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El escritor Javier Cercas, en Valencia. irene marsilla

«Como escritor soy un incendiario»

Javier Cercas presenta 'El castillo de Barbazul' en Valencia | «La desconfianza hacia la clase política es saludable para la democracia», afirma el novelista

Carmen Velasco

Valencia

Martes, 5 de abril 2022, 23:20

Javier Cercas (Ibahernando, 1962) ha publicado títulos esenciales de la narrativa española reciente, como 'Soldados de Salamina' (2001) o 'Anatomía de un instante' (2009). Crítico con el poder («Yo quiero políticos resolutivos, no carismáticos»), cree en el poder de la literatura: «Los libros sirven para vivir más, de una forma más rica y más intensa». En 2019 Cercas publicó 'Terra Alta', novela con la que obtuvo el Premio Planeta, cuya continuación son 'Independencia' (2021) y la última, 'El castillo de Barbazul' (2022), título que ha presentado en la librería Ramon Llull de Valencia.

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-En la última novela centra la trama en un depredador sexual, en este caso Rafael Mattson. Esta figura ha existido siempre en la literatura y en la vida. ¿Ahora es más visible y menos impune en la realidad?

-Indudablemente. La violencia contra las mujeres es un hecho desde que el mundo es mundo. No es una cosa que se haya inventado el #Metoo ni el Ministerio de Igualdad. Desde siempre la mitad de la población, es decir, los hombres han tenido a la otra mitad apartada, postergada, sometida o como lo queramos llamar. Aristóteles, pilar de la cultura universal, escribió que las mujeres son inferiores a los hombres y así se ha creído desde hace cuatro días. Los abusos contra las mujeres es uno de los temas de mis últimas novelas pero no es algo buscado, sino que ha surgido. Las mujeres alrededor del personaje de Melchor Marín han sufrido este tipo de violencia. El escritor es un termómetro de lo que ocurre y, quizá, por eso hablo de este abuso de poder. La violencia contra las mujeres no es un problema de derechas o de izquierdas, ni tan siquiera de las mujeres, sino de la sociedad. Las buenas causas hay que defenderlas bien.

«La violencia contra las mujeres no es un problema de derechas o de izquierdas, ni tan siquiera de las mujeres, sino de la sociedad»

-Hay un partido político que niega la violencia machista y la violencia de género...

-Tienen un problema y no acabo de entenderlo.

-Melchor Marín, protagonista de su última trilogía, se toma la justicia por su cuenta. El hecho de que la justicia llegue tarde da pie a un sinfín de tramas novelísticas, pero ¿realmente es así?

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-La pregunta central de mis tres novelas es si es legítima la venganza cuando la justicia no hace honor a su nombre. Cualquier persona mínimamente civilizada sabe que no se puede tomar, como Melchor Marín, la justicia por su mano. La justicia es lenta, sí, pero es lo único que tenemos. Más vale un culpable impune que un inocente en la cárcel. La ficción nos permite hacer cosas que no podemos hacer en la vida real. La literatura es, ante todo, un placer, como el sexo y también es una forma de conocimiento, como el sexo. La forma de conocimiento de la literatura no es como la del periodismo y la historia. La literatura de verdad pone en cuestión nuestras certezas y nos saca de nuestras casillas. La literatura es útil y nos purifica.

-Paca Roch apunta en 'El castillo de Barbazul': «Cuando oigo a un político hablar de moral, me echo la mano a la cartera». ¿El descrédito hacia la política cuándo surgió?

-No es de ahora; es un error pensar que es reciente. La desconfianza hacia la clase política es saludable. La democracia, que es el mejor instrumento que hemos inventado, se basa en la desconfianza del poder. 'Viva la ley, muera la autoridad' es mi lema.

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-Rosa Adell, la pareja de Melchor Marín, dice: «A Cercas ni caso, se lo inventa todo». ¿Qué pasará cuando ese tal Cercas deje de inventar?

-A veces no invento y escribo novelas en las que todo es verdad. La aparición de Javier Cercas es fundamental por la lógica cronológica de la trama de estos títulos. A mí me divierte aparecer y me lo tomo con humor. La risa es lo más serio que existe.

-¿Está bien vista la risa en la literatura?

-No concibo la novela sin humor o, al menos, sin ironía. La risa es moralmente saludable y el humor es un instrumento de conocimiento. El Quijote es el libro más divertido que existe pero somos muy zoquetes y no acabamos de entender a este hombre; creemos que es para académicos de Oxford y es justo lo contrario, es eminentemente popular. Hay un prejuicio absurdo contra la literatura popular: Cervantes y Shakespeare fueron populares en su época. La literatura ha de salir de su catacumba de literatos.

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-Blai, otro de los personajes de sus últimas novelas, llama a Melchor Marín el españolazo. Usted es muy crítico con el secesionismo catalán. ¿Leer a Cercas en Cataluña es un pecado españolista, una traición a la nació catalana?

-Ni una cosa ni la otra. Si critiqué y sigo criticando a los secesionista es porque actuaron de manera antidemocrática. No me da la gana de callarme sobre el asunto catalán porque soy un ciudadano de pleno derecho y expreso mis opiniones. Como ciudadano soy prosistema, porque el sistema se llama democracia, pero como escritor soy un incendiario que intenta poner en cuestión nuestro mundo.

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-ABC le otorgó en 2021 el premio periodístico Mariano de Cavia por el artículo 'La revolución de los ricos' (El País Semanal) en el que apuntaba que el secesionismo catalán ni es progresista ni aliado de los pobres. No sé si ve ese riesgo secesionista en la Comunitat Valenciana...

-No veo ese riesgo. No me parece una buena idea separse, porque yo aspiro a la integridad de España y sus comunidades autónomas en una Europa Federal y es lo único que puede preservar la paz.

-Putin es un villano. ¿Es Zelenski un héroe de novela?

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-Rusia no tenía ningún derecho a hacer lo que ha hecho, ha actuado salvajemente. Héroes hay muy pocos. Me he pasado la vida averiguando qué es un héroe, que es la excelencia moral. Zelenski se ha convertido en un símbolo, no ha salido corriendo como han hecho otros y se ha quedado en su sitio. Hay tipos normales y corrientes, como Melchor Marín, que son capaces de jugárselo todo por una causa justa. ¿Es Zelenski así? No lo sé, pero el presidente de Ucrania es consciente de lo que representa.

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