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«La potencia sin control no sirve de nada». Este eslogan fue utilizado por la marca Pirelli hace más de 30 años. La campaña publicitaria ... era una impactante fotografía, firmada por Annie Leibowitz, del corredor Carl Lewis con unos zapatos rojos de tacón de agua. Si a un gran deportista no le calzas bien realizará una mala carrera. Estos días los músicos del Palau de les Arts están viviendo una situación pareja: les están cambiando las herramientas por unas más caras, más tecnológicas y más modernas, pero no son las que los músicos dicen precisar.
¿De qué estamos hablando? No, no hablamos de que los músicos de la Orquesta de la Comunitat Valenciana (OCV) calcen zapatos de tacón, sino de que empleen iPads para interpretar las partituras en lugar de leerlas en papel. Hace dos años el coliseo compró estas tabletas, por un coste superior a los 39.000 euros. Se distribuyeron entre los músicos y recomendó su uso en ensayos. Algunos profesionales las emplearon pero otros no. ¿Por qué? A algunos les acarrea dificultades añadidas, como pasar página de la partitura con un pedal; el programa de la aplicación daba errores y tampoco hay puntos de carga para los dispositivos, según los músicos.
La innovación tecnológica se quedó ahí hasta que el pasado diciembre la Orquesta de la Comunitat recibe un nota interna desde secretaría técnica de la OCV con el siguiente mensaje: a partir del 7 de enero, «coincidiendo con el primer ensayo de Diálogo de Carmelita, el iPad pasará a ser el soporte con el que se realizarán los ensayos, conciertos y funciones». Ante esta situación, los músicos muestran su malestar por lo que ellos entienden que es un obligatoriedad (el uso de las tabletas) innecesaria en tanto que los profesionales no solicitaron la inversión en esta herramienta y en tanto que el empleo de estos dispositivos no mejora el rendimiento de la formación.
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Con los primeros ensayos de 2025, los músicos han mostrado su rechazo a la obligatoriedad de los iPads, algo que ha irritado a la dirección de la OCV quien, según la documentación a la que ha accedido LAS PROVINCIAS, acusa a los músicos de «haber incumplido la instrucción emanada de la dirección». Como consecuencia, desde la dirección de Les Arts, ha establecido otro plan en el que, por ejemplo, se detalla que las secciones de viento madera y viento metal del concierto de Gustavo Gimeno «se tocarán con iPad» y que para 'Cabaret Pierrot' «todos los profesores y profesoras implicadas utilizarán el iPad».
Ante esta situación, los músicos han mantenido conversaciones con el Comité de Empresa. Los profesionales rechazan la obligatoriedad de los dispostivios tecnológicos y argumentan que el tamaño de los iPads no es el adecuado para visualizar la música a distancia, que el atril adicional para la tableta limita el espacio del foso, que la duración de la batería es insuficiente y que no hay puntos de carga en el foso, entre otros motivos.
Este conflicto marca el inicio del año cuya programación se abrirá con 'Los Letters' de la compañía Lucía Lacarra Ballet. La pieza se estrena el próximo 12 de enero, a las 18 horas en la sala Principal. La producción es un impactante espectáculo con coreografía de Matthew Golding y música de Rajmáninov y Richter, inspirado en una carta real de la Primera Guerra Mundial, que explora cómo habría sido el destino de una mujer si nunca hubiera recibido esa misiva de su esposo desde el frente.
La primera ópera de 2025 será 'Diálogos de Carmelitas', un producción de Roebrt Carsen sobre la ópera de Francis Poulenc. La pieza narra la historia de 16 carmelitas guillotinadas durante el Terror de la Revolución Francesa. El director canadiense, que se encuentra en Valencia desde el pasado mes de diciembre, presentará !uno de los trabajos más icónicos de su carrera, que ha contribuido a cimentar su reputación como uno de los más grandes directores de escena de los últimos 30 años«, según Les Arts.
El montaje de Carsen plantea uno de los mayores retos artísticos en la historia reciente de Les Arts, con más de 230 músicos y artistas en una sola producción: 25 intérpretes solistas, 59 cantantes del Cor de la Generalitat, 75 figurantes y 77 músicos de la Orquestra de la Comunitat Valenciana en el foso. Supone, a juicio del coliseo, un desafío en el ámbito técnico. «Su representación precisa de espacio escénico útil de 700 metros cuadrados -cifra récord en el pasado más inmediato de Les Arts- para albergar la escenografía de Michael Levine. Dicho espacio está limitado por tres impresionantes muros de 17 metros de altura, cuyo peso oscila entre 1 y 1,5 toneladas, que se mueven de forma constante durante el espectáculo para configurar los requisitos escénicos del drama», según el auditorio de Valencia.
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