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C. VELASCO
VALENCIA.
Viernes, 10 de diciembre 2021
«La movida no fue madrileña, fue española. Madrid fue una ciudad mestiza que está poblada de andaluces, catalanes, valencianos... Madrid fue el escenario pero hubo gente con mucho peso, como los valencianos El Hortelano o Francis Montesinos, que fueron agitadores de la noche». Javier Menéndez Flores acaba de publicar 'Madrid sí fue una fiesta: La movida, y mucho más, de la A a la Z', un ensayo que revisita el fenómeno cultural. Su intención es ensanchar la movida, descentralizarla o, como dice él, «democratizarla».
«Se nos ha vendido una movida elitista y excluyente, pero fue más amplia. Se incluye a Almodóvar, Radio Futura, Alaska, Parálisis permanente pero por qué no los Chichos, los Chunguitos, Barón Rojo o Joaquín Sabina. Todos coinciden en una misma ciudad con propuestas culturales», explica. ¿Quién reparte los carnets de la movida oficial? Menéndez Flores responde: «Los modernos. Una facción de la prensa y los medios de comunicación de aquel entonces a quienes le interesó venderlo como algo para niños bien en lugar de cómo un fenómeno transversal. Se vendió más como producto que como fenómeno cultural. Quizá hubo intereses bastardos o se miró con desdén a otros».
El autor madrileño defiende la movida como si fuera un árbol. En una rama están los modernos como Alaska y Parálisis Permanente; en otra, los cineastas marginales que hacían cine quinqui como Eloy de la Iglesia o José Antonio de la Loma; en otra, los cantautores despolitizados que en vida del tirano hicieron canción protesta, etc. La movida se ha contado de una forma excluyente».
«Madrid fue el escenario. Había que ir allí porque estaban las discográficas, las emisoras de radio y los medios de comunicación. La banda valenciana Glamour estrena su primer single en la discoteca Pacha de Madrid, graba sus dos únicos discos en Madrid y vive la noche efervescente de Madrid», explica Menéndez Flores, quien también reivindica en su antología de la movida a los valencianos Betty Trouppe, Nacho Canut, Interterror y Presuntos Implicados.
La movida no fue perfecta, ni idílica. Menéndez Flores considera que aún se le puede hacer justicia con los nombres que están eclipsados. «El cine quinqui, que funcionaba muy bien en taquilla, fue marginado porque al PSOE le interesaba vender una idea de España moderna. El cine quinqui estaba vinculado a la prostitución y heroína, era anti-Disney y ahora, cuando casi todos los directores están muertos, es un género de culto», explica.
Este fenómeno cultural, que nació con la Constitución de 1978 y su pegada alcanzó hasta 1985 o 1986, celebró la alegría. A veces lo hizo con trampas. «La gran tara de la movida fue la heroína, que para algunos era un pasaje seguro al paraíso terrenal y era todo lo contrario. Muchos no supieron desanudarse de la droga. Entonces la sociedad los demonizó y no los consideró enfermos; los vio como gente sórdida, de un inframundo.»
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