Miércoles, 2 de mayo 2018, 00:03
Alodia Clemente abrió hace unos tres años La Rossa en el barrio de Benimaclet. Era el primer establecimiento en Valencia el que sólo se vendían obras escritas por mujeres. Se instaló en Benimaclet y, pasado este tiempo, acude al certamen literario «para darnos a conocer fuera del barrio». «Parece que a la gente le cuesta desplazarse en esta ciudad, así que aquí, durante estos días vamos a intentar ganar en visibilidad», confiesa. Asegura que en su debut en la Fira ha intentado «traer un poco de todo». Pero siempre, bajo la singularidad que hace especial su establecimiento. Una librería que, por cierto, ha tenido que cerrar para poder trasladares a Viveros durante estas semanas. «Tenía ganas de venir a la Fira. Siempre hay mucho ambiente», concluye.
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