentra investigado en esta pieza, una de las dos que analiza la gestión de la responsable del IVAM. Otro de los imputados es Rablaci, el hijo de Císcar y Blasco, a quien se promocionó su carrera artística con fondos del IVAM, según los investigadores.
Las dos especialistas en arte recogen toda una serie de circunstancias que conducen su razonamiento a la conclusión de que no son originales. Por ejemplo, la autorización del autor. Al parecer, no existía una constancia documental de Rueda de que su deseo era continuar con esa producción. Además, añaden que las obras póstumas deben estar identificadas con recibos, fichas, catálogos y publicidad. Y consideran una «mala práctica» que un museo compre este tipo de obras «al precio de los originales». La actuación es todavía más censurable cuando se realiza sin que conste toda la documentación anterior, detallan las especialistas.
No se siguen tampoco los criterios establecidos para garantizar la originalidad de una obra. Por ejemplo, en algunas de las piezas adquiridas por el IVAM «no están firmadas, ni numeradas, ni llevan marca acreditativa de ser pieza original o única, vaciado o prueba de autor». No existe un criterio único para marcar la pieza y verificar si es copia, original, edición limitada o pieza única, subrayan. De igual modo, critican el uso de la firma de Gerardo Rueda, que se usaba «a discreción». De hecho, en la fundición donde se elaboran las obras ahora cuestionadas tenían una firma del artista de haber trabajado con él en el pasado. Por si lo anterior no fuera suficiente, el dosier añade que los herederos no pueden decidir acerca del número de ejemplares, como parece que ocurrió en este caso, sino que eso corresponde en exclusiva al autor.
La pericial insiste en la importancia para la autenticidad de que no existían instrucciones por parte de Rueda acerca de sus nuevas piezas ni sobre los estándares de calidad. Recuerdan que no se facilitaron bocetos o dibujos originales del autor sobre los que trabajar luego en la fundición. En la empresa se limitaban a seguir las instrucciones del hijo con las dimensiones y materiales que había ya acordado en el contrato con el IVAM.
Otro aspecto que merece especial atención por parte de las peritos es la utilización de un nuevo material no previsto o inédito en la colección del escultor. Esta conducta «no se considera ética» en el mundo del arte. En el trabajo de Rueda adquiere relevancia el uso del material reutlizado, como chatarra y otros objetos sin uso como hierros corroídos o trozos de muebles «que tienen que ser seleccionados por el artista» para ser considerados originales. Otro capítulo aparte se dedica al tamaño de las piezas. De nuevo, se censuran las ampliaciones una vez el autor ha fallecido a no ser que este dejara por escrito cuál era su voluntad. Y en este punto, destaca que las obras que compró la citada institución cultural son ampliaciones enormes de originales realizados en vida pero de un tamaño menor. Ponen un ejemplo. Sus trabajos en hierro cromado no superan los 20 centímetros frente al enorme volumen de las adquiridas por el IVAM. Recuerdan, además, la especial preocupación del artista en la escala de sus obras. Hasta tal punto que su discurso de ingreso en la Real Academia fue 'Verdad y tamaño en el Arte contemporáneo actual'.
El dosier insiste en que ningún heredero está facultado para realizar reproducciones de las obras ni ostentar la propiedad intelectual de la misma de «manera arbitraria y sin instrucciones del autor». Esto llevaría a que cualquier heredero, por ejemplo de Picasso, pudiera hacer infinitas copias y que se consideraran «originales».
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