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La muestra se podrá visitar hasta el 10 de septiembre en la Biblioteca Valenciana. :: damián torres
Cuando Azorín fue  Ahrimán y Cándido

Cuando Azorín fue Ahrimán y Cándido

La Biblioteca Valenciana desvela en una muestra aspectos inéditos del autor como los otros seudónimos con los que firmó

N. CAMACHO

Domingo, 21 de mayo 2017, 12:51

En 2017 se han cumplido 50 años del fallecimiento del escritor alicantino José Martínez Ruiz 'Azorín' (Monóvar, Alicante, 8 de junio de 1873-Madrid, 2 de marzo de 1967). Pero antes de bautizarse con ese seudónimo, el literato fue también 'Ahrimán', el dios persa de la destrucción, o 'Cándido'. Con el primer nombre colaboró en el diario 'El Pueblo', fundado por Vicente Blasco Ibáñez, y con el que, años más tarde, mantendría una importante enemistad.

Estos y otros muchos detalles de su prolífica vida personal y, sobre todo, intelectual, se pueden descubrir en la exposición que recientemente se ha inaugurado en el Monasterio San Miguel de los Reyes. La exposición 'Azorín en la Biblioteca Valenciana' se sirve de más de un centenar de documentos entre libros, cartas, fotografías, grabaciones, periódicos y carteles donde desgranar no sólo su importancia sino sus múltiples facetas creativas y profesionales.

El Azorín literato, el académico, el periodista, el político, el crítico de cine, el dramaturgo e, incluso, el Azorín anarquista de sus inicios... todos ellos aparecen por la sala inundada no sólo de ejemplares de los propios fondos de la institución sino también de otro tipo de documentos más personales y poco accesibles para el público.

Llaman mucho la atención sus primeros posicionamientos ideológicos, que el alicantino abrazó en su juventud y con las que llegó a coincidir con Vicente Blasco Ibáñez. Fue esa visión crítica de la realidad española lo que les unió. Tal fue su relación que compartieron amistad, aunque el paso del tiempo y el abandono de Azorín de esa mentalidad revolucionaria hizo que sus lazos se fueran rompiendo. Tal es así que en esta exposición se puede encontrar una dedicatoria inédita del literato a su «amigo y compañero» Blasco Ibáñez. Un rúbrica plasmada en el libro 'Pecuchet demagogo', que da buena cuenta de como su amistad fue mutando y de lo que Azorín llegó a pensar del autor de 'Cañas y barro'.

Pero en la exhibición, en la que además se puede dar buena cuenta de la relevancia de los fondos de la Biblioteca Valenciana, también se puede apreciar el doble intento del alicantino de convertirse en académico, la primera vez en 1913 y ya luego en 1924, cuando accede a la institución.

La relación de Azorín con Juan Gil-Albert, plasmada en una carta manuscrita por el propio literato, ya con 90 años, -en la que se refleja el temblor que ya invadía sus ancianas manos- o su pasión por el Quijote, plasmada en 'La Ruta del Quijote', de la que se guardan en la institución traducciones al alemán o al noruego, dan cuenta del impresionante legado cultural dejado por el alicantino.

Mónovar, su pueblo natal, cobra una significada presencia en la muestra a través de carteles y fotografías antiguas que reproducen el entorno en el que creció el escritor. Su particular voz, además, resuena en la exposición a través de una grabación obtenida por Ignacio Soldevila, profesor universitario, que entrevistó a los miembros de la importantísima Generación del 98, a la que fue el propio Azorín bautizó de esta manera. El coordinador de Actividades Culturales de la Biblioteca Valenciana, Miguel Carlos Muñoz, es el encargado de descubrir esos aspectos inéditos sobre la vida del autor de 'La voluntad'. Muñoz defiende la relevancia que Azorín tuvo entre este conjunto de intelectuales ya que el fue, junto a Pío Baroja y Ramiro de Maeztu los que fundaron el Grupo de los Tres, germen de la generación que unió a esos escritores críticos y desencantados con la España que perdió las colonias.

La Biblioteca Valenciana ha seleccionado este centenar de documentos entre las múltiples referencias que tiene del autor alicantino. Muchas de ellas provienen de la generosidad de los donantes que han ido, a lo largo de los años, donando sus bibliotecas a la institución. La figura de Azorín cobró mucha importancia en las colecciones que el propio Soldevila o Blas Carbonell cedieron a los fondos de la entidad. También cobran relevancia las contribuciones de Laureano Robles, experto que investigó la figura y obra de este escritor.

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