Los papeles del jefe de los espías que sólo quería proteger al Estado
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Los periodistas Juan Fernández Miranda y Javier Chicote presentan en el Aula LAS PROVINCIAS su libro sobre el jefe del Cesid, Emilio Alonso Manglano
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Los periodistas Juan Fernández Miranda y Javier Chicote presentan en el Aula LAS PROVINCIAS su libro sobre el jefe del Cesid, Emilio Alonso ManglanoLos periodistas Juan Fernández Miranda y Javier Chicote, han presentado este martes su libro 'El jefe de los espías' en el Casino de Agricultura de Valencia, en el marco del Aula LAS PROVINCIAS. En un encuentro conducido por el adjunto al director del periódico, Pablo Salazar, los autores han narrado el proceso de construcción de un relato hilado a partir de un exhaustivo trabajo de documentación en los archivos personales de uno de los personajes que han acabado marcando la historia de España, el general Emilio Alonso Manglano, responsable máximo de los espías del Cesid en los años 70 y 80. Al acto también ha asistido el director de LAS PROVINCIAS, Jesús Trelis, y el jefe de Coordinación del diario, Jorge Alacid, junto a unas 80 personas reunidas para la presentación, entre ellas las hermanas del propio protagonista de la novela, Adeli, Carmen y Pilar.
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'El jefe de los espías' es fruto de una investigación llevada a cabo por Chicote y Fernández Miranda, ambos periodistas del diario ABC, a raíz de nueve cajas de 60 litros cada una, de documentación de los archivos personales de Manglano, repletas de papeles y secretos de estado, con los que han logrado reescribir la cara B de este país. En esos papeles, facilitados en su día por la familia, hay pasajes que van desde los negocios menos conocidos del Rey emérito, a los entresijos de los gobiernos de Felipe González o de José María Aznar, e incluso episodios de prensa rosa, hoy de actualidad, como el supuesto chantaje de Bárbara Rey. Y es que el hallazgo tiene algo de insólito, porque no todos los días un espía saca de la caja de los secretos todos los suyos para que otros puedan encontrarlos, aunque sea después de su muerte. Su archivo, escrito a mano cada día a lo largo de toda su vida, ha permitido revelar importantes hitos de un país en el que algunos de los principales secretos aún siguen bajo llave. «El archivo de una vida. Sus agendas desde el 81 al 98, del día a día del jefe de un servicio de inteligencia», según ha explicado Fernández Miranda. «Me sentí afortunado de tener los papeles del hombre mejor informado de España durante veinte años», ha reconocido Chicote.
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El libro, que arranca con unos ejercicios espirituales en el 63, en los que desvela una vocación temprana para ser sacerdote, acaba girando en una trepidante historia militar, que culmina en la jefatura de los espías del país. Después de un golpe de estado, elegirlo jefe de inteligencia no era una decisión fácil, pero el ministro de Defensa, Alberto Oliart lo tuvo claro en el caso de Manglano. Y eso, a pesar de que Manglano no tenía el rango militar necesario para ocupar el cargo. Pero, el ministro lo solucionó en un despacho con el Rey. El libro sobre el director del Cesid, de mentalidad «conservadora, liberal y compleja»según los autores, describe pasajes en los que el protagonista no se siente cómodo en el conocimiento de delitos de importantes personajes públicos. «Se tuvo que comer más de un sapo», ha dicho uno de los autores, que ha recordado un episodio en el que Mariano Rubio, entonces gobernador del Banco de España, le confesó la existencia de un fondo de dinero negro de su propiedad. «Pero, cuando conocía esas cosas no iba corriendo a los juzgados, porque su misión era proteger al Estado«, ha señalado Chicote. Una labor, «prolífica y exitosa» que ha servido para prestar un servicio al Estado.
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La novela no elude uno de los grandes temas de actualidad, que en su día ya aparecieron en los papeles de Manglano: los dos problemas del rey Juan Carlos. «Uno monetario y otro de mujeres», ha señalado el periodista Javier Chicote. En los documentos aparece el dinero que utilizó el monarca para financiar la Transición. «Había que poner en marcha un país nuevo. Aquí lo puso el Rey Juan Carlos, como recoge una nota de Manglano. Hizo un trabajo bárbaro en un tiempo récord, para convertir una dictadura en una democracia. Pero pronto se dedicó a temas más prosaicos y dejó de estar centrado en sus labores porque ya había hecho su gran trabajo», han narrado los autores. Y fue precisamente el jefe de los espías quien decidió «dar un paso adelante, pedir audiencia con el Rey y decirle que estaba descuidando sus funciones», ha contado Fernández Miranda, que cree que «hubo una sobreprotección hacia el monarca» que sólo el protagonista de la novela supo advertir. «El nivel de información que manejó era monumental».
En el libro hay también un capítulo dedicado a un almuerzo con el exministro valenciano de Interior Antonio Asunción, para la que Manglano se vistió de jefe de los espías. «Asunción le hizo una radiografía de cómo funcionaba el ministerio en esos momentos. Se ganó su confianza hablando de vendedores de naranjas que llevaban una blusa y tacos de billetes agarrados con una cuerda, y en esa charla, Asunción le contó cómo se manejaban los fondos reservados, o lo que sucedió con la fuga de Luis Roldán», han explicado los periodistas. «Le hizo una autopsia al ministerio».
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Con el libro, ambos autores han querido «elevar al personaje a un nivel periodístico. Cometió errores, pero se ha sido injusto con él. Su figura se sostiene sola», han concluido.
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