El patronato de la Fundación Vicente Blasco Ibáñez ha aprobado hace unos minutos tomar medidas legales contra el Ayuntamiento de Valencia para que sea la justicia la que dictamine la propiedad del legado del escritor y político valenciano Vicente Blasco Ibáñez. Después de que el convenio suscrito entre la citada entidad y el consistorio para el uso y exhibición de fondos del autor para el periodo 2012-2017, y prorrogado durante el pasado ejercicio, no se haya renovado, la entidad recurrirá al juzgado de lo contencioso-administrativo para que sea un juez quien decida a quien pertenece el legado de Blasco Ibáñez.
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Esta mañana, el alcalde Joan Ribó ha asegurado que «Blasco Ibáñez nos importa pero no podemos devolver a la fundación algo que es del Ayuntamiento». Ha afirmado que desde el Ayuntamiento se ha ofrecido a la institución «firmar un convenio» nuevo, «con más tiempo» y «aumentar la participación económica» prevista. Igualmente, ha destacado que también se ha ofrecido a esta entidad incluir en el acuerdo «la participación de la Generalitat» con el fin de que este «pueda tener un mayor peso». Ribó espera resolver el conflicto «de una manera amigable porque, si no, la única manera es en los tribunales». Y así será.
La propiedad de los fondos ha sido el escollo principal para que ambas partes lleguen a un acuerdo y, por tanto, para que el legado se quede en Valencia -la fundación estudia llevárselos a la Biblioteca Nacional. La entidad, que gestiona las piezas de la nieta del escritor Gloria Llorca Blasco Ibáñez, defiende que el conjunto documental y bibliográfico les pertenece. El legado de la nieta tiene dos partes. La primera fue cedida al Ayuntamiento por la descendiente en 1997. En 1999 Gloria Llorca revocó la donación y pidió la devolución apenas unos días antes de que expirara el plazo (dos años) ya que, según una de las cláusulas del acuerdo, podía solicitar «la recuperación de los bienes donados» si se incumplían las condiciones del acuerdo. Ella así lo consideró y presentó un escrito exigiendo el regreso. Después, sin haber retirado estos fondos, los legó a la Fundación. La segunda parte del legado es la que pertenece a la parte más íntima de Blasco Ibáñez, que la propia Llorca también donó a la entidad directamente, lo que, de no renovarse el acuerdo, podría retirarse sin problemas. Es ese legado inicial el germen del conflicto. El último informe jurídico elaborado por el Consistorio, al que ha tenido acceso a este periódico, detalla que Llorca no cedió los fondos «en calidad de depósito sino en virtud de donación» por lo que, aunque ella los trasladara a la Fundación, se trataba de unos fondos de los «no podía disponer». Será la justicia la que ahora aclare la cuestión.
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