'Elektra' busca sorprender en Les Arts

El Palau de les Arts se viste de gala para recibir a 'Elektra'. El día 18 se estrena la ópera cumbre de Richard Strauss bajo la batuta de Marc Albrecht y con la dirección escénica de Robert Carsen, experto en el compositor germano que ayer se refirió a la pieza como «la obra maestra de Strauss». La llegada de 'Elektra' al escenario operístico valenciano supone la recuperación del repertorio alemán, desde hace una década ausente del coliseo valenciano.

La obra, que incluye un amplio repertorio femenino, llega con voces de primera línea que también debutan en la capital del Turia. La soprano sueca Irene Theorin, interpretará a Elektra. La estadounidense Sara Jakubiak se subirá al escenario como Crisotemis y la mezzosoprano alemana Doris Soffel será Clitemnestra. Les acompañará la Orquesta de la Comunitat Valenciana en uno de sus mayores despliegues, con un centenar de músicos. Tres alumnos del Centro de Formación Plácido Domingo estarán entre los cantantes de la que es la principal apuesta del coliseo para esta temporada.

Jesús Iglesias, director artístico de Les Arts, puso el acento en esta circunstancia que hace referencia al programa previsto para este año y destacó que el montaje que, además de la función del estreno se podrá ver los días 21, 24, 27 y 30 de este mes, promete para el público valenciano el «nivel de las grandes capitales europeas» de la mano de una obra que llega con «una fuerza expresiva que no dejará indiferente a nadie».

Durante la presentación de la obra, que tuvo lugar ayer, quedó muy claro que la pieza supone un reto para cualquier teatro. Y lo es, tanto por las exigencias dramatúrgicas como por las orquestales –de ahí la participación de 103 músicos–. Pero también encierra una elevada exigencia técnica, de producción y de selección del reparto. El montaje que podrá disfrutar el público valenciano es una producción de la Opéra National de Paris, basada en una coproducción original del Teatro del Maggio Musicale Fiorentino y Tokyo Opera Nomori, que podrá verse el 18, 21, 24, 27 y 30 de enero.

Carsen dio a conocer ayer que en su concepción de la obra no escogió un contexto, ni un lugar. Su visión de 'Elektra' viaja al interior de los sentimientos. Ahí está esa vertiente psicológica de una composición dramática que Strauss escribió casi al mismo tiempo que el psicólogo austriaco desarrolló sus teorías sobre el psicoanálisis. La obra se adentra en las relaciones familiares, muestra lo que sueñan los personajes, sus miedos y su paranoia. «Debió ser un gran shock cuando salió y lo sigue siendo», comentó Carsen.

El responsable artístico de la pieza que llenará el escenario del coliseo con una composición de la que destacó la «expresividad de su música», insistió en que se trata de una ópera que traslada «lo que se siente». Carsen no ha querido distraer con las luces la fuerza de los sentimientos que emanan del texto y la partitura de 'Elektra'. Para acentuar el «enorme grado de emociones», un coro de movimiento formado por 20 bailarinas conceder mayor visibilidad a cuanto recorre el interior de Elektra. El director escénico habló de una «expansión casi cubista» de los miedos de la protagonista. Las instalaciones de Les Arts recibieron halagos de Carsen, quien consideró que la poducción que llega con él «parece hecha para este teatro».

La destacable presencia femenina en el libreto fue una de las cuestiones en las que hizo hincapié la soprano Iréne Theorin, que interpreta uno de los papeles más exigentes que se han escrito para una soprano y que le reclama estar toda la obra sobre el escenario.

Theorin hizo hincapié en que es «inusual» encontrar óperas en las que la presencia de mujeres protagonistas es mayor que la de hombres. De esta afirmación pasó a manifestar que «confía en que los autores contemporáneos cambien» este hecho de Cara al futuro. La soprano, especialista en el repertorio alemán dramático, ya se vistió de Elektra en París, Múnich, Salzburgo, Estocolmo y Dresde. Doris Soffel, que interpreta a la madre, también tiene experiencia en esta obra a la que considera que Carsen le concede una «nueva dimensión».

Todo está preparado para iniciar un año operístico que se abre con mayúsculas de la mano de un montaje con libreto de 1907 presentado con una producción «diferente» y con «otro tipo de estética», nueva línea que según Iglesias se quiere mantener al mismo tiempo que sigue lo habitual en busca de «equilibrio» en la programación.