Deconstruyendo a Sorolla

Otra forma de mirar a los clásicos. Una manera distinta de pintar. El artista malagueño Julio Anaya ha convertido el cartón de desecho en soporte para su creatividad. Es la particular interpretación de un joven artista que por este camino saca la pintura de los museos acercándola a nuevos espacios en lo que concibe como «una desacralización del arte».

Ahora Joaquín Sorolla, Ignacio Pinazo, Ferrándiz, Salas y Muñoz Degrain se pueden admirar, bajo esa nueva óptica de Anaya, en la galería Plastic Murs de Valencia, donde esta tarde el creador malagueño inaugura una exposición con una decena de piezas que se podrán contemplar hasta el próximo 8 de febrero.

Recrea sobre el cartón 'Rocas de Jávea y bote blanco', de Sorolla. Y lo mismo hace con varios bocetos que el pintor de la luz realizó para el encargo de la Hispanic Society. 'Los mayos', de Ignacio Pinazo; 'La chica de las flores', de Emilio Sala; 'Orfeo amansando a las fieras', de Ferrándiz o 'Panorama de Aragón', de Muñoz Degrain son otras obras en las que se ha detenido. A estas intervenciones pictóricas sobre cartón acompaña el trabajo de Anaya sobre la obra 'La decapitación de San Pablo', del también valenciano Enrique Simonet. En este caso se trata de un trabajo sobre hormigón.

La contemplación de las piezas que cuelgan de las paredes de la galería permite descubrir el viaje del artista que da título a la muestra 'Ida y vuelta'. A ese concepto responde la colección que presenta en Valencia, al deseo de mirar el arte clásico, del que es gran admirador –ayer vestía camiseta con estampación de una obra de Velázquez– y traerlo al siglo XXI. Pero al mismo tiempo permitir al espectador de hoy mirar la pintura del pasado.

Julio Anaya recoge cartones de desecho en descampados y contenedores. Les aplica el tratamiento requerido para convertirlos en adecuado soporte para la pintura y se pone manos a la obra. Sobre ellos, en los que queda la huella del siglo XXI, recrea obras de sus admirados artistas. Lo hace respetando los rótulos que puedan estar impresos en el cartón, la huella de los desgarros o incluso los restos de suciedad que pudieron adherirse al material que le sirve de soporte. La impronta de hoy, la de un artista a quien además del academicismo le interesa el arte de la calle, donde también ha pintado trampantojos y su particular visión de artistas como Monet, Vermeer o Rubens sobre paredes y muros de hormigón. Parte siempre de una fotografía porque, como el propio artista explicó a LAS PROVINCIAS, reproducir el marco que abraza a la pintura en los museos que la albergan forma parte de sus composiciones y así se puede contemplar en esta muestra.

La exposición no sólo ofrece pintura dentro de la pintura. También historia del Arte. Julio Anaya ha traído a Valencia sus composiciones a partir de obras de artistas valencianos, pero llegan acompañadas de detalles que hablan de trayectorias creativas.

Todas las obras que recrea se encuentran en salas malagueñas. Las hay del Museo de Málaga, también de la sede del Museo Thyssen en esta capital. Y Anaya ofrece detalles que hablan de la relación entre las dos ciudades. Ferrándiz estuvo en la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo «y se trajo a Muñoz Degrain, que acabó siendo maestro de Picasso». Lo advierte el título: 'Ida y vuelta' en el que es un viaje al arte.