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'Cualquier verano es un final' (Alfaguara) es la novela número once de Ray Loriga (Madrid, 1967) y la primera tras recuperarse un ... tumor cerebral. En su última obra aborda cuestiones de calado filosófico, como desear morirse o querer vivir. Sin la situación personal sobre la enfermedad que vivió el autor, «la novela no habría salido o no habría salido así». Yorick, uno de los protagonistas de 'Cualquier verano es un final', ha sufrido la extirpación de un tumor cerebral que le ha dejado consecuencias (dificultades en el habla, pérdida de oído, etcétera) como al novelista. Yorick, afirma el escritor, no es el personaje con el que más se ha implicado aunque tenga muchas cosas de él.
'Cualquier verano es un final', que presenta en la librería Ramon Llull de Valencia el miércoles 8 de febrero, no es una novela triste ni solemne sobre el suicidio o la muerte, temas que aborda. «Un escritor nunca debe aburrir», lo dijo Patricia Highsmith y lo secunda Loriga. «Un novelista ha de llevar al lector de la mano y hacerle bailar un vals o lo que sea desde el principio al final», apunta. Tampoco lanza mensajes de optimismo tóxico ni de autoayuda: «La muerte de los demás es aterrador, pero la muerte desde dentro no es tan importante». El escritor no es de los que piensa que una experiencia como la suya «te convierte en una persona distinta ni maravillosa».
Es una obra sobre la amistad, la amistad entre dos hombres: Luiz, que quiere dejar de vivir y acude a Suiza para poder morir, y Yorick. No es cursi, es tierna. «Para mí la amistad es amor», afirma el autor de 'Sábado, domingo', y lo es con menos condiciones que otros vínculos afectivos. El amor de pareja «tiene una tensión añadida, que es la construcción de algo. Esto daña muchas relaciones». Esta situación de rendir cuenta al otro no suele darse, matiza, entre amigos.
En sus 30 años como novelistas ha hecho amistades dentro de la literatura: «Tengo escritores que son grandes amigos y otros íntimos que no tienen relación con la literatura». Hace más de 20 años The New York Times le definió como «estrella del rock de la joven narrativa». Fue, recuerda Loriga, por 'Tokio ya no nos quiere'. «Se quedó un poco esa frase, pero estaba incluida en una crónica más extensa de la literatura europea. No me hizo ningún daño».
Es un novelista respetado por la crítica y con un público fiel. «En una carrera larga hay picos y valles; algunos títulos se venden muy bien y otros no tanto. Si no hubiera tenido un número de ventas suficiente no estaría tres décadas después publicando», relata. Una etiqueta que acompaña a Ray Loriga es la de autor de maldito. «No sé lo que significa. Entiendo lo que es un escritor de culto, pero no maldito», afirma.
El autor de 'Lo peor de todo' y 'Héroes', que rodó en el cine 'Teresa, el cuerpo de Cristo, con Paz Vega como protagonista, no tiene proyectos en el cine más allá de guiones y colaboraciones y tampoco es ajeno al audiovisual. «Las series han ocupado el tiempo de los libros y sirven como excusa perfecta para no leer o para leer todavía menos. Cuando la gente habla de la menor capacidad de atención por el móvil, no lo dudo pero yo recuerdo que cuando era pequeño de una clase de 40 alumnos sólo había dos niños a los que les gustaba leer. Yo era uno de ellos y éramos los raros. Entonces sólo había dos cadenas de televisión», recuerda. «Leer está en la maleta de las pasiones no de las obligaciones y por eso todas las campañas de fomento de la literatura son un fracaso», concluye.
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