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Jonn Banville, en un hotel madrileño donde presentó su última novela negra, 'Los ahogados'. Borja Sánchez Trillo

John Banville

Escritor
«España va mejor que Irlanda en materia de memoria histórica»

El escritor regresa como Benjamin Black, pseudónimo con el que ha firmado 'Los ahogados', la última entrega de su saga negra

Sábado, 1 de marzo 2025, 00:04

John Banville es un hombre de dos caras. Por un lado, está el escritor irónico, cachazudo, que firma deslumbrantes novelas llenas de ritmo musical e imágenes poéticas en las que se revitalizan los mitos clásicos. Y luego está el otro John Banville, que se transforma en el autor que crea turbadoras y críticas novelas policiacas y que se oculta bajo el pseudónimo de Benjamin Black, aunque todos saben quién se esconde detrás. Con esta segunda piel, la del hombre que cultiva el género negro, se está paseando por España para presentar 'Los ahogados' (Alfaguara), una ficción ambientada en la Irlanda rural. «En Irlanda tenemos el don de olvidar demasiado rápido. Permitimos que la Iglesia hiciera cosas terribles a las mujeres, los jóvenes, los niños y la gente en general», asegura Banville, quien arguye que los irlandeses se obstinan en mirar al futuro sin ajustar antes cuentas con el pasado. «España va bastante mejor que Irlanda en lo que atañe a la memoria histórica».

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Ganador de los premios Booker y Princesa de Asturias, Banville pone a investigar en esta nueva entrega al inspector Strafford, quien recluta para sus pesquisas al brillante y perspicaz doctor Quirke. A medida que avanzan las indagaciones, el pasado reverbera con fuerza, circunstancia que amenaza con cambiar la vida de todos.

Banville goza de mejor reputación literaria en España que en su propio país, toda una paradoja que el escritor atribuye al trabajo de sus editores. El novelista traza algunos paralelismos entre las dos naciones, similitudes que ahorman el sentir colectivo. «Cuando llegué aquí, en los años 60, España era muy irlandesa, si se exceptúa la comida, la bebida y el clima. Aquí gobernaba un dictador; nosotros teníamos otro. Tenemos en común la presencia muy marcada de la Iglesia católica. En aquellos días España era un estado policial e Irlanda también».

Banville abomina de la historia de la Iglesia católica en su país, circunstancia que le ha ocasionado problemas y una mala fama entre sus compatriotas. «No soy lo suficientemente irlandés para los irlandeses». Recuerda que, de niño, cuando tenía unos diez años, vio a una mujer embarazada. Cargaba con dos chiquillos, uno de la mano y otro en un cochecito. «La mujer se cruzó con un cura y se tuvo que bajar de la acera para dejar pasar al sacerdote. Eso hoy día seguramente no pasaría».

«Idea del infierno»

¿Y cree que la mujer está más afianzada en el mundo que el hombre, que suele ser acusado de inmadurez? El escritor cuenta que allá por 1967, cuando en California vivía momentos de exaltación hippy, conoció a su mujer. Ambos estaban convencidos de que en poco tiempo todos, sin distinción de sexo, vestirían igual y desempeñarían los mismos trabajos. Se equivocó de cabo a rabo. Pero fue en Francia cuando tomó verdadera conciencia del problema de la desigualdad. «Daba una charla en la universidad y comí en una sala con trece hombres. Me dije: 'Esto es mi idea del infierno. Si me tuviera que quedar aquí para siempre, sería horrible'».

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Algo tendrán los escritores irlandeses cuando cuatro de ellos (Yeats, Bernard Shaw, Beckett y Seamus Heaney) han ganado el premio Nobel de Literatura, un galardón que, sin embargo, siempre ha sido esquivo con Banville. No se muerde la lengua, ha dicho cosas que deben de haber disgustado a la Academia Sueca y da por seguro que la distinción le seguirá dando la espalda. En todo caso, el desdén es recíproco, porque Banville no ha leído a la última ganadora del premio, la surcoreana Han Kang. «Leo poca ficción».

'Los ahogados' es la entrega policiaca con mayor fuste literario de toda la saga. El autor se desdice de palabras anteriores en las que anunciaba su inminente retirada literaria después de publicar 'Las singularidades', en 2023, algo que se le pasó por la cabeza a raíz de un trauma personal. «Mi mujer falleció hace tres años y en ese momento pensé que no me quedaba mucho para visitar el mundo de los muertos, o al menos que mi cerebro iba a dejar de funcionar, pero resulta que no. He sobrevivido y tengo que continuar».

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Ahora está inmerso en la tarea de escribir su propia autobiografía, aunque no dejará de ser una novela, ya que incluye una buena porción de mentiras. Y es que Banville tiene poca fe en la autoficción. «No me resulta interesante plasmar y escribir mi vida real. Sé que hay novelistas que sí lo hacen, pero a mí me parece algo sumamente aburrido; no podría hacerlo. El arte es inventar y, para hacer arte, hay que imaginar, porque la imaginación es lo que hace que las cosas sean reales».

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