El IVAM del futuro aún está por definirse

El proceso para iniciar las obras y adecuar el espacio va lento. Demasiado. Tanto que ya se habla de 2024 como el momento en el que la subsede comience a andar. El gerente del IVAM, Sergi Pérez, explicó ayer que, junto a una empresa, ya tienen elaborada una propuesta de pliegos técnicos. Pero la búsqueda de la empresa encargada de redactar el proyecto para convertir la nave en las dos salas de exposiciones que tendrá la sede, no saldrá a licitación de manera inmediata. La firma de ingeniería se ha encargado de la redacción del proyecto básico, del proyecto de ejecución y de la dirección de la obra. Además, en todo este proceso han contado con el Colegio de Arquitectos y la Universidad Politécnica de Valencia, con el objetivo, según Pérez, de «contar con todos los actores relevantes para evitar impugnaciones». El gerente no quiso dar plazos concretos de inicio de obras y de apertura, pero incidió en que a la Conselleria de Cultura le gustaría «programar algo ya para el 2024» y aseguró que, por parte del IVAM, «estarían listos». «Pero no puedo poner la mano en el fuego porque todo no depende en cierto modo de nosotros, es una pluralidad de factores», apuntó.

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No es el único asunto pendiente en el espacio artístico de la calle Guillem de Castro. En marzo de este año, la sala de la Muralla fue clausurada. Las filtraciones de agua por las lluvias pusieron en peligro la exposición de Ignacio Pinazo, que se trasladó a otra sala. ¿Cuándo se reabrirá? Las previsiones, según el propio gerente, se encaminan hacia el último trimestre del próximo año. Pérez confirmó que el proyecto de reforma tendrá una empresa adjudicada antes de que finalice el 2022, tras lo que dará paso al inicio de los trabajos (que deben durar entre cinco y seis meses). Las obras «tienen un montón de objetivos que no solo es arreglar el Bien de Interés Cultural (BIC)» que es el espacio. Por ello, la incertidumbre en los plazos se cierne sobre este procedimiento porque intervienen diversos factores, entre ellos las catas arqueológicas que se deben llevar a cabo. «No vamos a poner una piedra en el BIC si no tenemos la autorización, pero nos consta que también está a punto de llegar», dijo al señalar que están pendientes de la recepción de la última autorización de Patrimonio. De ahí que todo se retrase hasta finales de 2023, cuando el espacio, tras más de un año y medio con el candado puesto, vuelva a acoger de nuevo a los visitantes.

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En esos pequeños pasos hacia el futuro, en el IVAM sí hay algo que celebrar. Ya tiene tienda-librería, que es accesible desde hace apenas unos días. El espacio carecía de este establecimiento desde que Dadá se marchara del museo en 2018. Llevaba cerca de dos años y medio hasta que en 2018 bajó la persiana. Dadá fue elegida por su larga experiencia eneste tipo de espacios, ya que regentaba también la librería del MUVIM (que igualmente cerró).

La librería está algo vacía y a la espera de que contar con más catálogos y volúmenes, pero ya puede ser visitada –el enclave es algo reducido– y vuelve a ser un espacio accesible en el IVAM.